Las empresas también aprueban Macron

El europeisme y el discurso de apoyo a la dinamización económica del nuevo presidente convence las compañías galas implantadas en Cataluña

Emmanuel Macron será el 8è presidente de la 5a República Francesa. Una realidad que celebra sin complejos la Cámara de comercio Francesa en Barcelona. "Estamos muy felices porque es un resultado de apertura. Es un presidente muy europeísta y esto es muy importante para las empresas francesas", asegura a VÍA Emprendida Véronique Oberlé, responsable del servicio de empresas de la entidad. "Francia es el primer socio de España", recuerda. La victoria de Macron ante el euro escepticismo de Marine Le Pen "es un mensaje de optimismo para nuestros socios".

Europa es competitividad
El compromiso con el proyecto europeo de Macron, reiterado en la escenificación de su primer discurso después de las elecciones, es uno de los factores que más convence entre el sector económico francés. De hecho, desde las mismas instituciones europeas tampoco han escondido su satisfacción con el resultado. El presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, felicitaba Macron en una carta abierta a Twitter.



Pero por qué es tan importando este compromiso? "Europa es muy importante para asegurar la competitividad. El vínculo con los socios europeos es el que nos ayudará a conservarla", defiende Oberlé. La responsable del servicio de empresas de la Cámara de comercio Francesa reconoce que "Europa es un mercado que puede ser llevar porque no tenemos todos las mismas reglas; pero a la vez también te ayuda garantizando la competitividad".

Oberlé recuerda que "las empresas francesas están muy implantadas en Europa y mantener el vínculo nos ayudará a seguir produciendo y siendo competitivos para tener lugar en el comercio internacional". Sólo en España hay 1.500 empresas francesas implantadas, casi la mitad en Cataluña. "Un mercado más cerrado también habría impactado mucho a las empresas catalanas porque cada vez invierten más al mercado francés", opina Oberlé.

Un crecimiento estancado
Un lugar en el panorama económico mundial que vive cuestionado por el débil crecimiento del PIB. Esta es una de las carpetas que Macron tendrá que atender cuando se ponga manso a la obra. El año pasado la economía gala sólo creció un 1,2% y la expectativa para la sexta potencia mundial por este año es del 1,5%. Según el analista y consejero político Roger Rosich (@rogeRosich), hay muchos motivos que llasten la economía francesa, entre ellos "la pérdida de fuerza de su industria, que a raíz de la crisis ha acumulado déficits perdiendo cuotas de mercado con alzas de los costes y menos competitividad". De hecho, el Estado francés tiene un déficit comercial que ronda los 5.000 millones de euros.

En este sentido, Macron también quiere "crear unos fondos de inversión en la industria, emprendedores y autónomos", un discurso que según Rosich quiere contrarrestar el discurso del Frente Nacional que apuesta por el proteccionismo: "Invertir en las empresas de aquí porque sean fuertes". Por eso también apuesta por la Formación Profesional porque sea una prioridad y una palanca para mejorar la industria.

coincide Véronique Oberlé, que celebra que "aparte de ser joven y optimista, Macron es un hombre muy abierto en la empresa y en su primer discurso ya habló". La responsable de la cámara francesa se muestra convencida que su proyecto "impactará mucho a las empresas francesas, también a las que son fuera del país". Por ejemplo, apunta, "da mucho apoyo a las startups, la French Tech y todo el entorno innovador. Barcelona y Cataluña reciben mucha inversión de este sector francés y seguro que tendrá impacto".

Así mismo, uno de los factores que también influye en el crecimiento de la economía francesa es la dimensión de su maquinaria estatal, equivalente al 57% del PIB. Una cuestión que también ha apuntado Macron durante la campaña electoral, mostrándose partidario de su reducción. No va, propone recortar 120.000 lugares de trabajo públicos durante estos próximos cinco años. "Una corriente que no suena en mucho países europeos, es un tema vetado y puede ser que en Francia sea un tema importante, sobre todo para reducir gasto público", apunta Rosich.

Rebajas fiscales
Francia tiene una tasa de gasto público y una presión fiscal de las más altas de la OCDE. El impuesto sobre sociedades ronda el 33%, el de la Renta puede llegar a ser del 45% y el IVA es del 20%. En su programa electoral, según explica Rosich, Macron quiere "unificar el guirigay fiscal actual y mejorar la fiscalidad de las empresas y los trabajadores". Oberlé recuerda que "el programa electoral preveía una rebaja del Impuesto sobre sociedades hasta el 25%". Una intención que "entra en la lógica de apoyar a las empresas, dinamizar el mercado y facilitar la emprendeduría".

A la vez, Rosich señala que Macron quiere incluir en un régimen unificado "desde el pequeño terrateniente al peón de una fábrica", que actualmente tributan en regímenes diferentes. En esta remodelación se incluiría la eliminación de los impuestos a las grandes fortunas o que quienes dimitan o los autónomos puedan acceder a un régimen fiscal de parado.

A la vez, Francia también tiene un alto déficit del 3% y una deuda pública de 2.150 millones de euros, un 96% del PIB, que se encuentra en manos extranjeras en un 60%. Con este panorama, el margen de maniobra del futuro presidente es mínimo. Según Rosich, en relación a la deuda, cree que con Le Pen sí que habría habido "alguna sorpresa", pero con Macron no se espera ninguno, "ni en positivo ni en negativo, en todo caso estabilidad". El sentido de Estado marcará las decisiones en cuanto a la deuda "al menos hasta las elecciones legislativas de junio".

Un país complicado laboralmente
"Francia es un país complicado y seguirá siéndolo", apunta Véronique Oberlé sobre el mercado laboral francés. El resultado de las elecciones legislativas marcará que haya más o menos dificultados para la aprobación de nuevas leyes. "Los sindicatos son muy fuertes y es un país muy complicado de reformar", reconoce.

Sin duda el mercado laboral francés tiene una legislación estricta, altos costes de contratación, despido y un salario mínimo de 1.480 euros. Estas condiciones han creado una dualidad con importantes diferencias entre los trabajadores indefinidos y los temporales. François Hollande ya intentó corregir esta situación con una reforma laboral inspirada en la de Mariano Rajoy. Y la respuesta que obtuvo fue un fuerte rechazo social.

Todo ello, con la eterna preocupación por el paro, otro de los problemas que se encontrará Macron cuando llegue al Elíseo. A pesar de que la tasa ha ido cayendo hasta situarse al 9,7% a final del 2016 –la tasa más baja desde el 2012-, todavía hay 2,8 millones de personas paradas de las cuales 1,2 millones hace más de un año que buscan trabajo. Además, las cifras del 25% de paro juvenil son altas si las comparamos con las de sus vecinos del Benelux y Alemania.

Precisamente el paro ha sido el caballo de batalla de Le Pen, que acusaba los inmigrantes de sacar los lugares de trabajo a los franceses. Sin embargo, Macron, como Ministro de Economía, se puede colgar la medalla de la estabilización del paro durante este último periodo, opina Rosich.
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