Sobrevivir a la deuda griego

Grecia se ha convertido de facto en un Estado fallido. Tiene una deuda –que no puede pagar– que las últimas estimaciones del FMI sitúan en el 200% de su PIB en el 2018. En el 65% de los hogares, el ingreso principal es la pensión de un abuelo que va a estar congelada hasta el 2021, su economía ha retrocedido un 25% desde el inicio de este drama.

Grecia ha perdido toda capacidad de decisión porque depende absolutamente de la asistencia que le den para sobrevivir, por eso pienso que el grado de miserització del país se disparará y quien pueda, marchará. Y marchar del euro es peor porque fuera no tendrá opción alguna de financiación ni de ayuda.

Mientras la deuda griega lo tenían los bancos, Grecia suponía un peligro, pero ahora que mayoritariamente lo tienen los Estados, es decir que todos lo sostenemos, el problema, en todo caso es político; por eso el ministro de Finanzas alemán dijo el pasado día 14 de julio que mejor si se iba del euro. Grecia ya no es necesaria ni para generar negocio, ni puede pagar el que debe de porque no puede.

Por otro lado, Rajoy ha anunciado que el parlamento tendrá que votar el tercer programa de rescate en Grecia, pero que yo sepa el ordenamiento jurídico español, a diferencia del alemán, por ejemplo, no contempla que este tipo de cuestiones tengan que contar con apoyo parlamentario. La prueba la tenemos en que cabe otro rescate –incluido el parcial del cual fue objete la banca española– fue votado en el Parlamento.

En consecuencia, habría que preguntarse por el motivo por el cual el presidente del Gobierno quiere que el tercer rescate en Grecia sea votado en el Parlamento. Razones políticas se me ocurren diversas pero yo no hablo de política. Razones económicas veo una: como el resultado será afirmativo debido a la mayoría absoluta con que cuenta el partido en el Gobierno, este 'Sí' puede ser utilizado como apoyo de recortes y subidas de impuestos que tendrán que implementarse en el futuro, no tanto antes de las elecciones como después, e independientemente de que gobierne el PP o no.

Es decir, el voto afirmativo emitido por la mayoría de los representantes de la ciudadanía estaría justificando endurecimientos de la política económica en Grecia, pero no sólo allí. El Parlamento no decide sobre las ayudas porque no hace falta que decida sobre esto por el que no es plantejable ninguna cuestión sobre su soberanía para decidir; por otro lado, a efectos prácticos, no tendría ninguna significación un teórico voto negativo, puesto que el rescate ha sido decidido por la Comisión Europea y España, como miembro del euro y sin la necesidad de ratificación de su Parlamento, está obligada a colaborar en el rescate.
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