Trabajo de verano

Se acerca el verano y en muchas familias empresarias se plantea el tema de que los hijos e hijas conozcan el que es trabajar, y lo hagan en casa; aunque tengan otros intereses a corto y quizás largo plazo. En más de un caso alguno de los progenitores es de la opinión de "que sean felices"; ya han trabajado durante el curso, y ahora lo que toca es ocio y quizás deporte o idiomas (el inglés a pesar del Brexit continúa siendo muy recomendable). Entre el blanco y el negro hay muchos tonos de gris, y el verano es bastante largo y puede dar por todo si se planifica con antelación.

Es bueno que los y las continuadoras conozcan la maldición bíblica de "ganarás el pan con el sudor de tu frente", que sepan lo que es trabajar y ganar dinero; que conozcan el negocio familiar, que empiecen por abajo. El trabajo de verano en la empresa de la familia permite ver al progenitor en acción, darse cuenta de todo lo que sabe, y cómo está valorado y tratado. Facilita asociar el esfuerzo y la recompensa de ser empresario; lo que es muy necesario para luchar contra el demonio de la desafección, que tanto perjudica muchas empresas familiares.

El trabajo de verano forma parte del proceso de formación como persona, y como próximos propietarios, directivos, consejeros o trabajadores de la empresa familiar

Pero empezar en casa quizás no es la mejor idea. Puede poner unas orejeras, como las de los burros, creando falsas ilusiones como la facilidad de nepotismo, es decir de privilegios en la empresa por razón de sangre. Para los hijos de familias empresarias nos es una opción muy cómoda. El trabajo de verano se puede plantear como premio o como castigo. En este caso, trabajar en casa porque se han obtenido malos resultados escolares, puede crear la sensación que "sin estudiar, tengo trabajo asegurado".

Bien seguro que los fundadores empezaron el negocio desde bajo, pero probablemente trabajaron antes en otro lugar en el que se forjaron, en el que la cagaron más de una vez. Colocar a los continuadores de entrada en la empresa familiar es ponerlos a la vista de las mismas personas con las que tendrán que trabajar si hacen carrera en la empresa familiar. Además lo colocamos todavía tiernos en una posición en la que pueden ser manipulados o tentados. Por otro lado, haber sido vistos como al chico de pantalón corto o la niña de trenzas, puede hacer preferir el día de mañana a nuevos colaboradores.

El trabajo de verano forma parte del proceso de formación como persona, y como próximos propietarios, directivos, consejeros o trabajadores de la empresa familiar. Tiene que ser una cuestión muy pensada y planificada. Yo recomiendo a las familias empresarias que los primeros trabajos de los continuadores sean fuera de la empresa familiar. Que después haya trabajos planificados, para conocer la empresa familiar. Y finalmente que se establezca, con antelación al inicio de los estudios universitarios o profesionales, una normativa clara para incorporación profesional y promoción de los familiares a la empresa. Pero el primer paso, el trabajo de verano, puede ser mucho más importante de lo que se suele pensar.

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