¿Para qué vamos a volver a la oficina?

Google, Twitter y Facebook seguirán trabajando desde casa pero no son las únicas que han descubierto las bondades de la verdadera cultura digital

A la oficina también con mascareta | iStock A la oficina también con mascareta | iStock

Hemos vivido el mayor experimento de teletrabajo de la historia, dicen los cracks de Mind the Gap. Esta semana han lanzando una encuesta para que quienes vivimos en la Comunitat Valenciana expliquemos cómo hemos llevado este tiempo de trabajo en casa. Buscan las claves para mejorar el teletrabajo. Las preguntas, enfocadas sobre todo a cómo nos hemos sentido, qué echamos de menos, qué ha mejorado y qué querríamos hacer en el futuro.

 

Algo parecido publican esta semana en Visual Capitalist. ¿Cómo se sienten las personas y las compañías sobre el trabajo en remoto? En Estados Unidos, al 98% de la población le gustaría trabajar desde casa, al menos, una parte de su tiempo y valoran sobre todo el horario flexible, poder trabajar desde cualquier lugar y sin tener que desplazarse por obligación. Y aunque está claro que hay muchos inconvenientes en el teletrabajo implementado sin saber cómo hacerlo, como ya han explicado David Blay y otros expertos en el tema, si se implementa bien y se enseña a las empresas a trabajar por objetivos, sin horarios lineales y con la confianza en las personas como bandera, los beneficios son innumerables.

 

Google y Facebook anunciaron a principios de mayo que iban a prolongar el teletrabajo hasta finales de 2020. No les faltan herramientas y cultura de empresa. Twitter, que de momento ha prolongado el trabajo desde casa hasta septiembre, proporcionará un cheque de 1.000 dólares a cada uno de sus empleados para que puedan comprar el material necesario y acondicionar sus casas como espacio de trabajo. Mesas, sillas, equipamiento técnico… podrán ser adquiridos para montarse «la oficina en casa».

 

Siempre ponemos a las grandes tecnológicas como ejemplo de buenas prácticas digitales, de cultura digital en definitiva. Pero no hace falta irse tan lejos. Aquí, en casa, empresas de actividad muy diferente están cambiando radicalmente su opinión y acción al respecto del teletrabajo.

 

¿Cuándo volvéis a la oficina?, he preguntado varias veces esta semana. Y la respuesta no me puede gustar más. “Pues estamos preguntándonos si es necesario volver”, me dice el gerente de uno de los estudios de arquitectura más prestigiosos de Valencia. Durante el confinamiento han tenido a todo el equipo a tope, han cerrado dos proyectos internacionales muy potentes y el estudio no solo no ha hecho ERTE sino que han trabajado más que nunca. La responsable de comunicación, con quien trabajo mano a mano me cuenta que “he estado más concentrada, productiva y resolutiva que nunca”. Curiosamente, este cliente fue de los primeros en pedirme ayuda porque trabajar desde casa era un caos y “parecía una plaza de pueblo, todos hablando a la vez y durante horas en las videollamadas”. Sin embargo, han conseguido implementar un sistema de trabajo eficaz y eficiente, tanto, que de momento no van a volver todos al estudio, se plantean reducir las jornadas a las mañanas únicamente y hacer reuniones solo cuando sean estrictamente necesarias. Suena loco, pero esta pandemia ha sido un revulsivo para muchas empresas en las que calentar la silla y salir el último era sinónimo de trabajador implicado. Cuando los empresarios han visto que no solo se ha mantenido el negocio, sino que se ha conseguido mejorar y crecer, han entendido, por fin, que la confianza es la base de sus empresas. Y no las horas dedicadas.

 

Para una tecnológica como Belike Software es mucho más fácil. De hecho, el jueves antes del decreto de alarma ya estaban todos en casa, trabajando como si nada. Son un equipo grande, de 25 personas y el CEO, Bienve Sielva, lo tiene claro. “Vamos a hacer como Twitter. De momento, hasta septiembre no volvemos. Y luego ya veremos. El equipo está a tope, a pleno rendimiento y trabajando para grandes clientes. Además, esta experiencia nos ha hecho mejorar algunos puntos que creíamos que teníamos interiorizados en cuanto al teletrabajo, como la comunicación. Hemos entendido que hemos de ser mucho más claros y concisos en la comunicación con el equipo y entre el equipo”.

 

En marzo hablamos y escribimos mucho sobre teletrabajo. Mucho. Me preguntaba entonces si era un parche, un apaño, un arreglo de urgencia. Sin embargo, han pasado las suficientes semanas como para que el trabajo remoto se haga un hueco en aquellas empresas que, de verdad, están dispuestas a aceptar los cambios, a crecer y a adquirir cultura digital. Y yo que me alegro. Mucho.

 

 

 

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