El textil divisa un regreso en casa

El aumento de los costes en Asia y la demanda de querencias más cortas pueden reactivar la confección en Cataluña

Pocos derrumbamientos tan espectaculares y sobrecogedores ha vivido la economía catalana cómo lo del sector textil. En comarcas como el Maresme o el Anoia, la industria textil no tan sólo era el palo de pajar económico, sino que se imbricaba poderosamente en el perfil de las ciudades, en la vida cotidiana de sus habitantes y, en definitiva, en la identidad del territorio. La supresión de los aranceles existentes a las importaciones de los productos textiles provenientes de países extracomunitarios –la China, básicamente- a mediados de la década de los 90 y el alud de deslocalizaciones de la producción en busca de un abaratamiento de costes , borró del mapa grande parte de la industria catalana, y dejó muy tocada la economía de aquellos territorios donde estaba más arraigada. Justo ahora, en plena recesión, empiezan los brotes verdes.

A pesar de todo, una serie de productores locales han conseguido resistir con penas y trabajos. Según datos de ACC1O ,actualmente quedan unas 2.000 empresas del sector textil en Cataluña, que facturan 5.000 millones de euros y dan trabajo a un total de 100.000 trabajadores, incluyendo la distribución. La mayoría son empresas e industrias pequeñas, que han sobrevivido gracias a la especialización, la Y D y el valor añadido que han insuflado a su producción.

Este relato se ha convertido casi en un tópico gastado, pero en los últimos meses ha hecho un salto adelante inesperado. Los brotes verdes han aparecido de repente en el sector textil catalán, concretamente en el ámbito de los talleres pequeños y medios de confección y auxiliares, que parecía condenado a muerte. Hoy empiezan a divisar un futuro más prometedor.

Más pedidos
"La demanda nacional nos ha aumentado fuerza respecto al año pasado, hasta el punto que hemos tenido que recuperar puntualmente el tercer turno que habíamos perdido hacía años", apunta el empresario Josep Jofre. Al frente de Estampunt, una de firmas dedicadas a la estampación más antiguas que quedan en Cataluña –fundada en 1962 y con sede en Cabrera de Mar- Jofre las ha visto de todos los colores. "Parece que el sector vuelve a florecer", asegura desde esta visión privilegiada. Un testigo que comparten otras empresas catalanas.

Por ejemplo, Cono Acento, una firma de confección textil con sede en Mataró. "En los últimos dos meses, hemos notado un cambio espectacular, un boom de la demanda", destaca Jordi Manrique, su gerente.

Precios asiáticos no tan bajos
Algunas de las principales firmas catalanas y españolas vuelven a encargar la producción a talleres de confección y auxiliares del territorio. Qué lo impulsa? En primer lugar, que el mercado asiático ha perdido competitividad. Los precios de ya no son tan económicos y desplazar toda la producción sale menos cuenta para las grandes marcas. Tal y explica el gerente del Consorcio de Comercio, Artesanía y Moda de Cataluña (CCAM), Miquel Rodríguez, "fabricar en determinados países continúa siendo más barato que aquí, pero menos que hace unos años".

A este hecho, según Rodríguez, hay que "sumar los costes de logística, que han aumentado y que hacen que el diferencial todavía sea menor". Empresarios como Jordi Manrique explican que sus clientes no son las grandes firmas españolas –Inditex, Mango, Desigual-, sino las tiendas medianas o las pequeñas franquicias, que finos hace bien poco también contrataban la confección en el extranjero.

Querencias más cortas
"Ante la bajada del consumo, estas empresas necesitan querencias más cortas, y las fábricas chinas, turcas o marroquíes no se las pueden servir", destaca Rodríguez. Este hecho las ha obligado a mirar de nuevo a casa. "Necesitan un puntal en el territorio, y nos han encontrado en nosotros, que todavía seguimos aquí", afirma Manrique.

Más immedietesa
No todo se reduce, por lo tanto, al precio de la producción. "El ámbito textil y de la moda reclama inmediatez de servicio, con productores cercanos a los consumidores, así que aquí tenemos una aventaja", resuelve Paulí Aluart, presidente de Asegema, la patronal textil del Maresme. Además de reducir querencias, las firmas del sector textil trabajan hoy además corto plazo que antes.

"Se mueven con mucha menos previsión, reclaman una respuesta rápida y eficaz", añade Josep Jofre, de Estampunt. Empresas como la suya salen beneficiadas de este nuevo contexto. El director del CCAM confirma que "cada vez hay más empresas que renuncian a tener stock y que trabajan justo intime . Para este ritmo productivo que se está imponiendo en el sector, los talleres del territorio son mucho más eficientes que las gigantescas industrias asiáticas. Según datos del mismo Consorcio, en el Maresme hay censados unos 500 talleres textiles, mientras que en la Anoia son cerca de 200.

Producto diferenciado
"Las tiendas que venden ahora a nosotros ya no miran tanto el precio final, sino que quieren diferenciarse de la competencia a través del diseño, la calidad y sobre todo la exclusividad" explica Jordi Manrique. Talleres de confección como el suyo los pueden ofrecer piezas que nadie más tendrá, porque son diseños propios y de querencias cortas.

'Made in Cataluña'
La apuesta por la producción nacional también tiene que ver con las nuevas demandas de los clientes, detectadas por las firmas de moda. "El consumidor cada día se mira más la etiqueta de la prenda de ropa, y da más valor que esté hecho aquí", constata Josep Jofre. La reciente tragedia de Bangladesh y la polémica sobre las condiciones de vida a las grandes fábricas textiles de los países asiáticos habría incidido todavía más en este sentido.

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