Le llamaremos bioeconomía, y ahora toca

Nuestra subsistencia y nuestro bienestar dependen de la energía

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Como si fuera un cuento para explicar a mi nieto. Nuestra subsistencia y nuestro bienestar dependen de la energía.  El suelo, un poco la tierra y algo la luna son las fuentes de energía primarias, que podemos considerar permanentes.  El Sol es tan generoso que "inventó" la función clorofílica para convertir las piedras en una cosa tan guapa como las plantas. Las plantas disfrutaban felices de la energía pero ésta desbordaba sus necesidades. Entonces pensaron que podrían ahorrar para el futuro, y empezaron a almacenar energía en forma de carbón y de petróleo. Durante un millón de años el hombre usaba la energía de las plantas pero desconocía la existencia de los ahorros. Hace trescientos años, sin embargo, comenzó a utilizar el carbón de manera importante, y a partir de 1859 comenzó a quemar petróleo. Desde aquel día todo cambió, las curvas de evolución de la población, de desarrollo económico, del consumo de energía, de emisiones de CO2, de temperaturas, se dispararon con crecimientos exponenciales. El hombre se sentía como el rey Midas, todo lo que tocaba se convertía en oro, había energía para todo, incluso para derrocharla. Pero la tierra nos ha avisado, no le gustan las emisiones de CO2, le crea desequilibrios medioambientales y cambio climático.  Ciertamente, gracias a nuestro desarrollo desbocado estamos a punto de atravesar los límites planetarios.  Ha llegado la hora de recuperar los caminos seguros y basar nuestro desarrollo en la energía que recibimos no, imprudentemente, en los ahorros. ¿Cómo?, con las energías renovables y la bioeconomía.

La bioeconomía es el conjunto de las actividades de obtención y transformación de productos de origen biológico. Esta explicación la hemos resumido en una palabra: bioeconomía. Al adoptar esta denominación nos lleva a observar que un conjunto muy extenso de productos, desde los alimentos y la madera o el biogás a productos químicos y farmacéuticos, tienen un común origen: la actividad agroforestal y la pesca. Pasamos así de una identificación dispersa de las diferentes actividades a una definición integradora, holística. Desde este punto de vista la nueva palabra nos acerca a la necesidad de una gestión coordinada y compartida.  Una actividad que hoy podemos desarrollar con nuevas tecnologías

Sin embargo, el impulso de la bioeconomía, el aprovechamiento eficiente de sus potenciales vendrá condicionado o facilitado por un conjunto de aspectos a tener en consideración:

Cambio cultural

Estamos ante grandes transformaciones que afectan también a las relaciones y dinámicas sociales. Para acertar el camino precisamos serenidad, ni las prisas ni el miedo nos ayudarán a acertar y mucho menos la autocomplacencia que nos hará distorsionar la realidad. Con las urgencias el peligro es optar por las soluciones fáciles, perfectas e intocables que es la mejor manera de equivocarse. Hay que huir de los dogmas y optar por el realismo y la objetividad que nos aporta la ciencia. Los caminos son complejos y a menudo contradictorios. Tenemos que producir de manera sostenible pero tenemos que responder a toda la demanda y que ésta sea asequible para todo el mundo que lo necesite, estos tres vectores no están alineados, las resultantes óptimas siempre serán imperfectas, pero otros caminos fáciles son utópicos, una forma de engaño. Aceptemos la complejidad con humildad

Impulsar la producción primaria

La producción primaria es la base de la bioeconomía.  Este tema es crítico en Catalunya, tenemos un bajo nivel de autoabastecimiento. La sociedad catalana debe despertar.  Nuestra dependencia alimentaria es estratégicamente un riesgo (hoy, con la guerra de Ucrania, rebosan los argumentos). Mejorar el grado de autoabastecimiento agrícola, forestal y pesquero es una primera prioridad.  En Catalunya se han tomado y todavía se toman decisiones desafortunadas que han limitado nuestra capacidad de autoabastecimiento (políticas contra el regadío, intocabilidad de los bosques, competencia entre agricultura y energía fotovoltaica, etc.).  A nivel global, hace tiempo que advertimos la tensión oferta-demanda en el abastecimiento del principal alimento del mundo que son los cereales, pero, por si faltasen argumentos, la guerra en Ucrania nos abre los ojos y nos damos cuenta de que, como en el cuento de Andersen, nuestra vanidad va despojada.   El shock que ha producido la guerra es un buen momento para enderezar los caminos y corregir lo que se ha hecho mal. La sociedad catalana debería acabar entendiendo la importancia crítica de la agricultura, esta comprensión formaría parte de su madurez como país.

Ha llegado la hora de recuperar los caminos seguros y basar nuestro desarrollo en la energía que recibimos no, imprudentemente, en los ahorros. ¿Cómo?, con las energías renovables y la bioeconomía

Gestión sostenible del bosque

Catalunya es país de bosques, aprovechémoslos con una gestión forestal productiva que al mismo tiempo lo defienda de los incendios al reducir su vulnerabilidad. Necesitamos, por otra parte, esponjar los bosques para hacerlos más resilientes, más sanos y para recuperar recursos hídricos.

Aliarse con la tecnología para producir más y de manera sostenible

 La biotecnología, los desarrollos de la microelectrónica, de las TIC, las nano-tecnologías nos ofrecen un amplio abanico de herramientas para producir y transformar la producción biológica de una manera más eficiente y sostenible. Por ejemplo, de la mano de la tecnología descubrimos estrategias naturales de defensa vegetal y animal, la biosensórica nos permite recoger y gestionar información generada directamente por la planta o el animal. Las aplicaciones de las TIC nos permiten la teledetección, la gestión de grandes datos a la velocidad de la luz, la inteligencia artificial, la robótica. La química orgánica nos permite transformar material biológico en productos industriales, químicos o farmacéuticos de gran valor y utilidad. Estas son las herramientas para impulsar la bioeconomía.

Uso eficiente del agua

Sin agua no hay alimentos, sin agua no hay bioeconomía y en Catalunya tenemos poca y mal repartida. Hay que avanzar en nuevos desarrollos de la genética para mejorar la resistencia a la sequía de las plantas, hacia la optimización del proceso de fotosíntesis, pero inmediatamente hay que optimizar dentro de los límites medioambientalmente razonables y modernizar los regadíos hacia nuevas tecnologías de regadío mucho más eficientes, hacia la agricultura de precisión.

Proteger la biodiversidad

Desde el punto de vista de la bioeconomía, la biodiversidad es el reservorio o la biblioteca de soluciones y de oportunidades. Su defensa y conservación se convierte en crucial para el presente y para el futuro.  La naturaleza lleva muchos años descubriendo soluciones, hay que acercarse a ella para conocer, adoptar y disfrutar de estos descubrimientos.  Por esta razón es tan importante apostar por sistemas posibles más sostenibles y amables en la naturaleza.

Emprendimiento

La bioeconomía, en este momento de la gran transformación verde, es fuente de nuevas oportunidades, hijas de la investigación y el ingenio.  Es, en este sentido, un buen cultivo para startups, cuya viabilidad y consolidación depende de financiación dirigida a las características de los procesos de innovación, dotación de servicios de apoyo en fases iniciales y redes de gestión del conocimiento.

La R pasa a ser la letra clave: Reutilizar, Reparar, Reciclar, Recuperar, Renovable

Gestión de los residuos y evitando el despilfarro

La bioeconomía recupera lo que había sido norma en la historia de la humanidad hasta que el petróleo nos deslumbrara. Los residuos no existen, son productos en una fase diferente del ciclo biológico y con funciones diferenciadas. El gran trabajo de la bioeconomía es rescatar estos productos de lo que hasta ahora echábamos.  Los residuos son un almacén de oportunidades que la tecnología puede rescatar. Curiosamente, estos días que estamos preocupados por el precio de los fertilizantes la Unión Europea se plantea impulsar la fertilización orgánica. Por el contrario, hemos visto grupos autodenominados ecologistas rechazando las plantas de compostaje. Cuánta incultura!!!

Revolución del consumo

Retorno a un consumo más austero, basado en las necesidades y consciente de la escasez de los recursos y de la necesaria circularidad de los mismos. El ahorro de recursos pasa a ser un objetivo. La R pasa a ser la letra clave: Reutilizar, Reparar, Reciclar, Recuperar, Renovable.

Evitar la competencia entre energías

No tiene ningún sentido avanzar en la energía fotovoltaica comprometiendo el abastecimiento alimentario. No tiene ningún sentido poner placas solares en terrenos agrícolamente productivos. No tiene ningún sentido la deforestación para producir agrocarburantes. No tiene sentido no aprovechar el 32% de zonas ZEPA para poner placas solares, no hay ninguna contraindicación en términos de biodiversidad, solamente hay dogmas. ¿Cuánto tiempo tardaremos en darnos cuenta de que los canales de regadío deben cubrirse con placas solares con un efecto sinérgico de menos evaporación y más energía?

Apoyo financiero

Los fondos Next Generation EU pueden facilitar un impulso de la bioeconomía pero, sobre todo en lo que se refiere a la producción primaria, es necesario establecer formulas específicas de discriminación positiva para la producción en condiciones desiguales por causas estructurales vinculadas al clima, orografía y edafología, cuando esta  actividad es proveedora de servicios ecosistémicos (bienes públicos)  necesarios para el equilibrio medioambiental y para el sostenimiento y equilibrio del territorio. Una adecuada orientación del impuesto del carbono puede facilitar esta opción.

Habría que empezar a hablar del amplio clúster de la bioeconomía, de las empresas de la bioeconomía y de los operadores, con diferentes funciones y categorías, de la bioeconomía

Políticas y leyes que acompañen

Al poder político es a quien le corresponde señalar los límites sobre la actividad económica y social en base a los correspondientes criterios democráticos, de respeto, de eficiencia, etc. Y es al poder político a quien le corresponde exigir el cumplimiento de esos límites.  Pero el poder político puede realizar, a través de las normas legales, una función orientadora, favorecedora de las opciones estratégicamente de interés, limitando otras inapropiadas. Sin embargo a la legislación hay que pedirle claridad, unicidad y simplificación.

Actualmente muchos aspectos medioambientales, productivos y sanitarios están regulados por normas europeas. El Estado y la Generalitat de Catalunya no tienen la competencia de contradecirlo pero sí la posibilidad de "perfeccionarlo" de dar un paso más en el control o en las limitaciones. Observamos que la tentación de legislar es adictiva. Evitemoslo, simplifiquemos y confiemos en el marco europeo al que pertenecemos.

Visión de único sector productivo

El ámbito de la biotecnología es muy amplio. La bioeconomía va desde la actividad forestal a la agroalimentaria, el biogás, la jardinería , el paisajismo, la industria bioquímica, los servicios veterinarios, la pesca, la acuicultura, etc.  Hasta ahora se han tratado las diferentes actividades de la bioeconomía de forma separada. En el fondo de esta consideración diferenciada probablemente se escondía la discriminación hacia el sector primario. Hoy las interrelaciones entre las diferentes actividades y entre los diferentes eslabones de la cadena de valor hace cada vez más difícil separar "galgos" de "podencos". Una consideración holística del conjunto de la bioeconomía no tendría más que ventajas y facilitaría las relaciones intersectoriales. Habría que empezar a hablar del amplio clúster de la bioeconomía, de las empresas de la bioeconomía y de los operadores, con diferentes funciones y categorías, de la bioeconomía. Seguramente se entendería mejor la actividad primaria y mejoraría el respeto y la dignidad que se merece.

Todo ello son un conjunto de propuestas, una contribución más al debate necesario en unos momentos de cambio donde conviene adivinar las salidas para salir en positivo de este embrollo para encarrilar adecuadamente el futuro.

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