Una parte sustancial del sector de la movilidad, no pocas empresas y muchas autoridades a todos los niveles de gobierno consideran que un factor clave del futuro del transporte estará en la sharedmobility. Los vehículos compartidos, la movilidad como servicio y el descenso de los coches, patinetes y ciclomotores en propiedad ante las dificultades que plantea la rotura de la cadena de suministros y la retirada de los combustibles fósiles marcarán la forma de movernos por las ciudades. La plataforma fluctuo, dedicada al estudio de la movilidad compartida en Europa, ha estudiado cómo las principales ciudades del continente tratan esta evolución en un curso 2021 que la ha puesto en medio del mapa en muchos países.
Si se observan el conjunto de los servicios de movilidad compartida presentes a las principales ciudades del entorno, Barcelona y Madrid se encuentran en la parte alta de la horquilla. De hecho, solo Burdeos y Berlin tienen más empresas e iniciativas públicas de shared mobility que la capital del Estado español – con 26, 28 y 25 respectivamente. Barcelona cuenta con 20, por encima de Londres, Bruselas, Roma o Rotterdam, y al nivel de Milán o París. La ciudad catalana es, de hecho, el tercer mercado más grande del continente en cuanto a viajes per cápita en vehículos compartidos, superada únicamente por Oslo y la capital francesa. La urbe noruega destaca porque su principal servicio, el de ciclomotores compartidos, no fue introducido hasta septiembre.
Las dos principales ciudades españolas lideran el mercado europeo, de hecho, en este sector, el de los ciclomotores compartidos. Madrid es la ciudad que tiene más vehículos de este tipo, mientras que la capital catalana es la ciudad de Europa con más mopeds compartidos, por encima de Rotterdam, París o Berlin, donde las iniciativas también tienen especial éxito. Barcelona es con mucha diferencia la urbe con más empresas que ofrezcan motocicletas como servicio común, con 10, el doble que Madrid o Milán y cinco veces más que Bruselas. Se sitúa también entre las cuatro ciudades europeas con más bicicletas compartidas, con un total de cinco servicios; mientras que Madrid se encuentra entre las grandes representantes del coche shared.
Si se observa el liderazgo absoluto en cada una de las categorías, París es, con cierta diferencia, la ciudad con más bicicletas en modelo de distribución de Movilidad como servicio – a pesar de que cuenta con menos iniciativas concretas que, por ejemplo, Barcelona, Burdeos o Rotterdam – con cerca de 30.000. También ocupa una posición de liderazgo en los coches compartidos, una categoría liderada por Berlin, con más de 6.000 vehículos ofrecidos. El vehículo compartido con menos presencia en el Estado español es con mucho el patinete. Berlin tiene más de 35.000, y la también alemana Hamburgo es la segunda con unos 20.000 vehículos. Barcelona no cuenta con ninguna iniciativa de este tipo, mientras que Madrid suma unos 8.000 scooters compartidos.
Iniciativa empresarial
2021 fue el año de algunas de las grandes inversiones en iniciativas de movilidad compartida. La MaaS europea compitió, e incluso superó, a las firmas norteamericanas en cuanto a capital levantado en sus emergentes. La gran joya del continente en el sector es el estonia Bolt, antes conocida como Taxify, que levantó una serie E de 600 millones de euros el ejercicio pasado – y ha cerrado nuevas captaciones de financiación durante el primer trimestre de 2022. La empresa pasó del alquiler de vehículos eléctricos a toda una multitud de servicios de transporte, incluso delivery alimentario y de retail, y ya es una de las principales tecnológicas europeas.
La alemana Tier, dedicada a la micromovilidad compartida, levantó durante el pasado ejercicio unos 177 millones de euros. La sueca Voi levantó unos 102 millones de euros, mientras que dos holandesas, Dott y GO Sharing, consiguieron nuevos capitales por valor de 85 MEUR Y 50 millones de euros respectivamente. Del otro lado del Atlántico, solo Lime – especializada en micromovilidad, con una captación de capitales de 462 millones de euros – y Bird, californiana especializada en scooters compartidos – 141 MEUR – llegaron a los niveles de las grandes emergentes europeas.
La financiación pública también llegó a iniciativas de micromovilidad compartida europeas durante el curso. París hizo una inversión de 250 millones de euros en la construcción de unos 180 kilómetros de carriles-bici y más de 130.000 nuevos lugares para aparcar vehículos shared. Milán, por su parte, invirtió la misma cantidad en su plan Cambio, con 24 nuevos carriles-bici por unos 750 kilómetros en total. La Unión Europea también se añadió a este movimiento, con dos iniciativas estructurales dedicadas a la movilidad urbana sostenible y multimodal que compartirán más de 350.000 millones de euros en inversiones, según el informe publicado por fluctuo.