La medicina china se llama Seguridad Social

Mucha gente ha asumido que las medicinas orientales son muy sabias. Y efectivas. ¡Qué le haremos! Contra los naifs la batalla está perdida. Es machar en hierro frío. La razón es simple: estamos ante un dogma de fe. Y los dogmas de fe, ya lo sabemos que son imbatibles. Por eso tienen un doble vertiente -son un dogma y están tocados por la fe- que los hace inmunes a los razonamientos. Acostumbran a ser gente que te repiten que las multinacionales y las farmacéuticas nos están envenenando. Puede ser. Pero la gente no se muere ni a fum de sabatots. ¡Cada vez se viven más años!

Mezclado con todo esto, supongo que habrán observado que a menudo nos muestran chinos en el parque haciendo ejercicios extraños. Unos movimientos lentos que, dicen, son de una gran sabiduría. Le llaman Taichí. Cada mañana, manos a la obra en el parque. Supongo que con tantos millones cómo son en China, no hay parques para todos -cuando yo la he visitado la he visto llena de rascacielos de estética Bellvitge pero mucho más altos y apretados-. Digo yo que deben de practicar el Taichí en el balcón.

Si hago broma sobre todas estas cosas, no es porque reniegue de algunas de las cosas positivas que todas estas prácticas conllevan. Simplemente, reivindico un hecho evidente: no constituyen ninguna solución global. De hecho, me hizo dar cuenta mi hijo hace años. "¿Si la medicina china es tan sabia, por qué hasta que llegó Mao la gente se moría tan joven?", me planteaba. Esa es la cuestión. En resumen, les aporto algunos datos, puesto que charlar por charlar ya están las tertulias radiofónicas. Miren qué dice Statista:

Gràfic

Hay dos maneras de leer esta estadística. Una es que siempre hay alguien dispuesto a aplastar la guitarra al progresismo naif. Y este soy yo en colaboración con aquellos que recogen datos. La otra es que hasta que no se instauró la medicina pública, las cosas no avanzaron. La "sabia" medicina china hacía que la gente viviera solamente hasta los 33 años, mientras que en España -medicina tonta, por el mismo año- la gente vivía, de media, hasta los 60 años. Casi el doble. El ejemplo vale para cualquier país.

Nadie puede renegar de la sanidad pública. Tampoco de las multinacionales ni de las farmacéuticas. La mortalidad tiene un nombre: falta de medicina pública que colabore con la industria médico-farmacéutica y la iniciativa privada. El último episodio de pandemia nos lo recuerda. Para los curiosos y observadores inquietos. De la gráfica también se pueden deducir hechos macabros. ¿Ven la parada entre los sesenta y los setenta? Encaja con las fechas de grandes matanzas provocadas por la Revolución Cultural de Mao y la pandilla de su mujer. Millones de muertos. Tuvieron una vida corta.

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