La revolución de innovación y sostenibilidad

La innovación ha pasado de ser un incentivo para la empresa a una necesidad. No es un cliché. Es una realidad que ha venido acelerada por la palabra del siglo XXI, la sostenibilidad, pero está entendida desde los tres ejes: ambiental, social y económico. El tiempo es el valor exponencial de esta convergencia. La sociedad y las empresas vivimos en una cuenta atrás que supone afrontar un cambio sistémico en la forma que tenemos de operar, hacer y pensar. Muchos dicen que 2027 será un punto y aparte en este camino, pero eso ya lo veremos con el tiempo. 

Por eso, las empresas debemos estar preparadas para lo que se viene, que pasa por implementar nuevos procesos, una nueva cultura en la empresa, nuevas tecnologías y afrontar nuevas regulaciones, en definitiva, afrontar con garantías una realidad ya no tan lejana para hacer nuestro futuro inmediato más viable. El pasado 3, 4 y 5 de noviembre debatí estos temas en la BNEW y Biz Barcelona bajo la iniciativa Lab3040 impulsada por la Cambra de Barcelona y la Agència de Desenvolupament de l’Àrea Metropolitana de Barcelona con las áreas de innovación de empresas como Ibercaja, Naturgy, Celsa, Cofidis, TMB, Sorigué, Inclimo o AirPerfume, y estas fueron las 5 conclusiones que saqué.  

Primera conclusión: auge de tecnologías e Iniciativas disruptoras

Están apareciendo nuevas tecnologías e iniciativas disruptoras que ocasionarán un cambio sistémico de raíz en cómo convivimos como sociedad. La perspectiva ya no es tanto la de reducir, más bien se enfoca en cómo estas nos ayudan a eliminar las externalidades negativas que emite una empresa y que, a cambio, generen soluciones positivas. Y todo esto, además, acelerado al estar en un momento casi dorado, oportunísimo incluso, nunca antes habían existido tantas tecnologías transversales que afectasen a tantos ejes diferentes, pero a la vez con las mismas problemáticas. Algunos focos y proyectos en los que se están trabajando pasan desde cómo nos alimentamos, nos comunicamos, usamos el agua o consumimos electricidad entre un sinfín de iniciativas más.   

Segundo conclusión: brecha entre tecnología y consumidor 

Estamos aglutinando talento y capital trabajando en esta dirección. Sin embargo, vivimos en la fase muy temprana de adopción ciudadana. Eso implica que la tecnología, ideas y productos que se generan van por delante de lo que el consumidor y el mercado asume a una escala que realmente implique este cambio. Cuando miramos los datos específicos de la suma del coste por generar un producto más ecológico, llamado green premium, todavía no nos lleva a una escalabilidad que haga realmente un cambio importante en muchas de las industrias dónde se generan estas nuevas propuestas. Por este mismo motivo, es tan importante aunar esfuerzos e iniciativas para que el Estado, el mercado y el consumidor trabajen hacia la misma dirección, hacia el camino de una sociedad más sostenible.  

Tercera conclusión: nuevos modelos de negocio 

Esta nueva “forma de hacer” nos lleva directamente a una nueva economía impulsada principalmente por la Gig Economy, que implica abandonar la forma tradicional e impulsar una nueva manera de generar riqueza.  Buena prueba de ello, por ejemplo, es que ya hemos pasado de pensar en “unicornios” en término startup a “Camellos” o “Cebras”, que implican proyectos sostenibles en el tiempo. Ante estos nuevos tiempos y nueva economía existe una voluntad, pero una clara brecha en la regulación de estos nuevos modelos y que probablemente es el talón de Aquiles en esta nueva economía. Seguimos con modelos obsoletos y falta de regulación de la vieja economía que no se adapta con la rapidez y eficiencia necesaria a las nuevas propuestas. Por lo tanto, nos vemos abocados a ir hacia un nuevo modelo en pleno crecimiento, con una adopción lenta para el ciudadano y complicada de ejecutar de manera regulatoria, pero necesaria para todos.   

Cuarta conclusión: más colaboraciones entre startups y corporaciones  

No es extraño que, según los últimos datos de inversión de la Fundación Bankinter, la inversión de corporaciones en startups haya sido de los principales ejes que han crecido mientras otras formas de inversión se han visto reducidas respecto a otros años. Tiene sentido, la corporación necesita que los generadores de nuevas soluciones, es decir, startups, universidades, y centros tecnológicos e investigación, mejoren los ejes clave más cercanos al core de negocio de la cadena de valor del proceso actual.  

Esto tiene consecuencia en la relevancia de la innovación, que se acerca más a resolver las necesidades reales de la empresa para la carrera hacia la sostenibilidad y negocio y no se convierte en una commodity, por lo cual, un coste o un elemento residual dentro de la corporación. Las formas más típicas de incorporar esta innovación han sido, desde modelos de colaboración para realizar prototipados embrionarios, incubación de proyectos o pruebas de concepto en fases tempranas, hasta modelos de colaboración cliente-proveedor para desarrollar pilotos en etapas más avanzadas o adquisiciones para la corporación en nuevas empresas con tracción en el mercado y recorrido.  

Quinta conclusión: fondos y capital hacia la nueva economía

Vivimos en una carrera a contrarreloj. Esto implica foco y esfuerzos para llegar a los objetivos propuestos y una concentración de capital hacia esta nueva economía con los objetivos marcados de 2030. No tan solo por corporaciones, sino también grandes incentivos y capital europeo y nacional para incentivar la sostenibilidad y que este cambio no solo sea provisto por buenas intenciones y nuevas maneras de hacer, sino que existen incentivos y fondos suficientes para que se den estos cambios. Esto lo estamos viendo desde la parte pública hasta la parte privada, que en ambos casos se está avocando cada vez más capital, están saliendo nuevos fondos especializados y se genera más atractivo comercial por la gran evolución que este sector va a tener en los próximos años, llegando a un mercado de alto crecimiento hasta 2030.

Quizás, el mayor aprendizaje que me llevo de este proceso es que estamos en un proceso de cambio que no tiene marcha atrás y, por primera vez en la historia, estoy viendo como esto está generando colaboraciones que hace años serían impensables. La nueva manera de hacer negocios ha llegado para quedarse. 

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