Hacer útiles los desechos

Las primeras experiencias de economía circular en retail animan a ir más allá de la reducción de residuos para completar un círculo virtuoso donde se genere valor a cada paso

"No apostamos por la economía circular porque seamos hippies que se abrazan a los árboles y comen tofu. Lo hacemos porque es un modelo de negocio". Albert Aranda, ninguno de Recursos Humanos de Brico Depot, ha hecho tocar de pies a tierra los asistentes a la 14a Jornada Comertia celebrada este miércoles. La asociación que reúne a las empresas familiares del retail ha querido en esta edición acercar en el mundo del comercio las ventajas que puede aportar un concepto tan de moda como todavía poco claro para la mayoría: el de la economía circular.

Se habla de círculo en contraposición al modelo lineal que ha triunfado desde la primera revolución industrial, el de explotación y transformación de los recursos que, un golpe consumidos, se convierten en residuos. "Este es un modelo finito, que tiende a colapsarse", evidencia Ignasi Cubiñá, fundador de la consultora EIG, especializada a ayudar las empresas a hacer esta transición. "Sea qué sea el punto de la cadena se tiene que crear valor, por lo tanto, hay de haber un nuevo modelo de relaciones entre personas, sectores privado y público", añade. En resumen, "todo aquello que diseñamos y fabricamos se tiene que poder reutilizar de manera indefinida devolviendo a la biosfera o a las fábricas".

El papel del retail
A pesar de que muchos todavía no lo saben, los comerciantes que levantan cada día la persiana tienen un rol reservado muy importante en este cambio de paradigma. "Tienen un papel mucho más proactivo que hasta ahora como primer escalón de la cadena de logística inversa", explica Cubiñá. El círculo donde todo se aprovecha y donde se crea valor a cada paso implica para los retailers una relación mucho más estrechada con fabricantes y clientes. "No sólo venderán producto, también recuperarán", asegura.

Para hacerlo, tendrán que ser mucho más cuidadosos en la recolección y gestión de la información. Roy Vercoulen, cofundador de Circular IQ, recuerda que "no se trata tanto de big data, sino de right fecha. Los datos por sí solas no quieren decir nada". Es decir, cuando recogemos datos "tengamos en cuenta cuáles son relevantes por mí, por mis proveedores y clientes y como las puedo compartir con ellos porque los sean útiles", añade.

La economía circular a la práctica
Toda esta filosofía se entiende mejor con los ejemplos prácticos. Cómo es natural, pasar de la línea al círculo no es cuestión de días, requiere un proceso que puede empezar con los gestos más al alcance para cada compañía. En el caso de Brico Depot, el concepto de tienda de bricolaje por España del Grupo Kingfisher, la economía circular los permite tener más ingresos.

Lo hacen a través del Proyecto Limpio Positive, que tiene el objetivo, entre otros, de generar valor con los residuos cuando estos no se pueden reducir más. Por ejemplo, con el Proyecto del Corcho. "Con el que ganamos con las bolsas de plástico y reutilizables invertimos en bosques de donde obtener corcho y nuevas maderas", explica Albert Aranda. Al 2020, asegura, "toda la madera que usaremos provendrá de estas fuentes".

Otro ejemplo es el suyo proyecte Coste Cero. "Cada vez que echábamos residuos teníamos que pagar. Analizamos los residuos que producíamos y vimos que los podíamos vender", recuerda Aranda. De este modo, han pasado en pocos años de gastar 300.000 euros al deshacerse de los residuos a ganar 150.000 con su venta.

El Cosmocaixa ha acogido un año más la Jornada Comertia. Cedida


Xavier Pinosa, CEO de Pick the Pack, explica cómo han conseguido que los envases desechables también puedan ser parte activa de la economía circular. "Hemos hecho del packaging compostable nuestro elemento central", asegura. Explica que tradicionalmente el packaging juega un doble rol: logístico y de transporte, y uno de comunicativo. Ahora también se puede añadir un tercero: ser fertilitzador del suelo a través de los materiales con los que se elabora.

"Tenemos materiales como la pulpa, extraída de la caña de azúcar, que permite hacer celulosa; el bambú o la madera", enumera Pinosa. "El packaging 100% compostable no siempre es más caro, y un plato de cartón es más barato que el de plástico (65€/millar vs 72€/millar)", ejemplifica. El CEO de Pick the Pack, a la vez, resalta que "los héroes que están introduciendo estos envases son los pequeños negocios, especialmente de restauración y food service". Pequeños retailers que enseñan el camino circular (y con rédito económico) a las grandes multinacionales.

Otros ejemplos de buscar la rentabilidad a través del que es sostenible pueden ser los de Punto Blanco, con el uso del bambú. "Es la fibra más ecológica", asegura su director general, Josep Ignasi Reixach; que recuerda que hace más de 40 años que trabajan con lana orgánica mientras reivindica "volver al slow fashion".
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