La marca Lindberg vende por 3.061 euros unas gafas de oro. Está justificado su precio? Con el actual precio del oro es muy probable que sí. Qué define el precio de unas gafas? Qué hace que unas gafas sean caras? Entre el coste de la montura, lentes y la marca, el rango de precios en que se mueven estas prótesis oculares que usan casi 25,5 millones de españoles por necesidad y muchos más para protegerse del sol van desde los pocos euros hasta unos cuántos miles. La calidad de la montura, la finura de las lentes, la protección de los rayos y, también, el renombre de la casa que las produce hacen que las gafas lleguen a ser un producto de primera necesidad a veces demasiado poco accesible.
Pasta, lentes y tratamientos
El producto en si, en el tangible, hay tres partes: la materia primera, el proceso de producción y los acabados. Para la montura normalmente se usa o bien fibra de nilón -más económica, pareciendo al plástico-, el acetato -conglomerado de algodón- o el metal.
La fibra de nilón no se puede adaptar ni ajustar a la cara del usuario y es de mucha menos calidad. Pesa menos, es más económica, pero se rompe más fácilmente.
El acetato, en cambio, proviene de unas planchas que se tienen que cortar y después limar para conseguir la montura perfecta. Una de las propiedades de este conglomerado químico es que se puede deformar con el calor y, por lo tanto, se puede asentar mejor a la nariz u orejas del usuario. El acetato permite, además, crear unos colores y aguas que la fibra de nilón no permite.
Los vidrios de unas gafas, mineral u orgánico, pueden ensartarse a emás de 500 euros dependiendo de su graduación
El tercer material más empleado es el metal. El más caro en este caso es el titanio, que pesa muy poco y es ajustable. Normalmente, pero, se usan aleaciones mucho más económicas. Además, la industria también se gasta el dinero en investigación y desarrollo para crear nuevos materiales, cosa que siempre se acaba repercutiendo en la factura para el cliente.
Los procesos de producción también influyen en el ticket de una gafa. Las virutas de fibra de nilón se calientan y se inyectan en un molde para sacar el frontal y barillas de las gafas. Un proceso industrial muy rápido y barato. Ahora bien, se tiene que hacer un molde 3D para cada frontal, cosa que es bastante cara llegando a valer 40.000 euros cada uno. A pesar de que con el paso de los años se ha ido recortando este coste.
El acetato, en cambio, se corta y después se tiene que pulir. Se hace un molde para cortar, pero es 2D, cosa que lo hace más económico, si bien el proceso manual para pulir cada anteojos eleva el coste del producto. Por otro lado, y en cuanto al metal, el más caro en este caso es el ensamblaje y la soldadura.
Un pequeño detalle importante que hay que comentar son las bisagras que juntan las barillas con el frontal de las gafas: en este campo técnico las calidades varían desde las más simples a virguerias que hacen que las gafas se adapten mejor a la forma de la cabeza del usuario.
Finalmente, los acabados que se puedan añadir a un modelo básico acabarán de afinar el precio de la montura de las gafas: colores, tratamientos, rayitas, marcas, brillantes y un largo etcétera que se expande en toda la imaginación posible de los creadores. Todo con su procedimiento, bien sea manual o mecanizado.
Y esto por lo que hace sólo a las monturas. Las lentes ya son un mundo aparte. Hay dos tipos de lentes que se usan mayoritariamente en las gafas de sol: vidrio mineral, pesando y más caro, porque se rallan mucho menos y también son de más calidad; y las de vidrio orgánico, que es un tipo de plástico que por lo tanto es más propenso a rallarse. Estos últimos son los más vendidos, puesto que se le puede aplicar tratamientos para mejorar las propiedades.
Y los tratamientos siempre incrementan el coste final de la ojera: polarización, antireflejante, endurecimiento, coloración, contraste, filtros oleofóbicos...
Marcas como Lindberg, Maui Jim o Silhouette venden gafas de vista y de sol a partir de los mil euros
Además tenemos que incluir la graduación de los vidrios. Un vidrio monofocal con una graduación alta, sea mineral u orgánico, tiene muchos números de acabar escalando en la factura. Los más baratos no bajan de 50 euros y la cosa se ensarta fácilmente en los 200 euros por los vidrios.
Y si los vidrios son progresivos y no monofocales, la cosa todavía sube más: en este campo las opciones para encarecer los vidrios se disparan. La complicación técnica de una lente progresiva sin pasillo (la transición entre una zona de la lente con una graduación y otra) es muy alta y, por lo tanto, costosa. Estamos hablando de 500 euros hacia arriba sólo en vidrios.
Intangibles
El dinero que se dejan las marcas para que cuando vamos a las ópticas nos acordemos de ellas es enorme. Los intangibles de Ray Ban, Alain Mikli, Arnette, Oakley, Oliver Peoples, Persol, Prada, Chanel, Versace y un largo etcétera de casas que hacen gafas son el coste más grande en el ticket final cuando salimos de la óptica. Normalmente de cada marca hay, por cada colección, un rango de precios que oscila entre el centenar de euros como mínimo y de aquí hacia arriba, según el posicionamiento de cada casa. Y lo más probable es que acabemos comprando unas gafas de Luxottica, que es el conglomerado italiano más grande del mundo en el sector. Si queremos salir, hay opciones, como por ejemplo De Rigo, Safilo, Marcolin -todas italianas-, Marchon (EE.UU.) o las catalanas Etnia Barcelona, Project Lobster, Lool o Meller, por citar algunas.
Y estas todavía son de la gama más barata, porque marcas como Lindberg, Maui Jim o Silhouette venden gafas de vista y de sol a partir de los mil euros. Que santa Lucía nos guarde la vista.