La lucha de clases, entre Barcelona y las Caimán

El economista Miquel Puig propone grabar más los inmuebles de las ciudades que las rentas de las personas

La ciudad de Barcelona vista desde el MNAC| Thomas Gartz La ciudad de Barcelona vista desde el MNAC| Thomas Gartz

La lucha de clases es un fantasma del pasado encara muy presente. Según el economista Miquel Puig, este fenómeno ya no se encuentra en las fábricas sino en el centro de ciudades como Barcelona. "Ahora la lucha de clases es entre el propietario y el locatario de una vivienda", ha asegurado en la presentación del Informe económico y financiero de Esade este martes a la capital catalana. Por eso, propone grabar antes los inmuebles de Barcelona que las lavas que acaban huyendo a las Caimán.

Mientras la economía sigue su particular ritmo político, las ciudades viven también bajo la presión de la globalización, las finanzas, el turismo, el aumento de la desigualdad o la movilidad creciente. Todo ello se ha visto reflejado en un derecho tan básico como la vivienda que ha pasado de tener un precio de cuatro a ocho veces la renta sucia. "La vivienda de media es inaccesible por los ciudadanos y tenemos un problema concentrado al centro de las ciudades", critica.

Under pressure

Ante esta situación, Puig mujer un paso más allá de "la microcirurgia que cada alcalde puede hacer" a escala local y emplaza a luchar contra la desigualdad a través de impuestos que graben la propiedad inmobiliaria antes de que la lava. O el que es el mismo, más IBI y menos IRPF. En clave humorística, recuerda que "todos sabemos que las grandes fortunas eluden IRPF pero no pueden traer sus propiedades en las Islas Caimán".

Puig: "Todos sabemos que las grandes fortunas eluden IRPF pero no pueden traer sus propiedades en las Islas Caimán"

Aquello que los economistas David Ricardo, Karl Marx y Friedrich Engels situaban en el campo de batalla entre propietarios, industriales y trabajadores o capitalistas y obreros, ahora se encuentra en un piso de la capital catalana. Los protagonistas del siglo XXI son el que busca y el que alquila piso. Así pues, Puig atribuye plena vigencia a la lucha de clases: "Es una sociedad conflictiva donde los intereses de unos van contra los intereses de los otros".

Los motivos? Desde financieros como puede ser el rendimiento del inmueble hasta la atracción del centro de una ciudad como Barcelona, pasando por el fenómeno del turismo urbano o la industria 4.0.

Barcelona, entre Málaga y Zaragoza

Según el geógrafo Oriol Nel·lo, "Barcelona es cómo si tuviera una Málaga muy pobre y una Zaragoza muy rica". En este sentido, ha defendido que "la ciudad no tiene que ser el problema sino la solución" y ha señalado cuatro retos diferentes: forma (qué es hoy la ciudad europea), función (qué es su papel en el mundo), cohesión (hay crisis social?) y gobierno (la relación entre la inestabilidad política y el proyecto europeo).

Pregunta, respuesta: "Nuestras ciudades tienen un problema de gobierno pero son el mejor laboratorio para encontrar respuestas" y "Desde la Viena de la socialdemocràcia en el Nuevo Barrios de Pasqual Maragall se han creado mecanismos extraordinarios de redistribución social". De hecho, Nel·lo no ve tan claro como Puig un incremento del IBI puesto que asegura que "Barcelona tiene el kilómetro cuadrado más denso de toda Europa" y un 86% de las familias viven en propiedad.

Nel·lo: "Barcelona es cómo si tuviera una Málaga muy pobre y una Zaragoza muy rica"

En pleno siglo XXI, el geógrafo también asume que "es muy difícil delimitar aquello rural y aquello urbano" y que por lo tanto resulta prácticamente imposible hacer la distinción de Marx y Engels en cuanto a pueblos labradores y burgueses u Oriente y Occidente. "El problema es del capital financiero que está entrando en el mercado inmobiliario y costalero a la alza los precios. No es sólo una cuestión de tasación sino de régimen de tenencia, suelo y propiedad que queremos en las ciudades", plantea.

Sea como fuere, ciudades como Barcelona siguen luchando para sobreponerse a la crisis social y a la separación en función de la renta de las familias, el precio del suelo y la vivienda. "La segregación no opera sólo por el segregament de aquellos que menos tienen sino también por el confinement de aquellos que más tienen", ha concluido Nel·lo. Así pues, la lucha de clases no es sólo cosa del capital del pasado sino también de la vivienda del presente.

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