Las mutualidades catalanas, una verdadera estructura de país

La Federació de Mutualitats de Catalunya celebra los 125 años reivindicando el asociacionismo catalán y la identidad propia de las mutuas

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La Federació de Mutualitats de Catalunya celebra sus 125 años de historia cómo la unión de las mutuas catalanas, entidades sin ánimo de lucro que desde hace siglos garantizan la cobertura de servicios básica a la población. "El Estado durante siglos no ha tenido la capacidad de movilizar el dinero en favor de las clases populares y son las clases populares las que se han agrupado desde la edad media para dar cobertura a sus necesidades", resume Jordi Busquet, presidente de la Federació.

Busquet: "No hay ninguna duda que las mutualidades somos estructuras de país"

El histórico asociacionismo de la sociedad catalana propició la creación de estas entidades, que empezaron en pequeños pueblos para ayudarse entre labradores en caso de dolencia o muerte. "Es un concepto de entender un país. No hay ninguna duda que las mutualidades somos estructuras de país", sentencia Busquet.

Durante la primera mitad del siglo XIX, la Revolución Industrial llega con fuerza en Catalunya y las zonas rurales pierden población y servicios. La asistencia médica y las coberturas en casos de muerte o de enfermedad eran la principal tarea de las mutualidades. A través de una pequeña aportación, los vecinos de pueblos pequeños se aseguraban no quedar desamparados en casos de necesidad.

Del Decreto de Nueva Planta al Franquismo

Y el 1896 se reúnen bajo el paraguas de la Federació de Mutualitats de Catalunya para hacer sentir su voz y defender sus intereses. También wn Madrid, puesto que el "centralismo español ententaba eliminar la tradición catalana de asociarse para defender los derechos".

Pasó el 1714 con el Decreto de Nueva Planta y durante el Franquismo. Pero las mutualidades se han sabido reinventar y siguen en pie. Y no es extraño que sean Catalunya y País Vasco los territorios donde tienen más presencia

Busquet: "Tienen que convivir los dos modelos y sin pasar cierta dimensión, porque pierdes la identidad"

Hasta la actualidad, donde la Federación de Mutualidades tiene 280.000 mutualistas en Catalunya y da cobertura a más de un millón de personas. En total forman parte una treintena de mutuas, desde la Previsora General (nacida en el Penedès, 42.000 mutualistas) a la de Cantallops (unos 150). Una entidad, la de Cantallops, que nació para dar cobertura al acceso a los medicamentos y a los entierros y que, hoy en día, todavía se encarga de comprar de forma conjunta las medicinas por la farmacia del pueblo.

"Tienen que convivir los dos modelos y sin pasar cierta dimensión, porque pierdes la identidad", indica Busquet.

Busquet: "No queremos perder la singularidad y la identidad"

A principios de siglo XX, la Federació de Mutualitats estaba integrada por unas 1.700 entidades y hoy en día son 34. En aquella época, en pequeños pueblos podían haber varias mutuas que ofrecían diferentes coberturas. Con el paso de los años, muchas han ido desapareciendo y otros se han unido para buscar ser más eficientes. "Las mutualidades se han unido, sin perder la identidad, pero buscando economías de escala", resume el presidente.

También han cambiado algunos de los servicios que ofrecen, puesto que con el Estado del Bienestar muchas de las coberturas ya se dan por hechas. La asistencia sanitaria es uno de los pilares. Pero lo que no ha cambiado es el compromiso y el arraigo con el territorio. "No queremos perder la singularidad y la identidad", sentencia Busquet, que añade: "Una mutualidad continúa siendo una entidad sin ánimo de lucro, con el objetivo de ofrecer cuotas justas para hacer frente a las prestaciones".

Y es que las mutualidades han sido las responsables a lo largo de los últimos siglos de impulsar la vida en los pueblos, a través de ateneos, casinos o bares. Su vertiente social ha sido igual de importante que la cobertura de servicios. De hecho, cada mutualidad está especialmente enfocada en una comarca o una región, sin centrarse en un crecimiento territorial.

La crisis de 2008

El modelo de mutualidades puede recordar al de las antiguas cajas, que también nacieron en territorios para dar servicio a la población de la zona. Este sistema financiero saltó por los aires con la crisis de 2008 y hubo gente que fijó la mirada en las mutuas. Jordi Busquet explica las diferencias: "A nivel mutual hemos tenido una visión a largo plazo, hemos acumulado reservas muy fuertes y una gran solvencia. La crisis llegó con unas entidades fuertes, con un núcleo de cliente muy fijo. Nos permite aguantar muy bien".

Jordi Busquet: "El corazón de la entidad está en el territorio donde nació"

En este sentido, el presidente señala que "muchas cajas salieron fuera de sus zonas de influencia, incluso fuera de Catalunya, quisierion crecer mucho y abriendo otras líneas de negocio cómo el sector inmobiliario". En cambio, "las mutualidades han mantenido la apuesta territorial": "El grueso de la actividad siempre está en Catalunya, mantenemos el negocio donde lo conocemos y donde la persona se siendo identificada". "El corazón de la entidad está en el territorio donde nació", sentencia.

La batalla del nombre con las aseguradoras

A pesar de la histórica presencia de las mutualidades en Catalunya, en las últimas décadas la nomenclatura se ha pervertido y hoy en día las aseguradoras privadas se identifican, en el imaginario colectivo, como mutuas. "Es una gran preocupación. Recuerdo una vez ir con mi primer hijo en el hospital y en recepción me preguntaron: de qué mutua es? Respondí que la pregunta era de qué compañía, porque no todas son mutuas", explica Busquet.

El presidente de la Federació detalla la gran diferencia: "Una entidad mercantil, que es muy lícita, necesita generar un beneficio. Nosotros el rendimiento adicional no lo tenemos que generar y todo va para el mutualista". Por eso, lamenta que mucha gente vea las aseguradoras privadas cómo una mutua.

Busquet: "El concepto puede ser una batalla perdida, pero tenemos que hacer pedagogía de lo que es una mutua y lo que supone"

"El concepto puede ser una batalla perdida, pero tenemos que hacer pedagogía de lo que es una mutua y lo que supone. Usted puede decir que no le echarán nunca? Que tendrá el mismo precio que el resto de mutualistas aunque se ponga enfermo o se haga mayor? Que puede escoger las coberturas? Si no, no estás en una mutua"; resume Busquet, que considera que la sensibilización de la ciudadanía por la proximidad y el territorio "justifica la pervivencia" de sus entidades.

"Y al ser una entidad sin ánimo de lucro, el precio es justo", concluye.

Crecer sin perder la identidad

Jordi Busquet apunta que el crecimiento de la Federació se tiene que fomentar en la aparición de nuevas mutualidades, más que en el crecimiento de las que ya hay. "Tenemos que crecer el máximo que podamos sin perder nuestra singularidad. Preferimos mantener nuestro vínculo y la fidelidad y lealtad de los mutualistas. Las bajas de las aseguradoras privadas duplican o triplican el de nuestras entidades".

Y considera que cada vez son más necesarias estas mutualidades. Con el estado del bienestar parecía que podrían perder sentido, pero los recortes vividos desde la crisis del 2008 han hecho crecer los ciudadanos interesados. "Nos gustaría que fuéramos unas entidades que no tuvieran la necesidad de ofrecer coberturas de salud. Pero todo hace prever que no será así", lamenta.

Así, Jordi Busquet considera que el movimiento mutualista, histórico y tan ligado al asociacionismo catalán, se mantendrá cómo una de las grandes estructuras de país. Lo que empezó cómo una agrupación de cuatro labradores en la Catalunya rural de la edad media para cuidar los unos de los otros, se mantiene todavía hoy con la voluntad de ofrecer coberturas a precios justos y con el objetivo de seguir arraigado en el territorio.

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