Los deberes pendientes de la economía catalana

El país suma cuatro años de crecimiento económico sólido, pero lo hace sobre un mercado de trabajo precario y un sistema productivo con mucho margen de mejora tecnológica

Las grúes del puerto de Barcelona | iStock Las grúes del puerto de Barcelona | iStock

A grandes rasgos, la fotografía de la economía catalana es difícilmente mejorable. El país suma cuatro años de crecimiento robusto y las previsiones indican un aumento del 3% en el PIB por este 2018, un índice similar al registrado al 2017. De hecho, la economía catalana ha crecido un 3,3% al primer trimestre, cuatro décimas por encima del PIB español. Las exportaciones e inversiones extranjeras crecen igualmente a buen ritmo, compensando así la progresiva pérdida del mercado interior que se va arrastrando desde el estallido de la crisis al 2008. A pesar de todo, el país tiene deberes pendientes de resolver si quiere que este crecimiento sea consolidado y sirva para aguantar mejor el próximo periodo de desaceleración.

"Los patrón de crecimiento de la productividad actual es mejor que el anterior a la crisis, pero nos tenemos que preguntar qué parte se explica por la destrucción de ocupación y qué es el valor de nuestras exportaciones", resume el profesor de la Universitat Pompeu Fabra, Xavier Cuadras, al 3er Congrès de Economía y Empresa de Cataluña, organizado por el Colegio de Economistas de Cataluña (CIEGO).

Sobre la calidad del trabajo, el profesor recuerda que la tasa de pobreza entre los trabajadores en Cataluña se la cuarta más alta de Europa, sólo por detrás de Rumanía, Grecia y España. A esta evidente situación de precariedad, Cuadras añade una perspectiva de futuro alarmante. "Entre el 35% y el 47% de los lugares en Cataluña tienen un riesgo de automatización elevado. No quiere decir que tengan que desaparecer en los siguientes años, pero sí que tendría que traer a varios sectores a cambiar su relación con el mercado de trabajo", advierte.

Cuadras: "Entre el 35% y el 47% de los lugares en Cataluña tienen un riesgo de automatización elevado"

El profesor liga este hecho a la "polarización actual del mercado de trabajo, donde cada vez hay más distancia entre los lugares más y menos remunerados y se está adelgazando la franja del medio, con los problemas de desigualdad que esto compuerta".

La precarització de los mercados laborales también está ligada al impacto masivo que tuvo la crisis sobre los indicadores de pobreza. Cuadras considera que Cataluña tiene una "reflexión pendiente sobre los mecanismos de protección social que pone al alcance de la sociedad", pero incide en un problema específico, como es la pobreza femenina. "A diferencia de la masculina, que va al ritmo de los ciclos económicos, la pobreza femenina se está convirtiendo en un problema estructural que hay que abordar".

Exportaciones de más valor

La otra gran reto por la economía catalana, según los expertos, es la mejora en la calidad de la producción industrial. Los datos de exportaciones de los últimos años son excelentes, pero una mirada en detalle evidencia algunos problemas estructurales. "Las exportaciones con más pes son las de valor tecnológico bajo, y esto es un elemento a cambiar", avanza Cuadras. A pesar de todo, el profesor detecta un cambio de tendencia en los últimos cinco años, en los que hay más pes de productos tecnológicamente sofisticados al exterior.

El profesor también admite los problemas que supone interpretar este tipo de estadísticas. "A nivel académico se considera que las exportaciones alimentarias son de bajo valor tecnológico, cuando la realidad es que es un sector muy desarrollado a nivel técnico.

La incertidumbre social y política

En el análisis del futuro inmediato de la economía catalana no se puede dejar de banda el contexto socio-político actual. Cuadras advierte de "la carencia de maniobra ante posibles shocks económicos" que tienen los gobiernos autonómicos por sus altos ratis de endeudamiento y considera que "hay que modificar el sistema de financiación" si se quiere superar esta dificultad.

Mas: "Tenemos que desatar el desarrollo económico de la precariedad, reducir el abandono escolar, subir la inversión en I+D para enfocarnos en la economía del conocimiento"

A pesar de todo, los indicadores muestran como el proceso independentista, y especialmente el puesto-referéndum del 1 de octubre, no han tenido una gran afectación sobre el desarrollo de la economía catalana. Así lo ve la directora de Análisis Económico del Departamento de la Vicepresidencia y de Economía y Hacienda de la Generalitat de Cataluña, Natàlia Mas, que denuncia la "irresponsabilidad del discurso del miedo".

Mas recuerda que las previsiones más alarmistas que salieron desprendido del referéndum no tenían una base sólida sobre la que sustentarse. "Instituciones como la AIReF rebajaron las previsiones de crecimiento por Cataluña a un 0,4% por el último trimestre de 2017, y lo hicieron contando con sólo el 6,7% de los indicadores necesarios para hacer estos estudios. La realidad al final es que el crecimiento fue de un 0,8%".

Més info: Las diez plagas de la independencia

La representante de la Generalitat recuerda que al 2017 se mejoraron los indicadores de exportaciones y de inversiones extranjeras, mientras que los cambios de domicilio de empresas que se produjeron desde octubre no han derivado, de momento, en traslados de centros productivos ni de trabajadores. A pesar de todo, Mas advierte que "no se puede caer en la autocomplacencia" y lista los deberes de la economía catalana por el futuro. "Para tener un crecimiento consolidado hay que desatar el desarrollo económico de la precariedad, tenemos que reducir las cuotas de abandono escolar y tenemos que subir en inversión en I+D para enfocarnos hacia la economía del conocimiento, como hacen los países de nuestro entorno".

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