Ultimátum generacional

Terminó un 2020 que se nos quedará marcado a fuego y probablemente 2021 sea la continuación de esa misma película, pero con la esperanza de que el malo (o el bicho) no se saldrá con la suya. Estamos todavía a medio film.

Haciendo revisión de lo que hemos dejado atrás este 2020 es evidente que podemos destacar infinidad de sucesos que nos han cambiado a todos la vida y, por lo tanto, sería absurdo remarcarlos. Sin embargo, hay un común denominador millennial que no ha cambiado en la última década ni tampoco ha variado tras la aparición de la Covid-19.

Si alguien le preguntara a cualquier joven cuáles eran sus preocupaciones antes de la pandemia, con total seguridad éste respondería: Ineficacia del mercado laboral, escasa capacidad de ahorro y dificultad para emanciparse (formar una familia ya sería capítulo aparte). Tras el confinamiento y ya inmersos en la pandemia, los problemas de nuestra generación siguen siendo exactamente los mismos, poco ha cambiado.

Ninguna de las vacunas que se están administrando solventará este problema a los millennials.

 

"Ninguna de las vacunas que se están administrando solventará este problema a los millennials"

La media de paro juvenil en los últimos 10 años en Catalunya se sitúa en el 35%. Actualmente esta cifra es de más del doble que la media europea. Parece del todo surrealista hablar de inserción en el mundo laboral cuando los costes de contratación son de un 30% del salario bruto. Un país que penaliza fiscalmente la contratación y que impone limitaciones al mercado laboral, es un país que invita a sus formados jóvenes a abandonarlo por la puerta de detrás o como reflejan los datos, vivir de la temporalidad.

Mientras la Administración no se percate de que su tejido empresarial está conformado por pymes (muy lejos del IBEX) y que se abusa fiscalmente de ellas, se estará contribuyendo a una sociedad fallida. Parece que nuestros gobernantes no solo apuestan por luchar contra la creación de riqueza -y empleo-, sino que hacen también inviable su redistribución.

Si una patronal como Foment del Treball ha sido capaz de reflexionar sobre los salarios que se están pagando a los jóvenes y lanzando mensajes para que estos se aumenten, ¿Por qué la Administración no es capaz de contribuir a ello rebajando los costes de contratación?.

Y es que, hablando de salarios, es importante destacar la diferencia entre el salario bruto y el salario neto que se percibe. Un obstáculo más para su capacidad de ahorro que hace del todo inviable la emancipación.

Según Eurostat, los jóvenes de los países del norte de Europa (que hicieron las reformas que tocaban y cuando tocaban, lejos de las que se han hecho en España) se emancipan entre los 18 y los 23 años. La media europea se sitúa en los 26 años. En España, a consecuencia de lo anteriormente detallado, la edad se sitúa en los 29 años. De hecho, una de cada tres personas entre 30 y 34 años no ha sido capaz de ahorrar y encontrar una estabilidad laboral y no ha podido realizar su proceso de emancipación del domicilio familiar. Solo nos superan países como Eslovaquia, Croacia o Montenegro. La élite.

La abusiva fiscalidad que se carga sobre los jóvenes para adquirir una vivienda con su nivel de ahorros hace del todo imposible que puedan tener un domicilio en propiedad. Pero como no todo es comprar, el mercado de alquiler no aparenta ser tampoco un regalo.

Intervenir el mercado de alquiler supone un freno a la oferta y todo ello por la dejación de funciones de la Administración. Según Eurostat, solo el 2,5% de nuestro parque de alquiler está destinado a la vivienda protegida. Las mismas cifras que otras “potencias” como Rumanía, Chipre, Lituania o Grecia. En contraposición, Holanda presenta un 30% de vivienda protegida, nuestros vecinos franceses un 17% y la media europea se sitúa en el 9,3%.

Siempre servirá como excusa hablar de “los fondos buitre”. La realidad es que los fondos de inversión tan solo son propietarios de 2 de cada 10 viviendas del parque de alquiler de ciudades como Barcelona, pero al final, tal y como nos están acostumbrando, la ausencia de políticas en favor de la clase media acaba destinando a nuestros políticos a implementar medidas de intervención que atacan al pequeño ahorrador, propietario de la gran mayoría del parque de alquiler.

Ahora más que nunca, los jóvenes necesitamos que la Administración no sea un obstáculo más a sortear. Ya tenemos demasiados. Si no tienen la capacidad de desempeñar su trabajo, la sociedad civil -que no es estúpida y tiene muchos años cotizados en el sector privado- puede aportar infinidad de soluciones y abrir una vía de colaboración público-privada para tratar de ser un Estado más eficiente. Colaboración en lugar de imposición sin criterio de lo público a lo privado.

Seguir con un mercado laboral rígido, plagado de sobrecostes para empleador y empleado, que genera temporalidad, salarios bajos y dificulta la emancipación y la creación de un núcleo familiar, nos aboca a una inminente reforma de las pensiones. La pirámide demográfica no da para más.

"Ahora más que nunca, los jóvenes necesitamos que la Administración no sea un obstáculo más a sortear... Si el objetivo era romper el ascensor social y desmantelar la clase media, el trabajo está siendo impecable"

Si el objetivo era romper el ascensor social y desmantelar la clase media, el trabajo está siendo impecable. Ahora bien, todavía estamos a tiempo de no cargarnos a toda una generación que en estos momentos ya debería empezar a estar consolidada para tomar el relevo de los seniors.

Puede que se necesiten agendas como la 2030 en la que nuestros gobernantes no dejan de hacer propaganda de ella. Pero sería también óptimo llevar a cabo agendas focalizadas en trabajar para tener un país con oportunidades que no castigue la creación de empresas, trabajo y riqueza (ahorro) y que dé salida a unos jóvenes que teóricamente son los más formados de la historia y que serán el sostén del Estado el día de mañana.

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