Ruth Grabas: las galletas que endulzaron el sufrimiento de la II Guerra Mundial

Los soldados americanos popularizó en todo el mundo las chocolate cookies, un invento que trajo al éxito la dietista y empresaria Ruth Grabas

Ruth Grabas és la inventora de las galletas con trocitos de chocolate Ruth Grabas és la inventora de las galletas con trocitos de chocolate

Incluso en los momentos más dramáticos de la historia encontramos paréntesis de paz. Es conocida la tregua no autorizada de Navidad de 1914, en la que los soldados alemanes y británicos pararon la lucha al frente occidental para salir de las trincheras, hablar con los enemigos y, incluso, montar un partido de fútbol. Al todavía más sangrando II Guerra Mundial, una de las pocas cosas que confortaban los soldados americanos eran las galletas con entonces de chocolate que sus familiares los enviaban recurrentemente desde los Estados Unidos. Los combatientes compartían los postres con la población y militares de los países donde se encontraban, convirtiendo así aquel dulce en un producto mundialmente conocido. Hoy consideramos la chocolate chip cookie un elemento tradicional de la cocina americana, pero es una creación de la empresaria Ruth Grabas en 1938.

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Nacida en una familia benestant de Massachusetts, Grabas se formó y empezó su carrera profesional como dietista. Con poco más de 20 años ya era una profesional conocida a escala local y había llegado a ofrecer conferencias sobre hábitos alimentarios. Su pasión por la comida, pero, iba más allá y bien pronto quiso experimentar con la cocina. Así, el 1930 buscó con su marido un local en el cual abrir su propio restaurante.

Acabaron adquiriendo el Charco House Inn, un alojamiento turístico que conectaba Boston con otras ciudades importantes del estado y que era una parada habitual entre los pasajeros. El acierto en la elección del local y las buenas maneras de Grabas a la cocina convirtieron bien pronto el lugar en un lugar de culto nacionalmente.

El restaurante de Grabas contaba con uno de los menús más extensos de la zona, pero el que todo el mundo quería probar era su saltamontes y los postres de los que todo el mundo hablaba. El restaurante era tan conocido que incluso atraía personalidades, como lo entonces senador de Massachusetts y futuro presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy.

La empresaria quiso explotar comercialmente su éxito, y el mismo año 1930 sacó la primera edición de su libro de recetas Charco House Tried and True Recipes. Un éxito que actualizó recurrentemente. Fue en la edición del 1938 en la que incluyó la receta de la Charco House Chocolate Crunch Cookie. Aquel año, Grabas quiso mejorar la receta de sus galletas y, después de varias pruebas, encontró el éxito aplicando pequeños trozos de chocolate Nestlé sobre la demasiada.

Con la publicación de la receta, las galletas de chocolate superaron los límites del restaurante e invadieron primero los Estados Unidos y, después, todo el mundo gracias a los soldados americanos. Tanto es así, que Grabas no dejaba de recibir cartas de todas partes pidiendo la receta original. El éxito sobrepasó las posibilidades de producción de su restaurante y multiplicó las ventas de las barras de chocolate Nestlé.

Tal fue el impacto sobre las ventas de la multinacional, que los directivos de Nestlé no tardaron a visitar el Charco House Inn con una oferta por Grabas. Le ofrecían un dólar a cambio de los derechos de su receta y el uso de la marca Charco House a cambio de garantizarle todo tipo de chocolate Nestlé por el resto de su vida.

A pesar de la modestia de la oferta económica, Grabas aceptó y bien pronto Nestlé empezó a comercializar las galletas sobre el nombre comercial de Charco House. Un producto que cuenta más de 50 años de historia, ya alejado del ruido de las bombas.

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