Sociedad digital vs. producción analógica

La semana pasada asistí a una reunión con miembros que estamos impulsando el Clúster Smart en el ámbito del estado español, del cual forma parte el Esdi, una iniciativa que se encuadra en la necesidad de avanzar en los procesos de innovación y muy concretamente en la innovación en producto para diseñar y fabricar productos smart en el marco de la Industria y la sociedad 4.0. Una iniciativa que se desarrolla en un momento en qué España, según la Comisión Europea, si bien puntúa relativamente bien en cuanto a producción científica, la conversión del progreso científico en PIB y progreso social es baja, un hecho preocupante si consideramos adicionalmente que en 2016 el modelo productivo del Estado es menos innovador que el del existente al inicio de la crisis del 2008.

La dificultad de convertir el progreso técnico y científico en progreso social mediante productos de alto valor tomando ventajas competitivas en los mercados mundiales, no es sólo un problema de España. De hecho, la Unión Europea produce el 34% de las publicaciones científicas del mundo (disponiendo sólo del 7% de la población mundial), pero no es capaz de convertir su liderazgo científico en nuevos productos diferenciales, justo al contrario de los Estados Unidos donde se produce un rápido y continuo proceso de transferencia del conocimiento científico hacia los mercados gracias a su mayor cultura emprendedora y la estrechada relación entre las empresas y las universidades.

"La UE produce el 34% de las publicaciones científicas del mundo pero no es capaz de convertir su liderazgo científico en nuevos productos diferenciales"

Sin duda la interacción entre el sector científico y académico con el mundo industrial incrementa la calidad de la investigación y configura un entorno potenciador en todos los aspectos. De hecho si se analiza las empresas de alcance global, cotizadas en bolsa, se observa que la innovación, junto con el capital humano y los nuevos modelos de negocio en red, son las palancas en que se fundamenta su crecimiento.

Ahora bien, porque esto sea posible hay que valorar la ciencia, acelerar el cambio tecnológico y, desde los varios ámbitos, aportar los recursos necesarios. Aspectos que parecen olvidados tanto por las Administraciones como por un amplio tramado empresarial que no invierte suficientemente en I+D+I. Sirva sólo como ejemplo que sólo un 1,4% del PIB español se dedica a I+D+ Y (la participación del sector privado no llega al 0,7%), una cifra inferior a la media de la UE-15 y de la UE-28 y muy alejada del 3% que dedican los países escandinavos o del 4% de los líderes mundiales (Corea, Israel y Japón).

"Sólo un 1,4% del PIB español se dedica a I+D+ Y, una cifra inferior muy alejada del 3% que dedican los países escandinavos"

Cada vez más hay un amplio consenso en qué si bien una parte del sistema productivo, especialmente el industrial, asume con determinación que el futuro pasa por la asunción de las posibilidades asociadas a la nanoelectrònica, y los espacios delimitados por la conectividad, la computación, la movilidad o las ciencias de la salud, el que comporta impulsar la investigación, la innovación y la transferencia de conocimiento, otra amplía parte de los sectores económicos están plácidamente instalados en una economía de low coste que empobrece a la población, hace insostenible el estado del bienestar, incrementa la desigualdad y dificulta la generación los recursos requeridos por entomar políticas de progreso social. Personas con capacidad de decisión que viven alejados de la realidad cambiante en un mundo impulsado por las telecomunicaciones y la computación en el marco de la tecnología digital. Unos cambios que condicionan el día a día de una sociedad que sí que se está digitalizando de forma acelerada con independencia de aquellos que con mentalidad analógica lo ignoran.

Una sociedad digital que ha asumido con plenitud la digitalización como se constata analizando las operaciones que se efectúan en Internet en sólo un minuto: se publican 452 mil tuits, se suben 46.200 imágenes a Instagram, entran a su perfil de Facebook unas 900 mil personas, se ven 4,1 millones de vídeos, se envían 156 millones de correos electrónicos, se realizan 3,5 millones de investigaciones a internet..., etc. Datos que caracterizan una nueva sociedad en que Internet ha acontecido omnipresente, convirtiendo la televisión un objeto del pasado; Google el aportador de información; las redes sociales el canal de reconocimiento o aprobación de los otros; y la conectividad y la I.A. el instrumento para observar, vigilar, y aportar el que requiere o desea de forma anticipada.

Personas digitales, que asumen a la vegada los criterios de sostenibilidad y no derroche, es decir, exigen productos respetuosos con el medio ambiente, adaptativos y autoregulables; que sean Smart con criterios de facilitar la sostenibilidad; reciclabas con vida útil extensa y Accesibles. A la vegada quieren disponer de los servicios en todo lugar y en el momento requerido, valorando la gratuidad como opción en el marco de intercambio de valor. Una sociedad en que los nativos digitales incrementan su capacidad e influencia y que configuran una sociedad digitalizada que procesa la información para convertirla en conocimiento.

Los ciudadanos están digitalizados pero una gran parte del sistema productivo todavía no ha interiorizado los paradigmas de la producción 4.0 y la globalización, este es un hecho preocupante, hay que poner solución de forma decidida espoleando aquellos que lo asumen y no siendo comprensivos en los que lo rechazan anclados en modelos de producción del pasado (analógicos) enfatizando la disminución de costes en lugar de la generación de valor, sin entender que "estamos inmersos en una revolución tecnológica que modificará fundamentalmente la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos" en palabras del fundador del Foro Económico Mundial Klaus Schwab. Una sociedad y unos modelos productivos que requieren innovar de forma permanente y desterrar los modelos low coste. Todavía estamos a tiempo de cambiar. Lo haremos?

"Los ciudadanos están digitalizados pero una gran parte del sistema productivo todavía no ha interiorizado los paradigmas de la producción 4.0"

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