Negocios fuera del armario

El Ciruit Festival pone de manifiesto las cifras del mercado homosexual, con un gasto por asistente de 250 euros por día y una inyección económica de más de 150 millones de euros para Barcelona

El festival más grande destinado al colectivo gay a escala mundial vuelve a Barcelona desde este miércoles día 5 hasta el 16 de agosto, antes de trasladarse en Ibiza. El Circuito Festival, que este año celebra su octava edición, incluye 23 fiestas, 60 artistas y más de 30 actividades relacionadas con la cultura, el arte, los deportes y el activismo del colectivo de lesbianas, gays, bisexuals y transsexuals (LGTB). Todo ello supone una inyección económica de más de 150 millones de euros para Barcelona, una ciudad que ya se ha posicionado como a destino turístico homosexual por excelencia durante la primera quincena de agosto.


No sólo música y músculos

Tés Cuadreny, portavoz de la organización del festival, comenta que el grupo Matineé decidió apostar por un acontecimiento así "porque había un vacío, no había una oferta de ocio, de vacaciones de calidad para el público LGBT. Barcelona era una ciudad muy muy posicionada pero todavía se podía potenciar mucho más".

El acontecimiento tenía que ser eminentemente de carácter internacional, con una programación de fiestas, pero también de turismo y cultura. De hecho, detrás de las publicidades con chicos sin camiseta hay, también, talleres, charlas, conferencias, en colaboración con entidades y colectivos "con las que trabajamos estrechamente y pedimos que nos usen para amplificar sus proyectos", dice el portavoz. Además también organizan rutas turísticas en que intervienen varias empresas.

El Circuito empezó hace 8 años y, en poco tiempo, se ha situado como número uno. "Uno de nuestros objetivos era convertir Barcelona en un referente por este tipo de público y creemos que lo hemos conseguido", afirma Cuadreny y añade que "Barcelona está de moda entre el público gay y miles de turistas homosexuales deciden visitar la ciudad cada año gracias a su atractiva mescla de solo, playa, cultura, gastronomía, ocio y, sobre todo, por su tolerancia y porque pueden pasear de la mano de sus parejas por la calle sin que nadie los diga nada".

Un gasto por encima de la media e internacional
El impacto económico que este festival supone para la ciudad es más del doble que la visita del Papa a la ciudad o la mitad del Mobile World Congress. El cliente hace un gasto de entre 200 y 250 euros al día entre pernoctacions, dietas y compras. Durante los 12 días que dura el festival se espera superar las cifras de las ediciones anteriores y pasar por encima de los 72.000 visitantes de todo el mundo.

Se calcula que entre el 5 y el 7% de la población mundial es homosexual. De este porcentaje se tiene que restar la gente que no son potencialmente clientes por cuestiones de poder adquisitivo. Con estas cifras parece que no se trate de un mercado atractivo, pero los datos contradicen la teoría: "El perfil es un hombre de entre 25 a 45 años, profesional liberal con un poder adquisitivo medio o medio-alto, que gasta más y hace estancias más largas", dice Cuadreny.

En las primeras ediciones del Circuito Festival la mayoría de los asistentes eran europeos, pero ahora llegan a Barcelona muchos brasileños, norteamericanos, asiáticos, especialmente de China y Taiwán, y australianos.  "Este último ha sido uno de los países sorprendida", comenta el portavoz.

Además venden muchos homosexuales de Israel, India y el mundo árabe, que ya suponen entre el 5% y el 10% del total. "Este cliente repite porque el Circuito es la única oportunidad que tienen de disfrutar de su propia libertad sexual", dice Cuadreny. Esta afluencia de musulmanes, aseguran desde la organización, ha provocado que a las fiestas no se usen productos con cerdo, y de este modo los hotdogs que se sirven están elaborados con carne de pollo y de pavo porque todo el mundo los pueda comer sin problemas.

Dos sueldos y sin hijos
Si tomamos por buenas las cifras que considera Cuadreny (y que avalan varios estudios), hablamos de un mercado de 700 millones de personas. Esto es dos golpes Europa. Se hace patente que el turismo es uno de los pilares de la llamada pink economy. De hecho el turismo gay representa ya el 10% del flujo mundial de viajeros y algo más del 16% del gasto mundial, según la Organización Mundial del Turismo. Según el estudio Global Report donde LBGT Tourism, este grupo desembolsa durante los viajes entre un 40% y un 50% más que el resto de turistas, el equivalente a 163.000 millones de euros al año.

El tópico dice que los gays y las lesbianas tienen menos frenos a la hora de gastar porque no acostumbran a tener hijos, según el modelo Double Income No Kids, Dinks. El poder económico de un hogar homosexual en España podría llegar doblar la media, que se sitúa al voltan de los 27.000 euros según el INE.

El grado de aceptación de la homosexualidad y el matrimonio igualitario juegan a favor de este colectivo. El hecho provoca que este público no sólo sea el objetivo de las empresas gay-friendly, sino también de las tradicionales porque, según afirma Joan Igual, presidente de la Asociación Catalana de Empresarios para Gays y Lesbianas (ACEGAL), "el cliente gay, si se lo trata bien, es más fiel".

Un trabajo "de picar piedra"
La consolidación de Barcelona como destino gay se ha construido a polvo por parte de los empresarios, muchos de los cuales han encontrado en este público la gallina de los huevos de oro. El ACEGAL organiza cada junio el Pride, que este año registró 240.000 visitantes, de los cuales entre un 15 y un 20% eran turistas extranjeros y que en conjunto generaron un volumen de negocio a la capital catalana de 18 millones de euros.

Igual explica que "sólo en Barcelona se han identificado 250 recursos turísticos LGBT o LGBT-friendly, que generan unos 2.000 puestos de trabajo, con una facturación de 450 millones de euros anuales. Durante todo el año pasado, unos 500.000 turistas LGBT visitaron la ciudad, dejándote un beneficio de 480 millones de euros", pero que todo y las buenas cifras el trabajo detrás "de picar piedra ha sido considerable".

El negocio del matrimonio
Esta aceptación ha hecho aparecer un negocio que antes no existía, el de las bodas. Después de 10 años de matrimonio igualitario al Estado español, más de 31.600 parejas de gays y lesbianas se han casado.

Colombina Güimil es wedding planner de Symposia, empresa pionera especializada en parejas homosexuales nacida el 2011, unos años después de la legalización del matrimonio homosexual al Estado. Güimil organiza unas 15 ceremonias al año con presupuestos por encima de los 40.000 euros "cuidadas hasta el último detalle, en algunas ocasiones con centenares de invitados y que duran varios días". Las diferencias de presupuesto, apunta Güimil, venden porque sus clientes "suelen ser parejas con dos sueldos masculinos que, todavía, son más altos y que, además, no tienen hijos".

La empresaria lamenta que, así como Francia e Italia han entendido que pueden ser wedding destination para este mercado potencial, Cataluña y Barcelona, a pesar de ser referentes para el mercado gay, "no se está haciendo nada al respeto, teniendo en cuenta que esta economía es muy interesante". La Barcelona Bridal Week organizó una jornada sobre wedding destination en qué Güimil participó y, según explica, allá se sorprendió porque "en el ámbito institucional no ha apostado por este tema de manera más seria".

Un grande desconocido
El Gaixample hace el agosto, valga la redundancia. En esta economía, empresas catalanas se han posicionado como referentes mundiales: Axel Hotel, abre sucursales por todo el mundo, Se-Collection, la marca catalana de banyadors más muy posicionada en este mercado, vende más que nunca y el Circuito revienta cifras. Es tal la fórmula del éxito del festival que otras ciudades han mostrado interés a organizar acontecimientos similares en otras épocas del año porque se ha visto que el ocio vacacional para homosexuales y lesbianas es rentable.

A pesar de encarnar este turista idílico que gasta tanto y hace pernoctacions de larga duración, se sabe muy poco de los gays y lesbianas que vienen a la ciudad. El Consorcio de Turismo de Barcelona no tiene estudios sobre el impacto del turismo gay a la ciudad. Así, mientras hay estrategias claras desde la administración para atraer creueristes, turismo de negocios o de compras, la carencia de ideas para potenciar la llegada de homosexuales es total.

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