"Con la ternura se puede llegar a un estilo propio"

Jordi Gaspar, ex directivo de Telefónica y anterior director pedagógico del Taller de Músics, presenta 'So Tender', un disco de jazz de bajo solista, donde la experiencia empresarial de ser testigo de la transición tecnológica le ha servido para interpretar canciones de otros como si fueran propias

Jordi Gaspar, músico, compositor y profesor, ha presentado 'So Tender'  | Cedida Jordi Gaspar, músico, compositor y profesor, ha presentado 'So Tender' | Cedida

Directivo de Telefónica, profesor de música, exdirector pedagógico del Taller de Músics. Todas estas ocupaciones no han hecho más que reafirmar y consolidar lo que Jordi Gaspar quería ser de verdad: músico. Un músico con dos vertientes. La de la interpretación tradicional de clásicos del jazz o como acompañante con el bajo o el contrabajo de grandes artistas, cómo Serrat, Maria del Mar Bonet o Miguel Poveda, y el de músico improvisador que está constantemente buscando su camino. De su larga trayectoria empresarial, se ha llevado el bagaje de saber escuchar, la pasión por hacer las cosas, lograr consensos o el trabajo en equipo. Ahora se encuentra en un momento más 'individualista'. El fruto de este proceso es So tender, en el que Gaspar interpreta estándares de jazz y boleros como si fueran composiciones propias.

¿Cómo se ha forjado este viaje del mundo empresarial al musical?

Para entender mi transición desde el mundo empresarial al musical, se tiene que tener en cuenta que yo siempre he querido ser músico, pero también tener un trabajo estable. Con esta intención, con mi mujer nos presentamos a unas oposiciones para trabajar en Telefónica y las aprobamos. Mi idea era marcharme pronto, que ella se quedara y yo pudiera hacer música. Pero me animé profesionalmente porque viví la efervescencia de la evolución empresarial hacia el mundo digital y tecnológico. Me convertí en un experto en bases de datos y el diseño de plataformas tecnológicas. Incluso, Telefónica me envió a Brasil como consultor tecnológico.

Gaspar: "Ante una encrucijada, la vida siempre me ha enseñado que si te equivocas te darás cuenta, pero nunca puedes estar dudando continuamente"

¿Es posible contabilizar estos entornos tan, aparentemente, diferentes?

Durante muchos años, he pensado que podía compaginar las dos cosas, pero lo cierto es que he visto que no era posible. Necesitaba más tiempo para desarrollar mis proyectos musicales. La intensa estancia en Brasil durante ocho meses, en que la fuerte implicación profesional me impidió tocar, fue el detonante progresivo hacia el mundo musical. Ante una encrucijada, la vida siempre me ha enseñado que si te equivocas te darás cuenta, pero nunca puedes estar dudando continuamente. En este sentido, Brasil fue como un pequeño experimento.

¿Qué lo impulsó a abandonar esta actividad estable y de éxito profesional?

A pesar de que es cierto que en Telefónica llegué a ser jefe del departamento de redes y fue un tiempo muy intenso, en qué gestioné equipos de 70 personas, situaciones con las que me encontraba a gusto por el componente de coordinación y de empatía que comportan, sentía que estaba esperando una señal para marcharme. Esta fue el ERE que se presentó en 2003, pero no lo hice del todo hasta el 2006.

Gaspar: "Los técnicos, los músicos e ingenieros tenemos en común una pasión casi artística por nuestro trabajo"

¿Qué se llevó en la mochila después de tantos años en una multinacional como Telefónica?

Sobre todo, la experiencia del trato con la gente, aprender a gestionar y resolver inquietudes y problemas. Tres años después de salir de Telefónica, me llamó lo Lluís Cabrera, el director del Taller de Músics. Entiendo que en mí encontró el perfil de un técnico informático, que, más allá de las apariencias, también tiene una vertiente creativa muy intensa, de inventar, diseñar, planificar, que era perfectamente extrapolable a un lugar de trabajo como director pedagógico. Los técnicos, los músicos e ingenieros tenemos en común una pasión casi artística por nuestro trabajo. Paralelamente, creo que tengo otras aptitudes, ya que a pesar de que negociar no es mi punto fuerte, creo que comunicar, expresar ideas con eficacia y conseguir consensos forman parte de mis virtudes profesionales. De hecho, creo que las conversaciones se acaban convirtiendo en compromisos.

¿Cómo aplicó estos conocimientos en su nueva posición?

Cuando llegué al Taller de Músics, se me encargó la dirección pedagógica de un proyecto con 70 profesores, expertos en su materia, pero hacía falta un perfil que ayudara a remar en la misma dirección. Aquí pude aportar mi experiencia empresarial. Traté de detectar el talento de cada uno y hacerlos trabajar en equipo. Comprobé que hay una tendencia excesivamente individualista en el mundo de la música orientada a competir y no tanto a colaborar.

¿Qué papel ejerció el Taller de Músics en su carrera?

Después de seis años en el Taller de Músics, ya estaba cargado de estrés. Pienso que ha actuado de puente entre mi carrera empresarial y la musical. Después de pasar la Covid, a comienzos de la pandemia, y arrastrar un dolor en el pecho, me planteé que ya era el momento de lanzarme. Aún así, ya había hecho giras como músico, acompañando a Maria del Mar Bonet (cinco años) o a Joan Manel Serrat. En una estancia a Nueva York, acompañando a Miguel Poveda, me enamoré de un bajo acústico de cuatro cuerdas. Era el momento en el que se visualizaba una vocación que tenía de joven y que se resumía en la frase: alguien tenía que tocar el bajo.

So Tender es su quinto disco. ¿Qué supone personalmente y profesionalmente?

Supone sustentarme en un nuevo vector de crecimiento, como es la improvisación. Además, tiene una orientación muy emocional. Como camino, aquí intento seguir el ejemplo de los grandes músicos, especialmente del jazz, que tocan cada nota como si se acabara el mundo. De ellos, valoro esta voz interpretativa con un nivel exagerado de vehemencia. Haciendo la analogía con el mundo empresarial, se trata de interpretar un papel, un rol, pero con mucho compromiso. En definitiva, es la ternura de llegar al estilo propio.

Hay una cierta similitud entre su vida profesional y la musical, en el sentido de hacer un viaje desde una actividad más encorsetada hacia otra más libre

Es cierto que mi día a día musical se dividía entre las interpretaciones estándares y las improvisaciones. Igual que cuando estaba a Telefónica, inicialmente me planteé solo continuar con una trayectoria más tradicional, pero finalmente la elección fue otra.

¿Qué valores ofrece la música que no le ha dado la trayectoria empresarial?

La música te permite ser más individualista. Con la vida empresarial, hice un aprendizaje de trabajar en equipo, delegar, repartir... Recuerdo cuando me despedí de Telefónica, que en el correo electrónico que envié a los compañeros, aludía al hecho que siempre se hablaba que en el equipo, remábamos todos en el mismo barco. Mi mensaje era que yo me marchaba con mi pequeño barco, desde donde puedo ir a donde quiera. Ese es mi aprendizaje.

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