Másteres, el trampolín al mercado laboral

Ampliar la formación se ha convertido en una opción viable para paliar el paro, especialmente cuando los convenios de prácticas y la adquisición de habilidades digitales facilitan encontrar trabajo

Buscas trabajo? Pues toma nota y empieza a pensar en algún máster o posgrado: idiomas, desde inglés a chino o japonés, dos o tres competencias muy concretas y habilidades transversales. Estos son algunos de los requisitos que piden las compañías cuando buscan nuevos profesionales. Algunos, como las competencias transversales, hacen referencia a "flexibilidad, compromiso, gestión de personas o habilidades sociales", enumera el career service manager del campus de La Salle Barcelona – URL, Javier de Diego, pero otros implican más formación.

Precisamente en una semana temática como esta, donde los salones de la Enseñanza y el Futura son el escaparate de más de 300 universidades, los másteres y posgrados ganan visibilidad. Y es que, hoy en día, se han convertido en herramientas de crecimiento profesional. "Los nuevos estudiantes optan por los másteres cuando quieren adquirir una serie de competencia para ampliar el suyo", detalla de Diego, quien añade a continuación que son personas que buscan una "repercusión en medio o corto plazo" en su carrera laboral.

Convertir un convenio en un contrato laboral
Este colectivo de estudiantes ahora incluye mayoritariamente personas acabadas de graduados, pero también trabajadores con experiencia que quieren explorar otros ámbitos. Es una tendencia que se ha invertido en los últimos años y que, junto con el que lo career manager de La Salle define como "cambios de mercado y tipo de cliente", ha hecho que los centros docentes hayan tenido que repensar sus programas para cubrir las necesidades del tejido empresarial. Además, ha traídos las universidades a ofrecer "formaciones generalistas que aporten valor a los estudiantes y un talento más transversal a la empresa", comenta el director de marketing de UIC Barcelona, Toni Alonso.


De entrada, como que el máster se entiende como una herramienta de impulso hacia el mercado laboral, el primero es asegurar el ocupabilitat. En este sentido, la UPF Barcelona School of Management ofreció el curso 2014-2015 casi 1.800 ofertas de trabajos de 635 empresas y La Salle Barcelona-URL consiguió que el 70% de los cerca de 700 convenios derivaran en contratos laborales, dos cifras que avalan la utilidad de los programas como trampolín.

De hecho, esto es el que trajo la Georgina Girona a cursar el máster en Marketing Directo y Digital de la UPF-BSM. "Hacía unos cuántos años que pensaba en el programa, incluso había ido al Salón Futura a informarme sobre formaciones en comunicación y el mundo digital", relata, por el que no lo dudó cuando se quedó al paro.

A pesar de que elogia el contenido del programa, Girona reconoce que la lista de compañías que colaboran con el centro docente a través de la bolsa de trabajo es uno de los elementos que la hizo decidirse por estos estudios. Mientras los cursaba, hizo prácticas como community manager del centro hasta que la misma Ogilvy la fue a buscar para incorporarla, con un convenio con la universidad, como ejecutiva de compras a su división digital.

Según explica a VÍA Emprendida, hace cerca de un mes que ha dejado esta última compañía para incorporarse al departamento de Comunicación de la Universitat Ramon Llull. Y a lo largo de estos cambios profesionales, ha podido comprobar que los másteres y los convenios ayudan a "abrir las puertas y sumar una experiencia previa importante". "Tal como estamos actualmente, si la formación te aporta un plus más allá de la académica, se tiene que tener en cuenta", reflexiona.

Conocimientos, oportunidades y contactos
En general, quienes optan para ampliar su formación lo hacen para complementar sus conocimientos dentro de una misma rama o para hacerse camino en un sector diferente de donde se encuentran.

El caso de Girona vendría a ser este segundo. Ella tiene una doble diplomatura en Ciencias Empresariales y Relaciones Laborales, pero quería adquirir conocimientos más sólidos en el campo de la comunicación digital y las redes sociales. "El máster me ayudó a aprender a usar las herramientas actuales y a tener mucho más claras las estrategias a seguir para cada objetivo", explica, "pero también me ha servido para entrar al mundo que me interesaba: la educación, donde no son productos tangibles, vas más allá y enriqueces la persona".

Un ejemplo para hablar de la banda contraria es el de Marina Suleymanova. Actualmente trabaja a Zirkolika Revista de Artes Circenses, donde hizo las prácticas al finalizar el máster en Gestión Cultural de la Universidad Internacional de Cataluña. Suleymanova ya tiene experiencia en el sector teatral en Rusia, donde ocupó cargos como el de ayudante a director, pero quería ampliar horizontes con alguna formación sobre comunicación y crítica cultural.: "Buscaba un programa que me diera habilidades y criterio, no quería cosas teóricas, quería aprender la parte práctica para ejercer".

Pero Suleymanova comprobó de primera mano que los estudios y convenios dan más que formación complementaria y oportunidades laborales; dan también la opción de elegir. "Creo que hacer prácticas te permite conocer empresas desde dentro y descartar o escoger según el que voces. Los convenios también sirven para pasar por varios lugares y hacer contactos hasta encontrar el adecuado, como también ayuda a saber si realmente esta es la profesión que quieres hacer", justifica su punto de vista. Y en el caso de la compañía, la aplicación sería similar, puesto que considera que las estancias son también una buena herramienta porque los negocios opten por el perfil más interesante entre los futuros profesionales.

Cuando no todos tienen las mismas habilidades
La formación in compañero es todo un clásico que encara no queda descatalogado, ni siquiera con el auge de los MOOC. Ahora bien, el career service manager de La Salle Barcelona alerta que no sirve para todo el mundo: "Las empresas tienden ninguno esta opción cuando hay homogeneidad en el nivel de conocimiento de los empleados. Si no hay, envían cada persona a hacer un programa abierto que sea específico por sus necesidades".

Que no haya transversalidad en la plantilla es debido a varios motivos, desde el autoexigència personal para ir reciclándose como la convivencia entre diferentes generaciones dentro de la compañía. Esto nos trae a hablar de los millennial, sobre los cuales De Diego subraya que son profesionales "más autodidactos" y que sólo optan por las formaciones cuando quieren conocimientos específicos. "En cuestiones técnicas que piden más inmediatez, se espabilan sólo; en temas como el management, donde no se puede aprender con tanta facilidad, van hacia las instituciones a formarse", ejemplifica.

Pero más allá de la edad, el que es bastante obvio es que las necesidades de reciclaje e inclusión de profesionales con nuevas habilidades se da en ámbitos que están haciendo su migración hacia el digital. Y lo demuestran las cifras: "Tenemos un 80% más de demanda de mercado que volumen de estudiantes que podemos ofrecer". Por eso, De Diego señala el sector tecnológico como el que más oportunidades laborales ofrece y el cual recomienda a los futuros estudiantes que quieren trabajo. "Cada vez hay más demanda de especialistas en marketing digital, Big Data, business intelligence... y traemos unos años en desequilibrio", afirma a la vez que anima quienes todavía duden para lanzarse.

Aun así, Alonso de la UIC Barcelona insiste en la necesidad de crecer internamente. "Las compañías priorizan cada vez más la formación humana y las competencias transversales de atapció en un mundo cambiante", detalla, "los conocimientos técnicos se pueden adquirir y desarrollar al puesto de trabajo, pero la actitud con la cual afrontas los problemas es un valor añadido".

Hoy Destacamos
Lo más leido