Esta semana se ha inaugurado Juno House, el primer club para mujeres profesionales de la ciudad condal en un lugar emblemático. Se trata de la Farinera de Aribau, un edificio de carácter industrial de cinco plantas del siglo XVIII, ubicado en el barrio de Sant Gervasi. Un proyecto de rehabilitación que, tal como explican en exclusiva a VIA Empresa, se diseñó durante dos meses, se construyó con tan solo cinco y ha contado con una inversión de más de dos millones de euros.
El concepto de club social está muy arraigado en los Estados Unidos y muy posiblemente lo hemos visto reflejado en series de televisión o películas, pero en Catalunya es completamente nuevo. La fundadora de la iniciativa, Natalie Batlle, lo define como "oasis urbano para la mujer actual para crecer profesional y personalmente". De momento cuentan con 300 socias apuntadas en el club y otros a la lista de espera y admisión. "Queremos fomentar las relaciones entre socias y que se inspiren las unas con las otras. Por este motivo no podemos dar cabida a muchas profesionales de un mismo sector. Despacio y buena letra", explican las fundadoras.
Juno cuenta con 300 socias y otras en lista de espera para dar cabida a profesionales de diferentes sectores
En palabras de la periodista Helena Garcia Melero, que ha inaugurado el acto ante un centenar de asistentes, "Juno es un centro único que fomenta la conciliación de la mujer, de su vida laboral y familiar. Un espacio de reencuentro, de networking en el que no prevalece la rivalidad y compartir experiencias".
Juno, la diosa romana del amor
¿De dónde proviene el nombre del club? En primer lugar, Juno es la diosa romana del amor, del matrimonio, del hogar y del parto. Es un ser mitológico que acompaña la mujer desde los primeros instantes de vida y representa alguien que siempre está a tu lado. Como consecuencia, es un club de mujeres que cuenta con una cuota mensual con servicios utilizados y destinados al género femenino. Y la filosofía es clara: women tono women.
Batlle (fundadora): "Juno es un refugio urbano donde juntas podemos soñar, cuidarnos y crear sinergias"
Quién ha liderado el nacimiento del club es Natalie Batlle, una empresaria nacida en Chicago, con un padre catalán y con una madre americana. Una enamorada de Nueva York y Barcelona, que hace tres años soñó con esta idea como "refugio urbano donde juntas podemos soñar, cuidarnos y crear sinergias". Un propósito de acercar la filosofía de la cooperación entre sus integrantes, actuar como un "catalizador para su desarrollo y promover el bienestar, tanto en el ámbito personal como profesional".
Pero ¿cómo llevar a cabo un proyecto de estas características? Batlle da las gracias a la familia Elias, inversores mayoritarios del proyecto. Y también a cuatro compañeras que se han unido al proyecto, con una reivindicación feminista y una gran conexión entre ellas.
En cuanto a las instalaciones, que los periodistas han podido ver en exclusiva, se trata de espacios cómo la Farinera, que cuenta con cuatro plantas acogedoras destinadas a potenciar el crecimiento, la conciliación familiar y el bienestar personal; y la otra, la Nave, un espacio de más de 800 m2 dedicados al desarrollo profesional, centro de negocios y networking.
Un total de 1.400 m2 destinados al día a día: trabajar, comer, invitar clientes, familia, amigos, asistir a las actividades y acontecimientos generados u organizar sus propios acontecimientos y encuentros. También actividades de wellness, masajes, yoga, cursos de maquillaje, vestuarios y showrooms. Finalmente, el proyecto de reforma y decoración también ha sido concebido por mujeres, la arquitecta Merche Conca del estudio BCA Arquitectura y la interiorista Meritxell Ribé, de The Room Studio.
Juno, un oasis urbano en la ciudad condal que permite al género femenino fomentar la conciliación, la inspiración y sobre todo soñar.