Nuestra melé

En el rugby hay una jugada, una figura, que se realiza para reiniciar el juego cada vez que se para el partido, por decisión del árbitro, mayoritariamente debido a una falta. En el mismo punto donde se ha cometido la infracción o detención del juego, los ocho delanteros de los dos equipos forman un bloque de tres líneas agachándose y cogiéndose por los hombros. Crean una figura compacta: la melé. No se ven ni sus cabezas. Se ve un equipo que, con fuerza y estrategia, lucha por recuperar el balón y transportarlo, por debajo del túnel que han creado, hasta el medio melé, el jugador de su equipo que espera fuera de la formación. Es una figura que, para mí, tiene algo artístico, tanto en lo estético como en el significado.

Este término proviene del francés y, de hecho, el rugby le cambió el significado originario. La palabra francesa "mêlée", antes de aplicarse al rugby, quería decir aglomeración sin orden de personas. Pero éste transforma su significación, puesto que la melé en este deporte es justamente una aglomeración ordenada de personas.

Y a veces visualizo así a las empresas, a los equipos que las forman. Así nos veo a Gemma Fontseca, a Josep Maria Casas, a Aleix Ramírez, a Oriol Hermosilla, a Carles y a mí; bien cogidos, coordinados, con la fuerza del equipo, con la empenta del nosotros. Nos visualizo en nuestra melé, ante un panorama mediático cambiante, rápido, a veces agresivo, con apariciones de nuevos medios, de nuevos canales…

Melés dels equips de rugbi de França i Itàlia durant el Campionat de les Sis Nacions femenines de 2014 | Vikipèdia (Caroline Léna Becker)
Melés de los equipos de rugby de Francia e Italia durante el Campeonato de las Seis Naciones femeninas de 2014 | Wikipedia (Caroline Léna Becker)

En la melé, de hecho, importan mucho las posiciones de cada jugador; cada miembro tiene su rol. La primera línea la forman los talonadores y los pilares, son los jugadores más fuertes y con más peso del equipo, los que envían la pelota hacia atrás con los talones. En la segunda línea se ponen normalmente jugadores altos que sirven de nexo de la formación y dan fuerza a la primera línea. En la tercera hay tres jugadores que compactan la formación y que tendrán que salir corriendo cuando el balón vuelva a juego: uno en el centro y dos en los laterales, las alas.

"Cuando tenemos que formar posiciones, el descuido de uno nos afecta a todos. Y esto lo tenemos muy presente los digitales"

Un hecho curioso: una vez que el árbitro ha designado el lugar donde se tiene que hacer la melé, los equipos tienen 30 segundos para formarla. Pasa lo mismo en las empresas, los equipos no podemos despistarnos. Cuando tenemos que formar posiciones, el descuido de uno nos afecta a todos. Y esto lo tenemos muy presente los digitales.

Del rugby a la empresa

Estamos acostumbrados a escuchar razonamientos, análisis y grandes aprendizajes sobre el fútbol (soccer) que son aplicables a la vida y a la empresa . En la boca de muchos se escuchan con frecuencia frases de Johan Cruyff y Pep Guardiola utilizadas para inspirar equipos. Y con todo el sentido, no me malinterpretéis. Pero hoy quiero aprovechar estas líneas para reivindicar algunas de las cosas que podemos aprender del rugby, conocido mundialmente como el deporte de los caballeros, y que son aplicables al mundo de la empresa. Entendamos caballero, en este caso, como aquella persona -¿añadimos las mujeres a la definición?- de carácter noble, galán, con buenas formas, incluso generosa.

Destaco tres, para no hacerlo demasiado largo.

Generosidad con el equipo. El rugby es un deporte de equipo. No existen los individualismos. Su capacidad como equipo va mucho más allá de las capacidades individuales de cada miembro. Su filosofía va muy en línea con aquello que decía el jugador de baloncesto Magic Johnson, que la clave estaba en no preguntarse qué puede hacer el equipo por ti, sino pensar qué puedes hacer tú por el equipo. De hecho, la frase originariamente la dice John F. Kennedy, pero en clave de país ("No te preguntes qué puede hacer tu país...). Y en las empresas, ésta tendría que ser una práctica habitual: "¿Qué puedo hacer yo por mi equipo?"

La fuerza de los roles. Quizás el estereotipo más extendido de jugador de rugby es el de un chico musculado y ancho, de menos de 1,75 cm de altura y un peso superior a 100 kg. Pero la realidad es que todos los equipos de rugby -tanto amateurs como profesionales- están formados por diferentes somatipos: hay armarios, sí, pero también se necesitan chicos altos -que puedan saltar la touch y coger la pelota a tiempo-, y chicos delgados, ágiles y escurridizos que puedan esquivar los placajes y llegar rápido a la otra punta del campo. El equipo se empodera cuando se conocen, valoran y potencian los roles de cada uno de los miembros que lo forman. Pasa en el campo y pasa en la empresa.

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El tercer tiempo. En el rugby hay una tradición cuando apenas el árbitro pita el final de partido: el equipo local invita a una comida -sea comer o cenar- al adversario y, todos juntos, comentan el partido. Se le llama el tercer tiempo y, dentro de la filosofía del rugby, es tan importante como el juego en sí: sirve por cofraternizar, para resolver los conflictos del campo, para tratar a tu contrincante con respeto y compartir con él un rato. Hay varias teorías sobre el origen de esta práctica. Una de ellas se remonta al año 1873, en un partido entre Escocia e Inglaterra. Los locales invitaron a los adversarios a cenar para que no tuvieran que hacer el viaje de vuelta con el estómago vacío.

Me gusta cuando veo que los colegas de profesión nos tratamos de este modo. Cuando, después de las ruedas de prensa, unos y otros compartimos inquietudes, buenos deseos y vivencias. Cuando después de publicar un buen reportaje, recibo mensajes de periodistas de otros medios comentando el artículo. Cuando hacemos un hueco para hacer una cerveza y exponemos nuestras estrategias y puntos de vista, a pesar de que, en principio, implique mostrar nuestras hojas de ruta internas ante la competencia.

No perdamos nunca esta vía que hemos encontrado para celebrar, a nuestra manera, el tercer tiempo. ¿Cuántos sectores pueden decir que hacen esto con su competencia?

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