El textil catalán pone hilo a la aguja

La industria de cabecera ve la luz al final del túnel apostando por la innovación y la calidad y apoyándose en las exportaciones

El sector textil catalán, que esta semana celebra la XVIII 080 Barcelona Fashion, parece que acaba la quiniela del desierto. Las empresas dedicadas a las industrias textiles, cuero y calzado y confección de prendas de vestir cerraron en 2014 (los últimos datos del Idescat) con una cierta recuperación en la actividad, sobre todo en cuanto a la mortalidad de empresas. El número de compañías del sector se ha ido recuperando desde que tocó tierra en 2012 y actualmente ya supera las 4.400. Así mismo lo hace el volumen de negocio, a pesar de que no recupera las cifras de antes de la crisis.

Font: Idescat Elaboración: VÍA Emprendida

El cierto es que el textil catalán ha notado crudamente la crisis, que se añadía a otras de sectoriales a raíz de la supresión de aranceles internacionales y del consiguiente alud de productos fabricados en la China. Todo esto adobado con el hecho que las grandes cadenas concentraron la producción en el sudeste asiático. En esta última década el panorama ha sido complicado. La industria textil catalana ha sido objete de unas caídas muy superiores al resto de sectores. Si en 2008 el sector daba trabajo además de 48.000 personas, actualmente esta cifra se ha reducido hasta poco más de 29.000. Mismo volumen de negocio con menos trabajadores.

Personas ocupadas a la industria textil en Cataluña Font: Idescat Elaboración: VÍA Emprendida

Si bien el número de empresas dedicadas al sector vuelve a crecer, la mortalidad de los establecimientos de 50 ocupados o más ha ido cayendo en picado año tras año desde el inicio de la crisis, cuando se contaban un total de 151. El escabetxina con las empresas con un cierto volumen de trabajadores ha hecho que este número caiga hasta sólo 84 firmas.

Las exportaciones del sector se han establecido como un puntal de esta recuperación de las ventas, junto con el incremento del consumo interno. Las empresas catalanas se han lanzado al exterior viendo que con el inicio de la crisis, el gasto de los hogares caía en picado. Por eso, el volumen de negocio de las ventas al exterior ya supera las cifras de antes del 2008. Concretamente, las ventas al exterior ya representan el 38% de la facturación total de la industria textil catalana, mientras el mercado español ha ido cayendo desde el 37% en 2008 hasta el 30% el 2014, en una clara caída en picado del consumo interno y el gasto de los hogares. Por su parte, el volumen de ventas en Cataluña se ha mantenido estable y siempre por encima del 30% del total de las ventas.

Font: Idescat Elaboración: VÍA Emprendida

Esta crisis del textil viene de lejos, pero. Durante los 90 el porcentaje de exportaciones textiles respecto del total de exportaciones llegó a ser de cerca del 10%. A medida que la década de los 2000 avanzaba, el textil catalán fue reduciendo su participación en el total de las exportaciones de manera relativa, pero no en términos absolutos. Las ventas al exterior se mantenían, pero la actividad exportadora en general se incrementó. Siguiendo esta tónica y a las puertas de la crisis, la participación de las exportaciones textiles tocó tierra en 2007 con un 6,5% del total de las exportaciones, pero casi el mismo volumen de ventas que el año anterior: 3,2 millones de euros.

Todo y la frenada general de las exportaciones en 2009, el textil catalán no ha hecho más que incrementar el volumen de ventas y la participación total en las exportaciones. Así, desde el 2009 el volumen de negocio de la industria textil ha crecido sin cesar, hasta llegar el 2015 a casi doblar la facturación de diez años antes, pasando de una facturación al exterior de 3 millones de euros además de 5,7 millones de euros el año pasado.

Font: Idescat Elaboración: VÍA Emprendida

Los datos del Centro de Información Textil y de la Confección (Cityc) indican que el sector textil catalán tiene como principales clientes Francia, Portugal, Italia, Alemania y Marruecos. Esta organización, que recoge datos e información de la mayoría de empresas del sector, también detalla cuáles son los productos concretos que Cataluña exporta. Por orden son, en primer lugar, ropa, seguida de piezas de punto, teles, tejidos técnicos e hilo en este orden.

Otros factores que también ayudan a explicar el buen ritmo de las ventas al exterior son el precio de las materias primeras. El 2012 se experimentó una cierta devaluación del precio del algodón y, según el Cityc, esto hizo mantener la producción, pero llastar los beneficios. Aún así, los precios han crecido en vestuario y confección, segmentos que reflejan mucho mejor el incremento de márgenes.

Querencias cortas, logística ágil
Las oportunidades que se abren al sector textil catalán son prometedoras. El músculo de grandes empresas que ha quedado es fuerte y el impulso que ha cogido el sector estira de su crecimiento. Mientras los costes laborales crecen en Asia, la competitividad en Cataluña se hace más atractiva. Y precisamente el floriment de la clase mediana en la China puede impulsar mucho más la demanda de productos de calidad manufacturados a casa nuestra. Pero todavía queda, porque producir en otros países continúa siendo más barato que no hacerlo aquí. Aún así, la logística ha incrementado su competitividad –y con el precio actual del petróleo- hace mucho más fácil la exportación.

Con la bajada del consumo, a la vez, los pedidos bajos han hecho que las manufacturas asiáticas no puedan permitirse aceptar los actuales pedidos más bien cortas, cosa que hace que la producción esté interesada a volver a concentrarse en Cataluña. El año 2008 las empresas textiles catalanas compraron materia primera por valor de 1,95 millones de euros. Esta cantidad se fue reduciendo año tras año hasta tocar tierra en 2012, cuando la cifra se recortó en 360.000 euros rozando los 160.000 euros en materia primera. El año pasado el dato volvía a escalar hasta 1,75 millones de euros.

Además de reducir querencias, las firmas del sector textil trabajan hoy en día además corto plazo que antes. Y este también es un punto competitivo para las empresas del país. Cómo se mueven con menos previsión, reclaman una respuesta rápida y eficaz: el ritmo productivo se impone al sector. Además, la clara tendencia del consumidor a mirarse la etiqueta de la ropa impulsa la producción autóctona. La tragedia de Bangladesh y la polémica sobre las condiciones de vida a las grandes fábricas textiles de los países asiáticos se tiene que tomar como una oportunidad por los productores locales.

Innovación para remontar
Las cifras y la competencia son muy grandes dentro del sector. Inditex ha acontecido este año el primer grupo de comercio del Estado español, por ante inclús de la cadena de supermercados valenciana Mercadona, con más 2.800 millones de euros de beneficio. Todo esto el mismo año en que las dos firmas de moda catalana con más presencia internacional, Desigual y Mango, han tenido ciertas dificultades. Desigual ha retrocedido en ventas un 3% por primera vez en 20 años y ha facturado 933 millones de euros. Por su parte, Mango anunció un recorte de precios del 15% para elevar las ventas. Cosa que ha conseguido. Pero a la vez la rentabilidad del grupo ha caído a sólo cuatro millones el mismo ejercicio en el cual ha batido su récord de ventas: 2.017 millones de euros, un 15% más.

Pero el textil catalán no tan sólo son grandes firmas. Pequeñas y medianas empresas como Torras, Buff, Escorpion, Punto Blanco o Aldomartins apuestan por el segmento más exclusivo, tejidos técnicos y para no competir en costes. Así, han introducido la innovación y la investigación para combatir con calidad el producto que llega de Asia.

La empresa textil se está redefiniendo para entrar en nuevos entornos cada vez exponiéndose más afuera de la UE. Esta nueva cultura tendrá que ser trabajada e integrada. En definitiva, las oportunidades por el sector textil catalán están y si las gestionan correctamente, la quiniela del desierto será historia.
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