Israel, tierra de emprendedores

El estado hebreo es uno de los principales 'hubs' de innovación y creación de start-ups del mundo. El ejemplo es el app Nutrino, creada por emprendedores de Tel Aviv y Barcelona

Desgraciadamente el nombre de Israel se ha visto asociado en las últimas semanas al conflicto con Gaza. Sin embargo, no saca que el país continúe siendo un adalid mundial en emprendeduría tecnológica, y que la misma inversión del ejército israelí en innovación se haya convertido en una fuente de oportunidades al desarrollo de start-ups.

Un ejemplo es Nutrino, una aplicación por móvil que recomienda dietas saludables a partir de la información que recogen otras aplicaciones que cuantifican el ejercicio físico, como por ejemplo RunKeeper, Moves o el brazalete Fitbit.

Algoritmo por el ejército
Con sede a Tel Aviv, Nutrino fue fundada hace un año y medio por un grupo de emprendedores israelíes y españoles que se conocieron haciendo un MBA al IESE. Entre ellos estaban Jonathan Lipnik y Yaron Hadad, que durante el servicio militar desarrollaron un algoritmo informático para ayudar el ejército a optimizar el sistema de asignación de tropas, teniendo en cuenta parámetros personales y las preferencias de cada soldado. Ante el éxito del programa, permitió al ejército ahorrar en tiempo y recursos a la hora de organizar las tropas, Lipnik, que proviene de una familia con problemas de hipertensión y obesidad, decidió aplicar estos algoritmos al campo de la nutrición.

"En Internet hay mucha información sobre dietas saludables, mucha es contradictoria o no fiable. Nosotros apostamos por el rigor científico, basada en información de especialistas en nutrición", explica Eduard Ros, socio catalán de Nutrino. La start-up acaba de tirar la versión 2.0 de la aplicación, disponible por iPhone y bien pronto por Android, y ofrece a la usuario recomendaciones de dietas o comidas según el ejercicio físico realizado o las calorías ingeridas hasta aquel momento.

"Si por la mañana has ido a correr, quizás no te conviene comer el mismo que si no te has movido", dice Ros. La aplicación es de pago (la suscripción mensual no llega a los 2 euros) y permite al usuario introducir datos y establecer los objetivos de la dieta: perder pes, estar en forma, baja en gluten, etc. "Es una aplicación dinámica, en que el usuario interactúa y participa añadiendo datos que la aplicación recoge y analiza para hacer recomendaciones más esmeradas en el futuro", dice Ros.

Enfocados en los Estados Unidos
La start-up , que empezó con un capital inicial de 300.000 euros, ya tiene "centenares de miles de descargas", dice Ros. Los usuarios se concentran principalmente en los Estados Unidos, seguido de Reino Unido. Después ya venden algunos países europeos, como España, Francia y Alemania. "Israel es un país muy conectado al que pasa en los EE.UU.. Las start-ups ya nacen con una orientación al mercado global", añade Ros.

Que un país aislado y pequeño – tiene una población similar a la de Cataluña- como Israel se haya convertido en un referente de la creación de start-up tecnológicas no es ningún secreto. En los últimos años se han convertido en el país con más compañías que cotizan al Nasdaq, sólo por debajo de los EE.UU. y la China, y ha visto surgir varias start-ups de éxito, como Wix o Waze , el servicio de mapas y geolocalització por móvil, adquirido el año pasado por Google por 1.300 millones de dólares.

Independencia energética
La carencia de recursos naturales, especialmente de agua, y la necesidad de independencia energética también ha impulsado la innovación en el sector sostenible y renovables. Un ejemplo claro fue BetterPlace, una empresa de vehículos eléctricos pionera al ofrecer puntos de repuesto de baterías en lugar de puntos de recàrrega, un proceso más lento. Sin embargo, la start-up quebró el 2013 después de haber levantado 850 millones de dólares de capital privado y haber puesto en marcha un plan de expansión por Europa. Ha sido Tesla, el fabricante de vehículos eléctricos de Silicon Valley, que ha acabado adoptando con éxito el sistema de repuesto de baterías iniciado por la start-up israelí.

"A los años 40 nuestros abuelos crearon Israel cómo si fuera una start-up, se tenía que levantar todo desde cero, nos dejaron su legado emprendedor", opina en una entrevista a The Guardian Joanna Landau, fundadora de Kinetis, una organización que promueve Israel como un país que no sólo es un lugar de conflicto permanente. "Somos un país pequeño con ocho millones de personas, estamos muy juntos. Muchas innovaciones en temas de reciclaje e irrigación han sido una cuestión de supervivencia", añade Landau.

Según la experta, el servicio militar obligatorio – de dos años por las chicas y tres años por los chicos - normalmente une todavía más a la gente, y muchas start-ups empiezan durando o después del servicio militar entre personas que se han conocido mientras lo hacían", concluye Landau.
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