¿Sobreviviremos sin cultura?

La cultura se convierte en un valor intangible en tiempo de crisis y si no se cuida, podría desaparecer

La cultura es un dinamizador de la economía | iStock La cultura es un dinamizador de la economía | iStock

La cultura siempre ha sido aquella pequeña pieza del puzzle que no acaba de encajar en el mundo económico. Un valor intangible a ojos de las grandes empresas o incluso algo que se tiene que rescatar para que no se extinga. La crisis de la covid no ha dejado a la cultura en buen lugar y ha estado a punto de destrozarla, aún así, parece que en medio de una larga recuperación, la cultura también está renaciendo. El Círculo Ecuestre organiza una conferencia, bajo el nombre de La cultura como dinamizador de la economía que relata cómo los teatros, cines, la música y los museos son elementos claves para reflotar una sociedad, pero también su economía.

Uno de los primeros batacazos que ha sufrido la cultura es la poca intervención por parte del Estado, ya no solo durante la pandemia, sino en general. El presupuesto que se invierte en cultura apenas es de un 1,5%, una cifra que está muy por debajo de la media europea: "Solo hace falta ir aquí al lado, en Francia y Portugal invierten alrededor de un 3% en cultura", lamenta Silvia Martí, VP Corporativo, comunicación interna e institucional del Grupo Moventia.
En este sentido, la poniente pone de manifiesto la necesidad de cuidar la cultura y dedicarle el dinero que se merece, un argumento que también comparte Anna Gener, CEO de Barcelona Savillis Aguirre Newman, quien recuerda que "si se empobrece la cultura, también lo hace la sociedad". Es por eso, que la demanda creciente de nuevas medidas y leyes a favor del regreso cultural cada vez cogen más fuerza. "La cultura hace mejores a las sociedades, si arreglamos la cultura, no sufráis que la sanidad irá detrás", sonríe Ramón Agenjo, vicepresidente de la Fundación Damm.

Además, Gener también recuerda que la cultura sí que forma parte de manera activa en la economía y, durante la pandemia, ha sido de gran ayuda para todas las personas confinadas en casa: "Pongamos por ejemplo los generadores de contenido cultural; ellos han estado trabajando y han ido cobrando, esto demuestra que son también agentes económicos", añade. Por este motivo pues, hay que ampliar los horizontes de la cultura y adaptarla a los nuevos tiempos, porque a pesar de que la cultura "no es un gasto, es una necesidad humana", según Agenjo.

Agenjo: "La cultura hace mejores a las sociedades, si arreglamos la cultura, no sufráis que la sanidad irá detrás"

Pero no todo han sido malas noticias o desvalorización en el mundo cultural. Eusebio Güell, presidente de la Fundación Güell, explica cómo su fundación consigue formar a jóvenes que se quieren dedicar al mundo de la cultura y el arte: "El regreso de los artistas ha sobrepasado nuestras expectativas", afirma el presidente al hablar de no solo la compensación monetaria sino la parte más sentimental de la profesión.

Cultura y empresa

En muchas ocasiones pensamos que las empresas solo interactúan con la cultura para patrocinarla, es aquella relación estrictamente de mecenazgo que hace que una empresa, por moral o ética, quiera invertir en algún proyecto cultural. De lo que no son conscientes las empresas es que la cultura también aporta cosas a la empresa y tendría que ser un elemento para tener en consideración: "La cultura es compromiso y talento y las empresas también necesitan estas cualidades para tener buenos resultados: necesitan la cultura", describe Martí. Además, Gener también explica que la cultura sería mucho más eficiente si "adoptaran técnicas empresariales", es decir, empezar a conseguir financiación para no depender siempre de las subvenciones, puesto que así "eres libre".

Sea como fuere, lo que está claro es que la relación entre cultura y empresa va mucho más allá del mecenazgo clásico, porque tal como explica Agenjo, muchísimas empresas hacen mecenazgo hoy en día, a pesar de que ellas todavía no lo saben: "Tenemos que dejar atrás aquella idea del mecenazgo antiguo y pensar que cualquier colaboración con la cultura es ayudarla", añade el vicepresidente de la Fundación Damm. Pero, lo que también queda claro es que estas empresas que se esfuerzan en ayudar a la cultura merecen un reconocimiento. Es por eso, que Güell se muestra muy a favor de implementar una etiqueta cultural a las empresas, puesto que "es una buena idea que se acabará extendiendo por todas las empresas".

¿Una digitalización inminente?

Otra de las grandes incógnitas de esta nueva era para la cultura es la digitalización. Está claro que durante el confinamiento la cultura fue un gran aliciente, pero muchos programas, teatros o músicos tuvieron que adaptarse a las nuevas necesidades: "El Polonia, el programa que nosotros patrocinamos, hacía sus programas desde casa, en confinamiento", explica el vicepresidente de la Fundación Damm. Por lo tanto, está claro que la cultura se supo adaptar, en algunos aspectos, a esta nueva normalidad.

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"Creo que acabaremos teniendo una cultura híbrida entre aquello presencial y aquello digital", reflexiona Güell. El presidente de la Fundación Güell, recuerda que la presencialidad es muy importante para la cultura y crea una cierta comunidad. Un argumento que también comparte Anna Gener, que remarca la importancia de asistir a los actos culturales y estar rodeado de desconocidos haciendo lo mismo: "La magia de los acontecimientos presenciales es insustituible". Aún así, los ponientes están de acuerdo con el hecho que la digitalización es inminente en muchos sectores y la cultura no será menos.

La cultura siempre formará parte de las sociedades y podríamos decir que es uno de los sectores más resilientes de la civilización. Es por eso, que tanto en España como en Catalunya se necesita hacer un recordatorio de la importancia de la cultura y darle la retribución que se merece, porque tal como dijo Winston Churchill durante la Segunda Guerra Mundial cuando sus asesores le recomendaron que invirtiera menos en cultura y más en defensa: "¿Si quitamos el dinero de la cultura para que vamos a la guerra, señores?".

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