Ingeniera experta en innovación empresarial

Superhéroe innovador

18 de Septiembre de 2023
Mireia Garcia Roca | VIA Empresa

La pasada semana, a raíz de la publicación de un nuevo episodio del podcast El día a día del innovador de mi amigo Angel Alba, en el que entrevistaba al gurú de la innovación Tendayi Viki, quise ampliar un poco de información sobre este autor (del que tengo su libro de referencia en mi estantería de pendientes, que crece y crece…) y visualicé un par de vídeos que tiene en su web.

 

El contenido que comparte es realmente interesante y muy enfocado a la innovación en compañías tradicionales más o menos grandes, y me sorprendió especialmente una afirmación: las personas que nos dedicamos a la innovación dentro de corporaciones somos superhéroes.

¡Wow! Atrevida afirmación que se puede tildar de presuntuosa y exagerada, pero analizándola en profundidad (y es lo que pretendo hacer hoy en este espacio), tiene mucho sentido.

 

Una organización consolidada trabaja con unas estructuras normalmente rígidas, con unas funciones muy establecidas en las que cada persona sabe lo que tiene que hacer en cada momento, sin tiempo ni lugar a la improvisación, para conseguir unos resultados normalmente económicos a corto/medio plazo. Normalmente siguen unas reglas y normas que hacen difícil salirse de lo que hacen (a menudo lo mismo desde hace décadas) buscando siempre la efectividad y, deseablemente, la excelencia.

¡Y ay Dios mío! Ahora introducimos la función de innovación (y digo introducimos porque es una función relativamente nueva en las compañías). Una función que le habla de futuro, de nuevos entrantes, de amenazas…y ponen en tela de juicio el “status quo”.

Ninguna función está tan cuestionada como la función de innovación. Todos nos atrevemos a opinar, a recordar fracasos pasados, a poner en entredicho ese futuro que nos dibujan.

Y reflexionando sobre esta función en diferentes empresas, de diferentes tamaños, composición y origen, me doy cuenta de que la función de innovación no está legitimada. De hecho, hasta hace poco tiempo no existían en España estudios universitarios (me atrevería a decir que se consideraba una disciplina secundaria).

¿Quién piensa en el futuro cuando explotamos un brillante presente? O peor: ¿quién piensa en el futuro cuando la prioridad máxima es sobrevivir?

Realmente, se puede llegar a la función e innovación desde diferentes caminos (el mismo Tendayi es psicólogo y entre mis colegas se encuentran ingenieros, historiadores, antropólogos, economistas…) y es que, innovar es una actitud. Una actitud que implica valentía, liderazgo, resiliencia, flexibilidad, aprendizaje continuo…

Pero presupuesta esta actitud, no descuidemos el estudio de metodologías que nos permitan sistematizar esta innovación en la organización, pues es imprescindible para conseguir resultados (y es de resultados de lo que hablamos cuando hablamos de innovación).

Y creo que la razón principal por la que la función de innovación no está legitimada en las organizaciones es porque nos cuesta hablar de futuro, no nos sentimos cómodos, no es nuestro territorio… En los planes estratégicos (ya un poco demodé) nos atrevemos a proyectarnos a 3-5 años vista, pero siempre es una proyección del presente… Es así donde somos fuertes.

La función principal del área de innovación es hacer perdurar la compañía, ayudándola a crear su modelo de negocio de futuro, construir el camino entre donde estamos hoy y donde queremos/necesitamos estar en el futuro.

Innovar es una actitud. Una actitud que implica valentía, liderazgo, resiliencia, flexibilidad, aprendizaje continuo…

Como dice el gran maestro Xavier Marcet: “Innovar es poner el futuro en la agenda del presente”. Pero ¿quién piensa en el futuro cuando explotamos un brillante presente? O peor: ¿quién piensa en el futuro cuando la prioridad máxima es sobrevivir?

No desfallezcamos amigos innovadores, tenemos un gran desafío por delante pero también una gran y bonita responsabilidad.