En 1992, el por aquel entonces gobernador de Arkansas, Bill Clinton, supo aprovechar el contexto de recesión económica de los dos años previos, provocada por el colapso de las economías del Este en lo que se considera el fin de la Guerra Fría, para apelar al bolsillo de los ciudadanos estadounidenses, con el ya célebre eslogan "Es la economía, estúpido", diseñado por el consultor político James Carville.
La coyuntura económica- social es sin duda determinante en el destino electoral de un país, pues muy probablemente los resultados de las elecciones generales de 2004 en España hubieran tenido otro desenlace si no se hubiera producido aquel fatídico 11-M – o cómo y porqué Boris Yeltsin designó a Vladimir Putin como su sucesor aquella noche de fin de año de 1999, antes de dar entrada al nuevo milenio.
En Podemos que, a pesar de sus "misteriosas" desapariciones de los medios durante la semana pasada que tan crítica fue para el ejecutivo de Pedro Sánchez – cuantificaremos su descenso en la presencia en los medios más adelante - es el socio del gobierno actual, parecen obviar el pragmatismo que inspirara al candidato demócrata en aquellos comicios, y ni se esfuerzan en disimular su preferencia por sus mantras ideológicos – medios- que por su idoneidad para solucionar el problema – fin- , en este caso la crisis de Covid-19 y sus notables efectos en la economía española.
La obsesión del partido de Pablo Iglesias por el control político de los medios de producción la expresa inmejorablemente el profesor Juan Fernando Robles en El Economista, donde expone: “Obligar al cierre de empresas en base al interés general discriminando por la actividad que ejercen, constituye una vía de hacer soportar a particulares y empresas los daños que el propio Estado les provoca sin indemnización, debilitando el tejido productivo con la intención de hacer depender la actividad económica de ayudas del Gobierno”.
El secretario general de la formación morada citaba el artículo 128 de la Constitución Española, que establece “Toda la riqueza del país está en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general” – obviando el artículo 31.1 en cuanto al carácter no confiscatorio del sistema tributario progresivo, o el 31.2, que establece que la programación y ejecución de los recursos públicos responderán a los criterios de eficiencia y economía.
La búsqueda de la nacionalización de empresas estratégicas y medidas como la prohibición de los despidos – que conllevan cierre de empresas que no impiden el aumento del desempleo, al contrario, lo agravan, va a conllevar un empobrecimiento progresivo de la población que, paradójicamente, aumentará la masa potencial de votantes de partidos de izquierda. Un resultado de perpetuidad de la izquierda en el poder.
Repitamos juntos el artículo 128: “ Toda la riqueza del país está en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés del secretario general Iglesias.”
Es la ideología, estúpido! Otra forma de entender el pragmatismo – en el interés del (secretario) general.
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