Twitter está matando el periodismo

Cenar con amigos. Uno de los presentes mira el móvil y exclama: "Que fuerte! Ahora mismo en Turquía los militares están dando un golpe de estado". Automáticamente cambia el tono de la conversación y todo el mundo sintoniza Twitter al móvil.El chorro de información llega sin filtro en los primeros momentos del golpe y los comensales se convierten en editores improvisados destacando en voz alta lo más importante del que los llega a los móviles.

Compartan información, expresan opiniones, contrastan datos, verifican fuentes y, con la información disponible, prueban de discernir el gra de la paja en una improvisada redacción alrededor de una mesa llena de comer. Twitter hace de radio y Periscope y Facebook Live hacen de televisión con un despliegue de corresponsales sin precedentes a los lugares de los hechos. La sensación es extraña porque mientras en otros acontecimientos violentos de alcance global sabes quién son los bonos y quienes los malos, hoy no es tan fácil.

No pasa demasiado rato que empiezan a sonar móviles —el problema de cenar con periodistas— momento en qué uno de los presentes se levanta y bono y, excusándose, nos dice que se lo veía venir y que tiene que marchar a la redacción a cubrir el golpe de estado a la edición digital del diario donde trabaja -me podéis seguir por Twitter-, bromea.

Coge el coche y se le pone en marcha la radio -siempre la puerta sintonizada una emisora de noticias 24 horas— donde sigue el momento a momento del atentado. Excepcionalmente hay los conductores estrella de la cadena y expertos opinadors que cómo él han abandonado las respectivas cenas. A ellos también los han trucado a medio cenar mientras estaban siguiendo todo el que pasaba por Twitter, Periscope y Facebook Live. A los semáforos de entrada en Barcelona aprovecha para mirar Twitter al móvil.

Llega al diario. Todas las teles están puestas en marcha sintonizando los diferentes canales internacionales con imágenes en directo de testigos presenciales que están emitiendo todo el que pasa mostrando vídeos de Periscope y Facebook Live de testigos presenciales. En uno de los monitores -corren a subir el sonido- hacen una entrevista por Facetime a un chico que han localizado por Twitter que había colgado unas fotos impresionantes de la resistencia de la población. Explica en directo todo el que está pasando mientras de fondo se ven pasar los tanques.

Mi amigo periodista suyo a la mesa y se añade a los compañeros que eran de guardia mientras llegan otros que, como él, estaban cenando con amigos cuando se han enterado del golpe de estado por Twitter. Compartan información, expresan opiniones, contrastan datos, verifican fuentes y, con la información disponible, prueban de discernir el gra de la paja alrededor de una mesa llena de ordenadores.

Por la edición impresa del diario de mañana escribirá una columna sobre la importancia del criterio editorial cuando pasan estos tipos de acontecimientos y de cómo Twitter está matando el periodismo.

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