Contactless Economy: el empujón que faltaba para el cambio digital

Administraciones de nuestro entorno ya están desarrollando un banco de pruebas regulador o 'tech policy labs'

El Arco de Triunfo vacío por el coronavirus. | EP El Arco de Triunfo vacío por el coronavirus. | EP

En un momento de reflexión acelerada sobre cómo gestionar la crisis sanitaria de la Covid-19 y cómo afrontar la recuperación económica, el papel de la economía digital y del sector tecnológico es más relevante que nunca. En este contexto, la conversación entre público y privado en el ámbito digital también ha encontrado en esta crisis un nuevo momento de impulso. Un momento para entender mejor el potencial transformador de la tecnología y conciliar la disrupción digital con el crecimiento sostenible.

La crisis de Covid-19 ha hecho aflorar lo que ya se denomina "economía del distanciamiento" o contactless economy: una serie de servicios, la mayoría basados en plataformas digitales, que se han desarrollado debido al confinamiento domiciliario forzoso y las medidas de seguridad sanitarias aplicadas a millones de personas.

Tecnologías de telecomunicaciones e internet, de apoyo a la logística, de control de aforo, herramientas de teletrabajo, servicios de streaming... han demostrado una capacidad extraordinaria de adaptación y han visto como no sólo crecía su número de usuarios, sino también como se estaban rompiendo las últimas barreras que todavía suponían un lastre para su difusión masiva. De hecho, la tendencia nos empuja a ir más allá de la contactless economy para constatar que nos movemos hacia una contactless society donde nuestros comportamientos de socialización -por ejemplo en el trabajo o en la manera como consumamos- se verán sujetas a cambios drásticos sin precedentes.

"La tendencia nos empuja a ir más allá de la contactless economy para constatar que nos movemos hacia una contactless society"

En este sentido, el fenómeno de la contactless economy se hace un lugar en el análisis para volver a proponer cuestiones de gobernanza en la sociedad digital que ya no se pueden posponer. Desde el punto de vista del decisor público, la contactless economy ha demostrado una gran capacidad de aportar soluciones y de hacerlo con unos niveles de adopción y de intensidad revolucionarios.

Este proceso acelerado de digitalización reclama una regulación inteligente que permita más eficiencia y seguridad jurídica tanto a las plataformas digitales como a sus usuarios. En este mismo contexto, habrá que estar atentos a las oportunidades, pero también a retos como la nueva interpretación de la privacidad, los derechos y garantías laborales, las múltiples caras de la fractura digital, la libre competencia o la propia digitalización de las industrias tradicionales.

La colaboración publicoprivada en el ámbito tecnológico en esta nueva coyuntura histórica se tiene que basar en generar los espacios de confianza necesarios para promover un diálogo transparente y constructivo. Esta será la clave para que la gran crisis de Covid-19 se traduzca en una transición digital útil y sostenible. Muchas administraciones de nuestro entorno ya están desarrollando sandboxes, banco de pruebas regulador, o tech policy labs, para desarrollar normativa y soluciones tecnológicas que dan respuesta no sólo a la crisis sanitaria del coronavirus, sino también a las nuevas necesidades de una sociedad que está protagonizando una auténtica revolución digital.

"Este proceso acelerado de digitalización reclama una regulación inteligente que permita más eficiencia y seguridad jurídica tanto a las plataformas digitales como a sus usuarios"

En el caso concreto de Catalunya, habría que poner el foco en el apoyo a la digitalización de las pymes, a la promoción del turismo de calidad -ligado a las garantías sanitarias y de servicios contactless- y las nuevas dinámicas sociales y económicas derivadas del teletrabajo. Precisamente y de manera muy relevante, estos tres ámbitos pueden representar una gran oportunidad de dirigir el reto eterno del reequilibrio territorial.

En definitiva, administraciones, empresas y todo tipo de actor implicado en la gobernanza digital tienen que generar nuevos espacios de confianza para el diseño de políticas públicas que aseguren la recuperación económica pero también la competitividad y el liderazgo a nivel internacional. La sociedad contactless post-Covid19 comporta retos ciertamente preocupantes, pero también grandes oportunidades si, entre todos, sabemos construir una buena estrategia de adaptación a las nuevas reglas del juego.

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