Conservas de casa a pie de árbol

La empresa familiar leridana Fruta Blanch, fundada el 2010, comercializa 40 referencias de mermelada con una apuesta por un embalaje y una imagen corporativa innovadores

Actualizar la tarea que había hecho su familia desde hacía cuatro generaciones: elaborar conservas. Con este propósito, Joan Blanch instaló el 2010 un obrador en la partida de Granyenade Lleida , desde donde elabora, transforma y distribuye la mermelada que produce con la fruta que cultiva. Blanch dirige Fruta Blanch, que ha hecho de la venta de proximidad su estrategia principal.

Inicialmente, Fruta Blanch traía sus acciones comerciales a los mercadets y ferias de la en torno a la ciudad de Lleida. Así incorporó 25 tiendas, a las cuales suministraba su producto. Blanch dispone de 40 referencias diferentes de mermelada, destacando el melocotón en almíbar. El primer salto de la compañía se produjo cuando hizo de proveedora por los lotes del Ayuntamiento de Lleida.

El reconocimiento internacional
Joan Blanch recuerda que el gran posicionamiento de la empresa deriva de su apuesta para crear un packaging y una imagen corporativa innovadora. "Nos dio un eco internacional y el interés de publicaciones especializadas de diseño". Gracias a esta estrategia, Fruta Blanch recibió el 2012 tres premios de bronce Laus por su renovación de la marca y la imagen corporativa a través del diseño.

El éxito de los inicios de Fruta Blanch "nos permitió recuperar la inversión realizada en poco más de un año". La buena salud de la compañía la impulsó a crear una tipografía propia, la blanch jefas, un tipo de letra que han utilizado Kellogg's y Central Lechera Asturiana en sus campañas publicitarias.

Foto: David Rodríguez


Una red de 400 tiendas
Como modelo de negocio, Fruta Blanch cierra el ciclo productivo, pasando por todas las fases de la fruta: cultivo, elaboración, transformación y distribución. En sólo seis años, la cuarta generación de la familia Blanch ha conseguido comercializar sus productos en 400 puntos de venta en Cataluña, básicamente al área metropolitana de Barcelona y en los alrededores de Lleida. Joan Blanch explica la reorientación que se ha llevado a cabo. "Hemos compaginado la parte agrícola y la transformación siempre pensante en un criterio de proximidad". La proximidad es tal, que Secretos de Ponente- el establecimiento que abrieron hace dos años al barrio de Pardinyes de Lleida, está ubicado a menos de un kilómetro de la explotación fructícola.

Por su proceso de transformación y de marketing ligado a una empresa familiar de proximidad, este año Fruta Blanch también ha ganado el premio Huerta de Lleida. Blanch comenta que el objetivo es buscar "el perfil de tiendas especializadas que venden alimentos catalanes". Para conseguirlo, habla de una "captación activa, prescindiendo de los comerciales tradicionales. El boca-oreja nos propicia un cliente nuevo a la semana". Este método refleja la filosofía de la compañía, basada en el reparto trae a puerta, el trato personal y la confianza que genera.

Fruta Blanch comercializa 40.000 envases anuales de mermelada. Su producto estrella es el melocotón en almíbar, del cual se venden 5.000 entre los meses de octubre y febrero. Blanch revela que uno de los secretos de la empresa rae a "haber sabido diversificar y obtener rentabilidad en un momento difícil en un sector que lo estaba pasando mal". Así, la fruta que se destina a la transformación en conserva supone un 10% de la producción total, pero representa el 50% de los ingresos.

Foto: David Rodríguez


Todo y su crecimiento, Joan Blanch tiene claro el modelo de empresa que quiere seguir desarrollando. "No queremos una estructura demasiado complicada porque hacerte grande implica perder tu esencia". Entre sus proyectos inmediatos, se encuentran organizar aulas gastronómicas, jornadas de puertas abiertas a su explotación de fruta o una línea de mermeladas ecológicas. Todo alrededor del mundo de las conservas con la intención de "continuar sorprendiéndome cada día del éxito conseguido".
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