El 15 de diciembre, todos a cenar

Los restaurantes concentran la mayoría de las comidas de empresa estos días, una celebración de Nadal que empieza a recuperarse después de la crisis

"El fenómeno de las cenas de Nadal siempre ha sido muy arraigado a nuestra tradición. Sufrió una caída importante en la época de crisis, pero ahora se está volviendo a recuperar". Así es como explica el director general del Gremio de Restauradors de Barcelona, Roger Pallarols, el hecho que las comidas que organizan las compañías en estas fechas festivas vuelvan a estar presentes este año a la agenda de los trabajadores.

Sin las clásicas felicitaciones corporativas por correo –o las más modernas con ilustraciones creativas por e-mail-; los lotes para los empleados, clientes y proveedores; y las cenas y comidas, no es Navidad a las empresas. Ni lo es ahora, ni lo ha sido durando los años de crisis, pero el miedo a asumir gastos extras y hacer tambalear los balances, ha sido más fuerte que la tradición.

Algunas empresas optaron directamente para suprimir la comida, otras lo cambiaron por un pequeño convite, pero otros han intentado mantenerlo. Ahora bien, con una reducción del gasto respecto a la etapa precrisi que, según Pallarols, ha rondado el 60%. "El 2008 fue el año cuando más fuerte se notó la caída, y la situación se mantuvo durante toda la recesión. Ahora, pero, hace dos temporadas que vemos como las empresas están recuperando el hábito y empiezan a gastar algo más", añade.

Y es que, igual que el lote de Nadal, la celebración de esta comida puede ser vista como un indicador de la vitalidad financiera de una compañía. Un indicador que, por el que opina el director general del gremio, este 2016 está mostrando "un escenario más positivo".

Al restaurante, pero con un menú asequible
A pesar de que la previsión para el cierre de diciembre es buena, volver a las cifras del 2007 no es casi impensable: "El gasto mediano por comensal continúa estando un 30% por debajo de la que se producía antes". Para Pallarols, es el resultado de unos años difíciles donde las medidas de austeridad aplicadas han dejado huella. Se recuperan tradiciones, sí, pero con una cierta moderación.

Así, si un menú puede oscilar entre los 15 euros y los 80 euros por persona aproximadamente, sitúa entre los 35 y los 40 euros el precio mediano. "Por suerte, la ciudad de Barcelona tiene una anchísima oferta de restauración", señala, "esto implica que se pueden encontrar propuestas de todo tipos y adecuadas para cada bolsillo".

Con la idea de abaratar costes, la opción del càtering para algunos puede ser más viable, sobre todo si se trata de una empresa con una plantilla de 300 trabajadores porque no pueden encabir-la en ningún restaurante. Y hay que recordar el 'para algunos', porque cómo insiste a decir el director de restauración y càtering del Càtering Casanovas, Santi Isern, "el cubierto no siempre es más barato".

"Hay menos gasto en regalos, en cenas y comidas, en servicios de càtering... Se ha notado a gran escala. Nosotros hemos hecho un esfuerzo muy importante para compensar las carencias que hemos tenido los últimos años, hemos intentado hacernos más visibles en Internet porque la gente vea que somos otra opción", detalla. Aun así, tiene muy claro que si una compañía siempre ha optado por un restaurante, lo continuará haciendo: "Quién puede hacerlo, lo hace. Elegir un càtering o un restaurante va más en función de cada empresa. El càtering siempre es más de congresos y otros asuntos internos".

Por su parte, Roger Pallarols también tiene muy claro que el restaurante es el predilecto por dos motivos: "En nuestra tradición, tanto la celebración como el sector de la restauración tienen un papel central en nuestra cultura. No vemos los bares y restaurantes como una actividad más, los identificamos con nuestra forma de ser".

Jueves día 15, marcado en el calendario
Cada año hay un día estrella, el cual suele concentrar la mayoría de comidas de Nadal. Este 2016, la fecha es el jueves 15, seguido del viernes 16 y el fin de semana. Este año, pero, se ha producido una situación atípica y que, dice el director del gremio, ha traído de ninguno los restauradors: "Se ha concentrado toda la actividad en una semana en concreto. Tal como ha caído el puente entre la Purísima y la Constitución ha hecho que se pierda la semana. Normalmente estas celebraciones se reparten en dos semanas, pero este año la gente ha marchado y ha sido difícil para las empresas organizar nada", remarca. Tampoco ha ayudado el hecho que el día 24 caiga en sábado, porque "ya nadie quiere hacer nada ni los días 22 ni 23, acaban las escuelas y ya somos a Nadal".

Quién lo ha vivido de primera mano es el gerente del Restaurante Roma, Òscar Ribas. "Hemos perdido ventas, estamos más flojos que el año pasado", se lamenta, a pesar de que reconoce que el trabajo no los falta en este mes de diciembre, "el mes cuando más se factura", apunta. Por eso, se puede decir que el contexto ha favorecido los establecimientos que, hasta ahora, no estaban entre las opciones escogidas por las empresas. "Se mantiene el volumen de consumidores, pero se distribuye más en la oferta tan diversa que tiene la ciudad", aclara Pallarols como disparo positivo, quien destaca que para algunos restauradors, la Navidad supone el 20% de la facturación anual, siendo el verano la temporada más buena para el negocio.

Quién lo paga?
Hasta el 2007, se daba por hecho que quién costejava la celebración era la empresa. Pero que pasa cuando las compañías recortan gastos y desaparece la comida? Que los trabajadores deciden hacer su reunión asumiendo el coste del menú, un "fenómeno que ya casi no se produce", afirma el director del gremio.

Pero a la práctica Ribas asegura que todavía hoy en día atiende muchos grupos de empleados que se encuentran por iniciativa propia. "Normalmente se juntan porque la empresa no hace nada o porque ellos quieren hacer una cena más íntima", explica, "pero sí que todavía nos encontramos con compañías que lo suprimieron y que no lo han vuelto a hacer".

En un día, el restaurante Roma puede recibir entre dos y cuatro grupos de empresas pequeñas o medianas, o bien una de suela más grande. "Tengo espacio para 60 personas, no puedo coger más", apunta, puesto que hace más de dos meses que tiene reservas hechas y ha tenido que decir que no a muchos clientes que no han podido cambiar de día por falta de opciones al calendario.
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