Coches conectados y sin conductor

Los vehículos del futuro serán autónomos, un factor que provoca interés y recelo a partes iguales

Esta semana Uber ha realizado la primera entrega de mercancías con un camión autónomo. Ha estado a Colorado, en los Estados Unidos, donde la compañía ha repartido un cargamento de 50.000 latas de cerveza después de un viaje de 200 kilómetros sin conductor. Es el último ejemplo de viajes realizados por vehículos conectados y autónomos, y no será el último.

A pesar de que todavía no forman parte de nuestro día a día, los coches sin conductor ya son una realidad. Uber, Google o Tesla son algunas de las empresas que más están trabajando. La presencia en nuestros vehículos de la Internet de las Cosas es todavía más palpable. Hoy en día, muchos coches, camiones, aviones y barcos ya recogen, analizan y gestionan centenares de datos. Desde la posición GPS, hasta el consumo de combustible, el uso del cinturón de seguridad, o los hábitos de conducción.

La idea de tener este tipo de vehículos paseando por nuestras carreteras y ciudades provoca en mucha gente tanto interés como inquietud. Resultará seguro? Podrán hackejar-se? Qué pasará si hay un accidente? Quién poseerá todos los datos que recoja el vehículo? Cómo las gestionaremos? Perderán los conductores sus lugares de trabajo?

Estas son algunas de las preguntas que han intentado responder los cuatro panelistes de la mesa redonda Vehículos conectados: Oportunidades y Cambios. Cómo será el futuro?, celebrada este jueves en el marco del YATE Solutions World Congress de Barcelona.

Seguridad
Spotify, Netflix y otras plataformas dejaron de funcionar el pasado 21 de octubre en los Estados Unidos debido a un ciberatac dirigido desde dispositivos con YATE. No se filtraron datos bancarios ni personales, pero aún así, saltaron todas las alarmas. Si en vez de nuestras canciones o películas preferidas, el que se pone en peligro es nuestra seguridad dentro de un coche, la preocupación está más que justificada.

Aún así, Dana Spataru, ninguno del departamento de Riesgos Cibernéticos de Deloitte, saca hierro al asunto: "Los coches autónomos no son un objetivo per se por los hackers", asegura, "hay otros ámbitos, como el financiero, que los resultan más atractivos". Ahora bien, Spataru admite que la posibilidad de ataques es real, y recalca la importancia de incluir la seguridad como la primera prioridad en la fabricación de vehículos autónomos.

Regulación
Casi todos los expertos en la materia coinciden que hay que regular estas nuevas tecnologías. Alexander Soley, especialista en coches conectados de Dell, advierte que en muchos países europeos, como por ejemplo España, no hay todavía leyes específicas por los coches autónomos. "Su uso, ni está permitido, ni tampoco está prohibido", asegura.

En los Estados Unidos, explica Soley, sólo siete Estados tienen legislación sobre los vehículos conectados, y todos con regulaciones diferentes. En Florida, por ejemplo, los coches pueden utilizarse de manera totalmente autónoma; en California, se exige siempre la presencia de un conductor humano; y a Nevada, está prohibido escribir mensajes de móvil mientras el coche conduce solo.

Hábitos de consumo
Jose Manuel Caramés, director de la unidad de YATE y Smart Mobility de Telefónica, cree que la llegada de los coches autónomos coincide con un cambio en los hábitos de consumo. "Las nuevas generaciones ya no quieren comprar coches", asegura, "sólo quieren un servicio". Según Caramés, la compartición de vehículos y plataformas como Uber y BlaBlaCar serán cada vez más comunes.

En este sentido, Soley aporta un dato relevante: sólo un 25% de los millennials de los Estados Unidos tienen carné de conducir. "Además, para mucha gente el coche es un elemento por el cual se paga demasiado (combustible, impuestos, parking...) y por lo tanto, es algo de que hay que prescindir", añade.

Impacto económico y laboral
Deborah Sherry, directora de la sección digital de General Electrics en Europa, considera que debido a estos cambios de consumo las ventas de coches disminuirán en los próximos años. Aún así, Sherry no ve tanto un problema, como una oportunidad. "Ante esta situación, una salida será profundizar en el uso del YATE en la industria automovilística; hecho que permitirá maximizar el uso de los vehículos y optimizar los gastos".

En cuanto a las consecuencias por los profesionales, Sherry es optimista: "Los conductores todavía son más seguros que los coches autónomos. Además, los profesionales tendrán un rol importante en el desarrollo y aplicación de estas nuevas tecnologías y serán los primeros beneficiados, junto con las empresas."

El futuro
Los vehículos de este futuro tan cercano conducirán sólo, ofrecerán centenares de datos para optimizar el uso, permitirán prever y evitar averías, e incluso se comunicarán entre ellos y con la ciudad. Jose Manuel Caramés califica la llegada de estas nuevas tecnologías de imparable, y calcula que en 2020 circularán por nuestras calles centenares de miles de coches autónomos.

Sherry, por su parte, recuerda que este tipo de tecnologías ya se están aplicando en la aviación o el transporte marítimo y que, más bien que tarde, estarán 100% disponibles por los coches particulares. Y no serán de uso exclusivo por el transporte: "la conectividad impactará a todas las industrias del mundo", concluye Sherry.
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