La primera vez y, hasta ahora la única, que el Estado español ha organizado el festival de música Eurovisión ha sido el 1969, después de la victoria de Massiel en Londres con la canción La la la. El presupuesto del certamen en Madrid, que contó con el Vivo cantando de Salomé fue de 100 millones de pesetas que corresponde a unos 600.000 euros actuales. E, incluso, el pintor Salvador Dalí creó el cartel inaugural con el objetivo de plasmar una "España diferente", en la última etapa de la dictadura franquista.
Una vez dimos la bienvenida en el nuevo siglo y, después de la participación durante los últimos años de cantantes catalanes como por ejemplo Beth Rodergas o Miki Nuñez, esta edición que se celebra el sábado 14 de mayo de 2022 en la ciudad de Turín cuenta con Chanel, una cantante con raíces catalanas y cubanas con un número musical que ha cautivado los fans. Cómo también Paula Ribó, conocida como Rigoberta Bandini, que se quedó en las puertas de ser la representante española de este año con su Ay mamá.
Según las últimas encuestas, la artista Chanel que presenta SloMo, podría quedar en una buena posición e, incluso, ganar. Y, por lo tanto, le tocaría a nuestro país organizar la próxima edición que tendría lugar el mayo de 2023. Eurovisión es un festival que genera un fenómeno fan muy amplio en todo el mundo, puesto que cuenta con 180 millones de espectadores mundiales. Pero también de numerosos detractores, que lo califican de inversión muy elevada y de poco regreso. Aun así, ¿es verdad?
Lisboa como punto de partida
"De Eurovisión me gusta todo. Se trata de un talent show con voz, música y canciones. Además, durante los últimos años ha evolucionado mucho, con performances, fuegos artificiales y coreografías. Puedes encontrar desde una cantante con una voz espectacular o con perfiles multifacéticos con apuestas por el show completo. Aparte, buscan rehuir de la política y las rivalidades", revela Xavier Baños, experto en el festival.
El coste de este año de la participación de Eurovisión de España es de más de 600.000 euros
Si hablamos de cifras y, sin ser la sede de este año, Radio Televisión Española (RTVE) tiene que pagar a la Unión de Radiodifusió Europea 302.156,84 euros. Una cifra que es el doble y llega a los 637.984,18 euros si se tiene en cuenta la delegación completa que acompaña a la cantante, como por ejemplo la parte artística, el alquiler de equipo, las dietas, el vestuario y el personal técnico.
En cambio, si se trata del país organizador de Eurovisión y, según las cifras de los últimos años, el certamen musical ha llegado a costar una media de entre 13 y 45 millones de euros por edición. Como consecuencia, el gasto se acostumbra a repartir entre dos organismos: la televisión pública del país anfitrión y la ciudad que actúa como sede del festival. Y lo importante: ¿qué ciudad escogeríamos en caso de ganar? ¿Madrid? ¿Barcelona? ¿Valencia? ¿Mallorca?
Barcelona, ciudad ideal
La Unión Europea de Radiodifusión explica en su portal que el proceso se lleva a cabo gracias a las ciudades interesadas del país ganador, que tienen que presentar una candidatura y un plan financiero. Los requisitos: que la ciudad cuente con un aeropuerto con buenas conexiones internacionales, gran oferta hotelera y un estadio con capacidad para más de 10.000 asistentes. Y, seguramente, si alguien está leyendo el artículo, podría pensar con el Palau Sant Jordi de Barcelona, que cumple todos los requisitos.
Chelo Morillo, experta en marca de ciudad y profesora de EAE Business School explica en VIA Empresa que “celebrar un festival de música con tanta repercusión como Eurovisión tiene un beneficio económico importante para la ciudad que lo aloja, aunque también depende de la organización, la inversión, el atractivo turístico del destino, la facilidad de conexión y acceso a esa ciudad". Y, según Morillo, "Barcelona es una ciudad deseable y líder en organización de congresos, aparte de ocupar la cuarta posición de destinos más visitados de Europa".
La experta puntualiza que es el momento de reactualizar la capital catalana y dar un golpe de marca con ese impasse que ha supuesto la covid-19 y que ha aturado todas las actividades. Además, Morillo detalla que España es el país líder en organización de festivales, en concreto más de 1.000 anuales que permiten recaudar más de 5.600 millones de euros al año, siendo Catalunya, Andalucía y Madrid las grandes partícipes del momento.
Los requisitos para organizar Eurovisión: ganar el festival, contar con un buen aeropuerto, una gran oferta hotelera y un estadio con más de 10.000 asistentes
Como curiosidad las ciudades organizadoras también tienen que contar con un centro dedicado al festival, con pantallas gigantes, actividades durante una semana e incluso locales de ocio nocturnos para celebrar la fiesta posterior con artistas, fans y prensa acreditada.
Durante los últimos diez años, el festival se ha celebrado en Malmö, Copenhague, Viena, Estocolmo, Kiev, Lisboa, Tel-Aviv, Rotterdam y ahora Turín. Y, entre las ciudades más similares a la nuestra, sería Lisboa. "Una de las mejores ediciones como organización y cómo espectáculo musical para todos los fans", apunta Tania A.,seguidora del festival. "En Lisboa se vivieron actividades espectaculares, puesto que Portugal no había ganado nunca y era su primera vez. La logística y las instalaciones estaban muy bien montadas y todo era muy cerca. Una delicia para los fans", explica Xavier Baños, experto en Eurovisión.
Una de las mejores ediciones que se recuerdan de Eurovisión es la de Portugal 2018, ciudad con características similares a Barcelona
La capital de Portugal, una ciudad con buen clima, buenas conexiones, gastronomía, vinos y dedicada en parte al turismo, se gastó 22 millones de euros para organizarlo y los beneficios indirectos superaron los 100 millones, según la Asociación de Hostelería, Restauración y Similares de Portugal (AHRESP), destacando el lleno hotelero absoluto durante el fin de semana del festival. A pesar de que hay ciertos países que no han contado con ganancias y sí con un numeroso gasto, como por ejemplo Israel o Azerbaiyán, que los ha servido para "publicitar" el país y hacer lo que se conoce como pinkwashing, tal como apunta Tania A. En el caso del país ubicado en la Europa oriental invirtieron más de 100 millones de euros y obtuvieron tan solo 8,5.
El pinkwashing, más habitual de lo que nos pensamos
Por los que no lo conozcan, el concepto de pinkwashing es un término que critica la falsedad en estrategias de comunicación y marketing, como por ejemplo mostrar la implicación de la empresa o institución reivindicando un movimiento concreto. ¿Cómo? Apropiándose de su lucha y argumentos únicamente para ganar simpatía y mostrarse cómo una institución moderna y progresista cuando en realidad, no promueven ninguna política favorable a esta, sino que se usa únicamente una estrategia propagandística. Y de aquí la crítica de muchos fans que consideran que hay países que se han aprovechado de reivindicar el colectivo LGTBI+, que cuenta con muchos seguidores del festival, cuando no promueven acciones parlamentarias o la lucha por las reivindicaciones.
Eurovisión, un festival que si aterriza en nuestro país, llevaría con él los valores de diversidad, tolerancia y multiculturalidad en un mundo cada vez más convulso. Y la previsión de Baños: atención a Suecia, Italia, Grecia, el Reino Unido y España. También encontramos Ucrania que tiene muchas posibilidades de quedar en buena posición. Finalmente, el experto destaca que esta edición será única y especial porque hacía "muchos años que no había tantos favoritos, entre ellos Chanel". Por lo tanto, sábado 14 de mayo a las 21 h tenemos una cita histórica ante la televisión.