De mayor, quiero ser ingeniero

La ingeniería técnica en Lleida, una profesión sin paro, no cubre la demanda de puestos de trabajo que recibe y en 2022 no respondió a 80 solicitudes laborales

Ramon Grau, presidente d'Enginyers Lleida | Cedida Ramon Grau, presidente d'Enginyers Lleida | Cedida

Una profesión sin paro: El sueño de cualquier joven cuando se encuentra en la disyuntiva de tener que escoger entre una formación con más 'salidas' laborales o ajustadas a sus expectativas. O incluso, la posibilidad de acabar de forma rápida el largo camino, lleno de incertidumbres, que supone la finalización de los estudios y el inicio de la 'selva' laboral. Esta ilusión es la que ven los jóvenes ingenieros técnicos leridanos. De hecho, el Colegio de Ingenieros Técnicos de Lleida admite que no puede cubrir la demanda de profesionales que recibe. Así lo constatan los datos de su memoria del 2022, que muestran como el año pasado dejó sin respuesta a unas 80 solicitudes, las cuales no asumió. Así, la entidad habla "de una tasa de paro inexistente". El decano del Colegio de Ingenieros Técnicos de Lleida, Ramon Grau, alude a una inserción laboral inmediata. "Los estudiantes ni siquiera pasan por un periodo de colocación al acabar los estudios". La situación, según añade, se replica en toda Catalunya y en el conjunto del Estado español, pero quizás no con tanta intensidad.

Grau asegura que esta demanda de profesionales irá creciendo en los próximos años. "Prevemos que la demanda en Catalunya superará los 20.000 profesionales, que en el Estado se necesitarán más de 200.000 ingenieros. Nos podemos considerar un sector que estamos en un momento dulce de ocupabilidad". Esta buena salud desde el punto de vista laboral va acompañada de un cierto prestigio social de la profesión. Aún así, el decano del Colegio de Ingenieros Técnicos de Lleida advierte que la proporción de licenciados que salen de las facultades no está en el mismo nivel que la demanda surgida del mercado laboral. "No disponemos de estudiantes suficientes para cubrir las necesidades empresariales".

Ramon Grau: "Nos podemos considerar un sector que estamos en un momento dulce de ocupabilidad"

Crecimiento de los visados

Este buen momento se ve reflejado en los datos de la actividad el año pasado. El Colegio de Ingenieros Graduados e Ingenieros Técnicos Industriales de Lleida registró más de 7.900 visados durante el 2022, un 48% más que el año anterior. Entre las áreas de actividad más importantes destacan las instalaciones eléctricas y energéticas, con más de 3.200 proyectos, de los cuales un millar corresponden a actuaciones relacionadas con energías renovables.

Ramon Grau apunta que el 80% de los proyectos que inciden sobre el desarrollo industrial del territorio pasan por la entidad. Por eso, cree que las cifras del 2022 son una muestra que "la actividad industrial está creciendo, se está posicionando, implantando nuevas tecnologías y sobre todo se está trabajando mucho en el campo de la eficiencia y el ahorro energético". Precisamente, este ámbito es uno de los cuales en los que se ha notado un mayor incremento, con más de un millar de visados. También se han visado más de 1.500 actuaciones en el ámbito de la construcción, de las cuales cerca de 800 fueron direcciones de obra. En este sentido, añade que "los datos consolidan el papel del ingeniero técnico como el profesional que lidera el visado de nuevos proyectos y actividades económicas en el tejido empresarial e industrial de Lleida".

El Colegio de Ingenieros Graduados e Ingenieros Técnicos Industriales de Lleida registró más de 7.900 visados durante el 2022, un 48 % más que el año anterior

En el ámbito de la formación que ofrece el Colegio de Ingenieros Graduados e Ingenieros Técnicos Industriales de Lleida, durante el año pasado se impartieron una docena de cursos y jornadas técnicas con unos 200 participantes. En este sentido, también ha crecido la demanda de formación sobre energía fotovoltaica.

Representatividad leridana

Ramon Grau, decano de Ingenieros Lleida, asumió el pasado 10 de marzo la presidencia de la Unión de Asociaciones de Ingenieros Técnicos Industriales de España (Uaitie). Como principales objetivos de su mandato, Grau destacó el de reforzar la estrechada relación que la Uaitie mantiene con las asociaciones miembros y el Consejo General de la Ingeniería Técnica Industrial de España (Cogiti); así como ofrecer nuevos servicios de valor añadido a los asociados. Grau agradeció a su antecesor, Juan Ignacio Larraz, el trabajo desarrollado; así como la colaboración de José Antonio Galdón, actual presidente del Cogiti y que también fue presidente de la Uaitie, entidad que suma 38 asociaciones de ingenieros de todo España.

Falta de habilitación de los ingenieros industriales

La otra cara de esta tendencia se encuentra en los ingenieros técnicos industriales. El presidente del Colegio de Ingenieros Graduados e Ingenieros Técnicos Industriales de Lleida, Ramón Graufet, alerta que dos de los cinco grados de la rama de la Ingeniería Industrial que imparte la Universitat de Lleida (UdL) no habilitan para ejercer y los titulados se ven obligados a cursar un máster de dos años. Son Ingeniería de la Energía y Sostenibilidad y de Ingeniería en Organización Industrial y Logística, la segunda en el Campus de Igualada. Esta realidad, que no es exclusiva de la formación en Lleida, provoca que "un 40% de los ingenieros de la rama industrial en la última década hayan cursado titulaciones que no les otorgan atribuciones".

Graufet detalla que "continuar estudiando dos años supone una pérdida de oportunidades laborales y un incremento de costes para las familias y también sociales, cuando en Europa estos grados son con habilitación y los másteres para especializarse". Destaca que los titulados son conocedores de esta situación cuando acceden al mercado laboral y asegura que los grados no habilitantes tienen una tasa de graduación de casi el doble que la de los cuales sí que lo hacen.

Ingenieros técnicos e ingenieros industriales son las dos caras de la misma moneda, dos ejemplos contrapuestos de un mercado laboral dual en Lleida: por un lado, la falta de paro y la ausencia de demanda. Por el otro, una formación que no capacita para ejercerse profesionalmente y que requiere estudios complementarios para habilitarse para iniciar la carrera profesional.

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