La tentación de la oficina

Que volver a la oficina valga la pena. Este es el requisito de medio millón de catalanes que ven en el teletrabajo la conciliación personal y profesional que siempre han anhelado. Y, de hecho, todos ellos trabajan de forma remota entre una y dos veces a la semana. O, como se ha podido comprobar durante la Semana Santa de este año, en la que muchos de ellos teletrabajaban de lunes a jueves para luego disfrutar de un puente de más de cuatro días, con la celebración de la Pascua incluida.

"La clave de todo esto: hacer 'sexy' la oficina y apostar por un modelo híbrido"

Aunque parecía que no se volvería a la rutina de fichar todos los días en la oficina después de la pandemia de la covid-19, ha habido un cambio de tendencia durante el último año: un 34% de las empresas han reducido o eliminado el teletrabajo, según un estudio de Eada Business School, una tendencia que "choca" con la preferencia de los trabajadores. Además, muchos directivos han alegado una disminución de la productividad e incluso, como muestra un informe de KPMG, se pone fecha al final del teletrabajo: el 2026. ¿Cómo sobrevivir a unas aspiraciones tan distantes entre trabajadores y altos ejecutivos? La clave de todo esto: hacer sexy la oficina y apostar por un modelo híbrido. Sin ganadores ni perdedores.

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Me explico. En el pasado, no había una alternativa real al trabajo presencial en la oficina. Sin embargo, la pandemia lo ha trastocado todo. Con un ordenador y un escritorio adecuado, el trabajo desde casa se ha vuelto más que factible. Por lo tanto, para que los trabajadores decidan volver a la oficina, es crucial que el viaje valga la pena, especialmente considerando que muchos se han mudado a zonas periféricas o municipios cercanos, donde los precios de la vivienda son más asequibles, pero la distancia al lugar de trabajo es considerable. Además, las complicaciones con el transporte público y las interrupciones frecuentes dificultan aún más la situación.

"Adiós a las oficinas oscuras, a los despachos ocultos donde se toman decisiones importantes, a calentar la silla, a las múltiples 'reunionitis' sin acuerdos alcanzados"

Si se pone al trabajador en el centro de todo, como vaticinan los grandes gurús de gestión de recursos humanos y que a menudo queda en papel mojado, no se puede discutir que el teletrabajo es una forma de trabajo que está asociada a la calidad de vida y a veces puede ser una variable crítica para tomar una decisión. Ahora bien, la cohesión de grupo es fundamental para las organizaciones y la socialización para cumplir con los objetivos marcados. Una combinación de dos aspectos que puede lograr la ventaja competitiva que marcará la diferencia. O, simplemente, sobrevivir en un entorno volátil.

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Y una última llamada de atención para "ponerse las pilas": adiós a las oficinas oscuras, a los despachos ocultos donde se toman decisiones importantes, al calentar la silla, a las múltiples reuniones sin acuerdos alcanzados, a tener que pagar por cafés o agua, a una decoración sin alma y a una experiencia en la que sientes que "pierdes el tiempo". Y, desafortunadamente, que venir a la oficina signifique más horas extras. Un vaticinio y anhelo para esta primavera que comenzamos: que sea el mismo trabajador quien sienta la tentación de venir a la oficina. Que el aprendizaje sea un estímulo, que socializar sea una opción, que haya formación continua, que sentirse parte del colectivo sea fácil, que se discutan decisiones, que se pueda proyectar una carrera profesional de largo recorrido, que se fomente el brainstorming y trabajar a "fuego lento". Y lo más importante: que elijan por sí mismos venir a la oficina y, sinceramente, que valga la pena.

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