¿Por qué las mujeres cobran menos que los hombres?

La brecha salarial en el País Valencià supone que las valencianas trabajan 'gratis' 79 días al año

Las mujeres tendrían que trebalalr 79 días més para cobrar como los hombres al País Valencià | iStock Las mujeres tendrían que trebalalr 79 días més para cobrar como los hombres al País Valencià | iStock

La igualdad real en términos de salario es todavía una de las principales reivindicaciones del movimiento feminista. El decalaje entre los sueldos de los hombres y las mujeres ya no se da tanto por el hecho de que ellas cobran menos por el mismo trabajo, que todavía pasa, sino que es causado, principalmente, por las condiciones laborales y el tipo de contrato mayoritario entre la población femenina. Contratos temporales, parciales involuntarios, y en definitiva, precarios, son más frecuentes en mujeres que en hombres, y esto tiene consecuencias que se arrastran toda la vida.

Así se extrae de un informe elaborado por CCOO-PV, mediante los datos de la Encuesta Anual de Estructura Salarial. En el documento, el sindicato señala que "la desigualdad laboral y la discriminación salarial cada vez se debe menos al puesto de trabajo en sí y se explica más por la desigual trayectoria laboral de hombres y mujeres, que están sometidas a una carrera de obstáculos y barreras, techos de cristal, desigual reparto social y familiar de las tareas de cuidados".

Y es que las mujeres que acceden a una ocupación soportan una mayor precariedad en sus condiciones laborales, entre las que destaca una mayor tasa de parcialidad, mayor tasa de temporalidad, menor permanencia y antigüedad en la empresa, interrupción de su carrera laboral por las tareas de cuidados de menores, dependientes o personas mayores, dificultades en los ascensos y promociones a puestos de responsabilidad, sectores feminizados que cuentan con salarios más bajos, segregación ocupacional y concentración en ocupaciones poco cualificadas, entre otros.

Esta situación es difícilmente reversible mientras las tareas de cuidados continúen recayendo principalmente en la población femenina, que hoy en día sigue siendo la que más reduce su jornada y pide excedencias para hacerse cargo de ascendientes y descendentes. Es por eso que el movimiento feminista cada vez da más importancia a las huelgas de consumo y de cuidados, para poder visibilizar esta situación y hacer consciente a la sociedad con el lema "si nosotras paramos, se para el mundo".

Una ligera reducción de la brecha

El informe del sindicato revela que en los últimos años se ha producido un descenso gradual en la brecha salarial en el País Valencià. Un descenso todavía muy ligero, que pasa de un 26,4% en 2012 al 21,6% en 2018, último año del que hay datos. "A este ritmo, el Parlamento Europeo señala que tardaremos más de 60 años en conseguir la deseada igualdad retributiva", afirman desde el gabinete de igualdad de CCOO-PV.

Este último informe todavía no recoge la incidencia que la pandemia ha podido tener en la brecha salarial. Según remarca la organización sindical, la ONU ya advirtió que la covid-19 podría revertir los limitados avances en materia de género y derechos de las mujeres, la vulnerabilidad económica y social de las cuales se vería agravada.

"El Parlamento Europeo señala que tardaremos más de sesenta años a conseguir la deseada igualdad retributiva", según CCOO-PV

En la última Encuesta de Población Activa, publicada por el INE, se ha puesto de manifiesto que ellas han liderado la pequeña recuperación del mercado laboral del último trimestre de 2021. A pesar de que de entrada esto puede parecer positivo, realmente lo que esconde es que las mujeres trabajan de manera más precaria. Según analiza Josep Lladós, economista y profesor de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), cuando la economía empieza a reactivarse aumenta la contratación temporal. Y además, en esta ocasión se ha visto que también se ha reactivado la contratación a tiempo parcial.

Estos dos tipos de contratos recaen sobre todo en mujeres, que todavía son quienes se ocupan de las tareas familiares y de cuidados, y por lo tanto, son más proclives a aceptar estos tipos de trabajos. Esto demuestra que esta incipiente recuperación acompañada de lo que para Lladós es "fragilidad" y "incertidumbre" laboral, suele comportar peores salarios.

En 2018, el salario medio anual bruto de las valencianas llegaba a los 19.235 euros, frente a los 24.537 euros de los hombres, lo que supone una diferencia de 5.301 euros menos para las mujeres. En términos temporales, podríamos decir que en el País Valencià las mujeres trabajan gratis desde el 12 de octubre. Es decir, en una jornada de ocho horas, las mujeres trabajan una hora y 43 minutos sin cobrar. O lo que es lo mismo, las valencianas tendrían que trabajar 79 días más al año para que su ganancia media anual se equiparara a la de los valencianos.

En el País Valencià las mujeres trabajan 'gratis' desde el 12 de octubre

Cloti Iborra, la responsable sindical de igualdad, destaca que "las mujeres ocupan mayoritariamente determinados sectores feminizados que tienen salarios menores que otros masculinzados como podría ser el industrial. En un sector concreto, al analizar las diferentes ocupaciones, las mujeres ocupan los puestos de trabajo con menor remuneración", ha afirmado. Un claro ejemplo de esto son las conocidas como kellys, las aparadoras de calzado o las almacenadoras de naranja valenciana.

Causas de la desigualdad salarial

A esto es necesario añadir la influencia de la parcialidad de la jornada, tal como explica Lladós y corroboran desde el sindicato. Según detallan en su informe, el 74,4% de los contratos a tiempo parcial están ocupados por mujeres, en la mayoría de los casos de manera involuntaria, lo que determina cobrar un salario más bajo. En este sentido, desde el sindicato consideran imprescindible "empezar a desmontar el mito del carácter voluntario de la jornada parcial". Más de la mitad de las mujeres (52,2%) lo hacen porque no han encontrado un trabajo a tiempo completo. Sólo el 20% alegan como motivo el cuidado de niños o adultos dependientes y otras obligaciones familiares.

Otros elementos relevantes en la conformación de esta brecha son los complementos salariales, que tradicionalmente retribuyen aspectos como el esfuerzo físico o la disponibilidad horaria, penalizando a las trabajadoras que, al asumir en solitario tareas de cuidado, compiten en desigualdad de condiciones.

CCOO-PV: "Hay que empezar a desmontar el mito del carácter voluntario de la jornada parcial"

Para Iborra, el factor determinante es la jornada laboral: "Si hombres y mujeres tuvieran la misma distribución entre trabajo a tiempo completo y parcial, esta se reduciría a la mitad, pero el 74,4% de los contratos a tiempo parcial son ocupados por mujeres". Esta gran parcialidad es una mezcla entre los trabajos a los que pueden optar y la necesidad en muchos casos de reducir sus jornadas para hacerse cargo de criaturas y personas dependientes.

Afectación en las pensiones

Según explica Iborra, "la brecha salarial es la consecuencia económica de la desigual inserción y participación laboral de las mujeres en el mercado de trabajo, resultado de una división sexual del trabajo todavía vigente y de una cultura patriarcal arraigada. Además, esta desigualdad determina también las brechas tanto en las prestaciones como en las pensiones". La brecha de las pensiones en el País Valencià se sitúa en un 34% en 2020.

La pensión media mensual de los hombres está en 1.133 euros y la de las mujeres en 747, lo que supone una diferencia de 385 euros mensuales menos para ellas. Es más, esta cifra supone que la pensión media mensual de las mujeres valencianas esté por debajo del SMI de 2020, que se sitúa en 950 euros mensuales. En el caso de la pensión por jubilación, la brecha de género se situó en 2020 en el 34,5%, según CCOO-PV. Esto supone que las jubiladas valencianas cobran al mes 423,75 euros menos que los jubilados valencianos. De nuevo, en el caso de las mujeres, la pensión de jubilación media está por debajo del SMI, y se sitúa en los 805,41 euros, frente a los 1.229,16 que cobran los hombres.

En definitiva, la discriminación salarial es el resultado de la mayor explotación empresarial y desigualdad laboral que sufren las mujeres en su inserción y trayectoria en el mercado de trabajo, que a su vez tiene su origen en la desigualdad social, cultural, educativa, en las tareas de cuidados, que soportan. La sociedad no ha asumido que la conciliación de la vida laboral y familiar, y la falta de corresponsabilidad en las tareas de atención y cuidados no son solo responsabilidad de las mujeres y esto tiene graves consecuencias en términos económicos.

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