Tener trabajo ya no garantiza tener derechos

Mi abuelo era masovero en una casa de payés de Maçanet de la Selva, y mi padre el menor de sus cinco hijos. Allá todo el mundo trabajaba mucho, pero nunca nadie pensó que estaba ocupando un empleo, y mucho menos que tenía unos derechos laborales. Es normal, pues vivían en una economía agrícola casi de subsistencia, y todo el desarrollo de lo que hoy conocemos como relaciones laborales se desarrolla a partir de la Revolución Industrial y el acceso masivo de la población al trabajo de la fábrica, que la Wikipedia dice que empezó en Inglaterra en el s.XVIII pero resulta que en algunos rincones de nuestra casa todo esto no sucedió hasta casi doscientos años más tarde, ya en la segunda mitad del s.XX.

"Sin dinero no puedes vivir en sociedad, y la única forma legal de obtener dinero es trabajando o heredando. Así que si quieres vivir en sociedad necesitas un puesto de trabajo. Esta es una de las grandes consecuencias sociales de la Revolución Industrial"

 

Mi abuelo y mis tíos trabajaban duro cada día y a cambio obtenían aquello que necesitaban para vivir: huevos, leche, patatas, leña, balas de paja… y si faltaba algo que ellos no pudiesen generar, iban el miércoles a mercado y lo intercambiaban. Pocas cosas se resolvían con dinero y casi todo consistía en obtener un producto directamente, y si no, a plaza a mercadear. Hoy sus nietos ya no podemos hacer nada sin dinero. El dinero es indispensable para acceder a la comida, a la vivienda, a la energía, al ocio… a todo. Sin dinero no puedes vivir en sociedad, y la única manera legal de obtener dinero es trabajando, o heredar. Así que si quieres vivir en sociedad necesitas un empleo. Esta es una de las grandes consecuencias sociales de la Revolución Industrial: el empleo como mecanismo para obtener aquello que necesitas para vivir. El trabajo como mecanismo de integración social.

El contrato social del s.XX se ha construido alrededor del trabajo: si tienes un empleo cobras dinero, si tienes un empleo estás asegurado, si tienes un empleo tienes derecho a ponerte enfermo, si tienes un empleo podríamos concederte un crédito… si tienes un empleo estás dentro del contrato social y eres un ciudadano con derechos. Y si no tienes un empleo vas directo a la beneficencia. Quien no tiene un empleo tiene un problema, y necesita ayuda. Quien no tiene un empleo está enfermo, o es demasiado viejo, o no sabe hacer nada demasiado bien. El trabajo como mecanismo de posicionamiento social, como indicador cualitativo de quien eres y cómo te van las cosas.

"Si tienes un puesto de trabajo estás dentro del contrato social y eres un ciudadano con derechos"

La gente se prepara para tener un buen empleo. Hace falta un buen currículum, hacen falta buenas referencias, y hacen falta certificados que acrediten aquello que sabes. Las Universidades han caído en esta trampa y durante el s.XX se han convertido en certificadoras preocupadas por formar a los trabajadores que las empresas demandan, más que a ciudadanos críticos o a personas curiosas y comprometidas. Pero alguna cosa se ha roto: nuestros hijos no tienen sólo un título universitario sino además uno o dos masters, idiomas, estadías en el extranjero, buenas referencias… y la realidad es que muchos no encuentran trabajo, y los que lo encuentran mayoritariamente cobran claramente por debajo de los mil euros. Se ha roto el contrato social: el empleo ya no es garantía de poder vivir en sociedad. El sueldo que te dan por trabajar ya no es suficiente para pagar la vivienda, la energía, la comida y el ocio. Tenemos segmentos importantes de la población en condiciones de pobreza pese a tener un empleo. Y algunos son nuestros hijos, que de momento lo van superando porqué los podemos ayudar (viven en casa hasta los treinta años, fiambrera los lunes, y el regalo de Navidad ahora es dinero).

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Como dice Tom Malone, “mi padre tuvo el mismo empleo toda su vida, yo habré tenido siete trabajos distintos a lo largo de mi vida, y mi hijo tendrá siete trabajos diferentes a la vez”.

Si al leer la frase de Malone habéis pensado que su hijo será un precario vais equivocados. Si tiene siete trabajos su hijo será uno de los buenos. Alguien al que quieren en siete sitios, que tiene siete ecosistemas de donde le pueden salir nuevas oportunidades, que tiene siete relacionales. Alguien que si pierde uno de los siete trabajos aún le quedan seis. Alguien que aprende cosas diferentes de diferentes sitios. Alguien que seguramente no hace lo mismo en todas partes, y por tanto sabe hacer más de una cosa. Siete trabajos de dos o trescientos euros son casi dos mil euros. El hijo de Malone no es un precario. El verdadero precario es quien tiene un solo empleo. Un único empleo que tratándose de alguien joven seguramente no será a jornada completa, será eventual y seguro que será por debajo de los mil euros. Y además, cualquier viernes le dirán que les sabe muy mal pero que el lunes no venga, que lo despiden porque han recibido un mail de la central diciendo que hay problemas en Singapur y que hay que echar a treinta personas, y que él les gusta mucho pero lamentablemente ha sido uno de los últimos en entrar. El verdadero precario no es quien tiene siete trabajos, sino quién tiene sólo uno.

"El verdadero precario no es quien tiene siete trabajos, sino quienes sólo tiene uno. Lo que es precario es que nuestros Estados y sus leyes no garanticen derechos dignos a quienes tienen siete trabajos"

El problema es que el sistema sólo entiende bien las relaciones laborales si tienes un único contrato de trabajo, y mejor si es indefinido. Si tienes sietes trabajos tienes un problema para administrar las reglas de juego. ¿Se pueden tener siete contratos a la vez?. ¿Hay que ser autónomo para poder hacer facturas?. Cuando eres asalariado te liquidan el IRPF, te ofrecen planes de formación subvencionados por la Tripartita, te aseguran en la Seguredad Social, tienes derechos y ayudas si te pones enfermo o te quedas en el paro. Pero si tienes siete trabajos… ¿cómo funciona todo esto?. De repente, si no tienes un contrato laboral tus derechos rechinan. Probad a alquilar un piso sin poder mostrar un contrato laboral.

Según datos del Ministerio de Trabajo, en 2018 en España 9 de cada 10 contratos de trabajo fueron de naturaleza temporal, y un 40% de los contratos fueron para un período inferior a un mes. Casi un 30% de la población activa no sabe qué es un contrato indefinido, y la cifra no para de aumentar. El trabajo indefinido se está muriendo, y con él el contrato social que administraba nuestros derechos y obligaciones. Tener siete trabajos a la vez no es precario, incluso hay quien lo prefiere, lo que es precario es que nuestros Estados y sus leyes no garanticen derechos dignos a quienes tienen siete trabajos.

 

 

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