El coste oculto del mal liderazgo en la era del trabajo en remoto

El trabajo remoto ha sido una verdadera revolución en la forma en que entendemos el mundo laboral, y ha impulsado un debate global que cuestiona su efectividad en comparación con el modelo tradicional de oficina. Muchas empresas han empezado a coquetear con el modelo y están intentando aprovechar sus ventajas. Algunas de ellas se vienen abajo cuando empiezan a aparecer los problemas operativos.

Un estudio de la Universidad de Stanford ha sugerido que el trabajo remoto puede resultar en una disminución de la productividad de entre el 10% y el 20%. Y yo me pregunto, ¿es realmente el trabajo remoto el malo de la película, o quizás deberíamos mirar más profundamente y cuestionar la calidad de liderazgo que se está ejerciendo en esta nueva realidad laboral?

El trabajo remoto puede resultar en una disminución de la productividad de entre el 10% y el 20%

Lo cierto es que no podemos desligar la productividad de la calidad del liderazgo. Un estudio realizado por Gallup en 2021 demostró que los jefes son responsables de al menos el 70% de la variación en las puntuaciones de compromiso de los empleados. En otras palabras, un buen líder puede ser el factor determinante en el desempeño de un equipo, independientemente de si el trabajo se realiza en persona o de forma remota. La triste realidad es que muchos jefes están acostumbrados a controlar al personal, y todavía no han aprendido que el secreto de todo esto es saber y poder confiar en el equipo.

Dicho esto, ¿no deberíamos, como organización, hablar del elefante en la habitación y centrarnos en mejorar nuestras habilidades de liderazgo en lugar de condenar el formato?

Un buen líder puede ser el factor determinante en el desempeño de un equipo

Lo cierto es que es el mal liderazgo lo que tiene un coste oculto muy alto para cualquier organización. Por un lado, existe el coste financiero directo, que se puede cuantificar a través de factores como la rotación de personal, la disminución de la productividad o el incremento de los errores debido a la falta de orientación adecuada. Pero hay un coste mucho más preocupante y perjudicial a largo plazo: el coste humano. Un mal líder puede generar un entorno laboral tóxico que agota la motivación, el compromiso y la satisfacción de los empleados, sobre todo en un entorno de trabajo remoto.

Pero volvamos a los datos. Un estudio de Boston Consulting Group demostró que las empresas que pudieron implementar el trabajo remoto de manera efectiva durante la pandemia experimentaron una reducción mucho menor de la productividad. Además, el 75% de los empleados afirmaron que se sentían más comprometidos y satisfechos con su trabajo debido a la flexibilidad que proporciona el teletrabajo. Yo mismo lo he vivido con varios clientes que han comprobado como permitir a los empleados trabajar desde casa no les ha supuesto una reducción de la productividad, sino más bien al contrario. Eso sí, siempre que se haya hecho de forma adecuada y con las personas adecuadas. También he visto alguna mala implementación, que no ha hecho más que empeorar la situación de la que se partía originalmente.

Lo que es indiscutible es que el liderazgo efectivo puede impactar de forma muy positiva en el trabajo remoto y puede ser una gran oportunidad para cualquier organización que se lo proponga. Siempre que lo haga en serio, y no desde el postureo de apuntarse a una nueva tendencia para ver cómo va, y a la primera de cambio dejarla ir por no haber cubierto las expectativas.

El liderazgo efectivo puede impactar de forma muy positiva en el trabajo remoto

Creo que es hora de que dejemos de ver los formatos y las metodologías como las claves del éxito y comencemos a invertir en la formación -y la transformación- de líderes que sepan gestionar equipos de manera efectiva, independientemente de si se encuentran físicamente en la misma oficina o dispersos en diferentes ubicaciones geográficas.

El trabajo remoto está aquí para quedarse, y las organizaciones que sean capaces de adaptarse a esta nueva realidad serán las que prosperen en el futuro. Nos irá mucho mejor si nos enfocamos en lo que realmente importa; el corazón de cualquier organización, ya sea remota o física es la calidad humana de sus líderes. 

Es hora de poner el foco en la calidad del liderazgo. Al final del día, no importa dónde trabajemos, todos merecemos líderes (de momento inusuales) que nos valoren, nos inspiren, nos hagan crecer, y nos ayuden a dar lo mejor de nosotros mismos.

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