Los fabricantes de cemento no lo ven claro. El sector alerta de que empieza una nueva desaceleración cuando todavía no se ha recuperado de la crisis económica de 2008, que afectó con especial fuerza a la construcción. La asociación de empresarios del sector Ciment Català indica que la producción ha caído un 68% en los últimos 11 años.
Si en 2007 -antes del estallido de la crisis-, las ventas tenían un valor de 9,7 millones de euros, en 2018 los ingresos han sido de 3,1 millones. Este descenso acusado lo atribuyen, sobre todo, a las bajas inversiones en obras públicas. Desde Ciment Català aseguran que la licitación de nuevas infraestructuras y de mantenimiento de las que ya existen han sido mínimas.
Esta situación, afirman a través de un comunicado, "comporta un acusado riesgo de obsolescencia" y podría "afectar gravemente no ya a la recuperación del sector cementero, sino al crecimiento del conjunto de la economía". Los datos que aportan sobre el sector del cemento indican que el consumo doméstico se ha reducido un 76% entre 2007 y el año pasado: de los 8,8 millones de euros registrados antes de la crisis, se ha llegado a los 2,1 millones en 2018.
Las previsiones de una nueva posible crisis de cara al año que viene "cogen el sector del cemento en una situación comprometida". La preocupación llega pese al crecimiento de un 9% de la producción el año pasado, que el sector considera "insuficiente". El futuro, lo ven negro: "Nada hace pensar que la situación pueda mejorar en los próximos inmediatos años".