consejera delegada de Intermedia Comunicació

Ser una amapola muy alta

15 de Septiembre de 2024
Act. 15 de Septiembre de 2024
Aina Rodríguez | VIA Empresa

Anna Schlegel escribió un interesante artículo sobre el síndrome de la amapola alta (The Tall Poppy Syndrome) en este diario. Sucede cuando las mujeres son atacadas, resentidas, no les gustan por muchas razones, son criticadas o recortadas debido a sus éxitos. No es que sea mi caso, porque no me considero muy alta, pero es un fenómeno que he observado con atención en mis quince años de contacto con el mundo laboral en una agencia de comunicación y relaciones públicas.

 

Si tuviera que definir si la comunicación es una profesión con rasgos femeninos o masculinos, me inclinaría a decir que es femenina, porque, al fin y al cabo, es una habilidad que las mujeres dominan de forma natural. Algunas de las principales virtudes del género femenino son la empatía, la honestidad, la inteligencia emocional y la generosidad. A pesar de esto, el entorno en el que yo trabajo es mayoritariamente masculino porque los líderes empresariales e institucionales catalanes son casi todos hombres. Les recuerdo los datos del estudio del Observatorio Dona i Empresa de la Cámara de Comercio de 2024: el 74,4% de las personas en posiciones directivas en Catalunya son hombres. Y según datos del Instituto Catalán de las Mujeres de 2020, el 77% de los representantes políticos catalanes son hombres.

"Sucede cuando las mujeres son atacadas, resentidas, no les gustan por muchas razones, son criticadas o recortadas debido a sus éxitos"

Bien, a donde quiero llegar es que me gustaría dedicar unos minutos a comentar el estilo comunicativo femenino. Lo que yo he observado, no lo que dicen los libros de management. Puede que sea un poco cliché, pero solo hay que observar un rato, y eso es lo que he estado haciendo durante los últimos quince años. En reuniones o encuentros profesionales, las mujeres líderes me dedican más palabras, me hacen alguna pregunta personal al hacer el primer contacto. Cuando se relacionan con los demás, miran a los ojos, tocan (el brazo de la persona con la que están hablando), sonríen, repiten el nombre de la persona que acaban de conocer. Todo esto me vino a la mente al leer el artículo sobre el síndrome de la amapola alta. Las mujeres, en general, tienen una manera de relacionarse más cálida y amable que la mayoría de los hombres. Esto es un rasgo característico que hace que la comunicación sea más efectiva, al menos, entre personas del mismo género.

 

El antídoto al síndrome, como apuntaba Schlegel, que ha presidido la organización Women in Technology y ha fundado tres ONG para mujeres, es lograr que ejecutivos o directivos actúen como patrocinadores. ¿Y qué significa esto? Un hombre que hable bien de una mujer cuando ella no esté presente, que piense en su crecimiento o que en una reunión diga “eso ya lo dijo Pepita”. Dar oportunidades y ceder exposición.

"Las mujeres, en general, tienen una manera de relacionarse más cálida y amable que la mayoría de los hombres"

Hace unos días, hablaba con un conocido hombre que, por su trabajo, tiene contacto con el empresariado catalán, y definía las características que lo diferenciaban del madrileño o del francés. Un liderazgo cercano, de conversación directa y sincera, con muchas charlas y no tantas reuniones. Sobre las mujeres, discutimos la calidez del liderazgo femenino y comentamos que las nuevas generaciones de hombres empresarios tienen un enfoque diferente. Los líderes jóvenes son más empáticos y colaborativos, “hacen que las cosas sucedan”. Saben que es necesario construir un vínculo sólido y de confianza, conocerse a fondo para establecer una colaboración.