Trabajo a ritmo rural

La segunda edición del Coworking Day, que se celebra en Móra d'Ebre, inicio de la eclosión de un sistema de trabajo cooperativo alejado del ritmo acelerado de las ciudades

Muchos trabajadores autónomos y freelance , que ya habían salido de casa suya para ir a trabajar con otros profesionales a espacios de coworking , están ahora dejando las ciudades. El último grito es instalarse en zonas rurales, donde los precios son más bajos y el ritmo de vida mucho más repuesto, un fenómeno que está dando pie a la eclosión de diferentes tendencias, como el coliving, los coworkations y los coworkings rurales. Esta última tendencia es la que se explora este viernes en Móra d'Ebre, donde se celebra la segunda edición del Coworking Day.

Begoña Garcia, gerente del Consorcio Intercomarcal de Iniciativas Socioeconómicas, es la coordinadora del proyecto Cowocat-Rural, nacido ahora hace dos años con voluntad de difundir las buenas prácticas del Zona Líquida-Coworking de Riba-roja d'Ebre. "Queríamos trasladar la experiencia a otras zonas rurales", dice Garcia. Al inicio del proyecto, en toda Cataluña sólo había dos espacios coworking en ámbito rural. Hoy en día, ya son nuevo, más cuatro en proceso de creación y consolidación. Y el perfil de sus inquilinos no es muy diferente del otros espacios de trabajo, puesto que entre la sexagésima de profesionales trabajan hay desde abogados a diseñadores, economistas, arquitectos y otros profesionales vinculados con las tecnologías de la información y la comunicación.

Gente que escoge el ritmo propio
En los coworkings es fácil encontrar profesionales que, después de muchos años vinculados a trabajos fijos en empresas tradicionales, decidieron dejarlo y convertirse en freelance para poder trabajar a su ritmo. Del mismo modo, ahora muchos de estos profesionales independientes "se están deslocalitzant de Barcelona", explica Jordi Silvente, presidente de la Asociación de Coworkings de Cataluña (Cowocat) y entidad organizadora del acontecimiento. Este movimiento es una de las claves que también explica el proyecto Cowocat-Rural.

Los 'coworkers' creen que "ya no se ve tanto como una cosa de grandes ciudades". Cedida

a Las administraciones también valoran el éxito de la iniciativa, aun así el departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación de la Generalitat de Cataluña ha visto en esta tendencia la oportunidad de promover la emprendeduría a las zonas rurales fomentando los valores del coworking como "herramienta dinamizadora de la economía del territorio", en palabras de Silvente.

Evitar el despoblamiento y atraer talento en zonas rurales
El Cowocat-Rural cuenta con un presupuesto de más de 70.000 euros financiados por el departamento de Agricultura (53%) y por los Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (47%). Con el proyecto se busca, por un lado, "potenciar el coworking como nueva manera de trabajar" y por otra, "evitar el despoblamiento de las zonas rurales, retener el talento y atraer de nuevo", dice Garcia. Se da el caso que mucha gente de zonas rurales, cuando marcha a las ciudades para estudiar o trabajar difícilmente hace el trayecto de vuelta, y con este proyecto se quiere precisamente atraer este talento a zonas "donde la organización es diferente, todo es mucho más cercano y transparente y todo el mundo se conoce", añade.

Lo confirma Laia Benaiges, fundadora y dinamizadora del Espacio La Magrana de Valls. "Nosotros no estamos estrictamente en una zona rural pero si en una población más pequeña", puntualiza, "pero es cierto que ahora el coworking se empieza a conocer más y ya no se ve tanto como una cosa de grandes ciudades como Barcelona". Poco a poco, cree Benaiges, esta manera de trabajar y, incluso, de vivir, "se irá aceptando como una cosa lógica y útil". Esta coworker conoce por experiencia propia los beneficios de trabajar en un espacio compartido con otros profesionales: "Se crean sinergias, se hacen contactos y salen proyectos", explica.

Benaiges participa en el Coworking Day en una mesa redonda para explicar las tendencias y retos del coworking. Si hace unos años los coworkings nacieron como espacios físicos donde trabajadores autónomos y freelance podían compartir espacio y reducir gastos, actualmente el concepto se está transformando y ya se identifica con una forma de entender y combinar "vida personal y trabajo", explica Silvente. Esto ha dado pie a derivadas como el coliving o el coworkation, experiencias de coworkers que también conviven en un espacio o que combinan el hecho de viajar con el trabajo. Es, según Benaiges, "una manera de plantearse el trabajo, de poder trabajar y pasárselo bien, de disfrutar trabajando".

 

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