Peluquerías abiertas: muchos clientes y dudas sobre protocolos

Grandes cadenas como Raffel Pagés funcionan al 30% de rendimiento y los locales más pequeños piden "paciencia"

La responsable de los salones Raffel Pages, Carolina Labrador. | ACN La responsable de los salones Raffel Pages, Carolina Labrador. | ACN

Hacerse las mechas el primer día que pueden reabrir las peluquerías no es sencillo. El sector ha levantado la persiana este lunes de forma desigual en todo Catalunya. Los establecimientos más grandes, como los Raffel Pagés, han abierto un 80% de las peluquerías pero admiten que el rendimiento sólo será el 30% del habitual. Las peluqueras autónomas o con centros más pequeños admiten muchas dudas sobre como hay que trabajar, tanto si han optado por abrir como si no. Critican que la administración haga normativas "deprisa y corriendo" sin protocolos claros de seguridad, y avisan que las franjas horarias para la gente mayor, por ejemplo, hacen muy "complicado" atender todas las clientas. "Paciencia, cada día una", dice Maria Luisa, de Total Look en Ripollet.

La propietaria de la peluquería Total Look explica que ha adquirido capas y toallas desechables y líquido hidroalcohòlic porque todos los clientes puedan desinfectarse las manos cuando entren al establecimiento. "Tienen que venir con cita previa, de una en una y tienen que traer guantes y mascarilla", apunta.

Calafell asegura que en los últimos días ha recibido muchas llamadas y ha apuntado que está trabajando a toda máquina para dar respuesta. "Yo estoy sola y me he tenido que organizar", asegura. Admite que el caso de las personas mayoras es lo más complicado: "Sólo pueden venir de diez a doce y hay muchas interesadas, tendrán que tener mucha paciencia", añade.

Calafell cerró el negocio el pasado mes de marzo y se acogió a las ayudas del gobierno español. "El hecho de tener local propio y de no tener ningún trabajador a cargo ha hecho que la situación no haya sido tan grave, pero otros peluqueros lo están pasando muy mal", reconoce.

Trabajadores con ERTO

Cinta Pastor, propietaria de la peluquería Ribbon de Sabadell, que explica que ha aplazado la reapertura hasta lunes de la semana próxima porque considera que no han tenido suficiente tiempo para tomar las medidas de seguridad pertinentes. "Somos un sector de riesgo y encontramos muy precipitado que jueves se anunciara que podríamos volver a trabajar lunes y que hasta domingo por la noche no se publicaran al BOE qué protocolos teníamos que seguir", critica.

Con todo, ha explicado que hace días que empezaron a adquirir mascaretes para las empleadas y los clientes, ganancias, toallas y capas desechables, una máquina de ozono para sanear el aire del local, un termómetro láser para tomar la temperatura y hasta todo unas mamparas por la recepción y la zona de lavar la cabeza. "Hemos invertido más de 2.000 euros en todo este material", comenta la peluquera.

A pesar de no volver al trabajo este lunes, Pastor afirma que han empezado a contactar con los clientes habituales para atender la demanda. "Daremos respuesta por fases, primero atenderemos las personas que tienen que cortarse el cabello o teñirse y después al resto", detalla.

La plantilla de este establecimiento está formada por siete empleadas. Debido a la pandemia la peluquería aplicó un ERTO que las afectó a todas. A partir de lunes empezará a levantarse: "Prevemos que inicialmente vuelva al trabajo el 30% de la plantilla", comenta Pastor.

"Falta de respeto" de la administración

Siguiendo así la recomendación de la Federación Catalana de Peluquería y Belleza (Fedcat) y ante la carencia de un protocolo oficial de seguridad específico para el sector, la peluquería Cromm de Lleida también ha optado por no abrir. Su propietaria, Anna Costa, sostiene que sólo con las medidas que recoge el BOE, las peluquerías "no pueden dar total seguridad" a sus clientes, ni tampoco garantizarla a los trabajadores.

En este sentido, considera una "falta de respeto" hacia el sector que ahora tengan que reabrir a "corriendo" y, por eso, reclama que desde el Estado se concrete un protocolo se seguridad con medidas específicas para los peluqueros. La peluquería Cromm prevé volver a recibir clientes a partir del 12 de mayo –el día 11 es festivo en Lleida-, ya en la fase 1 de la desescalada. Costa considera que este hecho les da "más seguridad" puesto que "el aforo puede ser más distendido", a pesar de que esto no quiere decir que no den igualmente cita previa y apliquen todas las normas y medidas de seguridad. Además, confía que entonces ya puedan disponer del protocolo que reclama.

Por otro lado, destaca las pérdidas económicas que supondrá haber tenido cerrada la peluquería cerca de dos meses. Durante este periodo, Costa, que es autónoma, ha hecho un cese de la actividad, y ha tenido que aplicar un ERTO a las trabajadoras que tenía contratadas, medidas que levantará cuando reabra. Aún así, remarca que ha tenido que continuar pagando facturas a proveedores y de suministros como por ejemplo la luz, a pesar de que algunos impuestos los podrá pagar más adelante pero "se tienen que pagar igual". La responsable de Cromm también critica que las peluquerías tengan que pagar un IVA del 21% y reclama al Estado volver al 8% de años atrás teniendo en cuenta que es un servicio de "primera necesidad".

Más costes, precios más altos?

En cuanto a los costes asociados a la protección extra, las peluquerías consultadas en Madrid afirman que mantienen las tarifas. Algunas obligan a contratar servicios como la limpieza del cabello o apuntan a la posibilidad de cobrar un 'kit de protección' al cliente para cubrir el coste del material de protección. Aun así, varios establecimientos consultados descartan aplicar sobrecostes al cliente y afirman que tienen dificultades para encontrar material de protección y recomiendan a los clientes que vengan equipados con sus mascarillas y guantes.

En la peluquería 'AreYouReady?' del centro de Madrid, mantienen las tarifas pero piden al cliente que se haga un tratamiento de "desintoxicación" que cuesta 10 euros antes de ofrecerle cualquiera otro servicio, según explica la directora del centro Jessica Rodríguez, que destaca "el esfuerzo" del sector, que tiene "importantes" gastos pero menos ingresos. Rodríguez afirma que otras peluquerías, en lugar de obligar a contratar un tratamiento extra, cobran al cliente el coste de las mascaretes, guantes o toallas desechables.

En cambio, la propietaria de los cuatro salones 'Lola Aranda' de Madrid, Virginia Carmona, descarta aplicar cualquier sobrecost al cliente u obligarlo a hacer un tratamiento extra. Explica que el objetivo es "fidelitzarlo" y, por eso, también mantienen las tarifas. Aun así, Carmona apunta que es un "problema" para las cuentas poder atender menos clientela con el mismo personal y destaca el trabajo que están haciendo para mantener las condiciones de seguridad.

Máxima seguridad en los centros de estética

Los centros de estética también están autorizados a reabrir este lunes. Ana Espinar, propietaria del negocio Oxygen y Ana de Sabadell, explica que ha implantado un amplio abanico de medidas para garantizar la seguridad de su clientela y su propia.

"Me he informado y he adoptado las acciones que he creído necesarias, usando el sentido común", ha indicado Espinar que ha lamentado que no exista una normativa clara que defina qué protocolos hay que seguir. "Todos los clientes tienen que desinfectarse los zapatos cuando llegan y tienen que llevar mascarilla", comenta el esteticista que señala que también ha adquirido una pantalla facial para utilizarla en aquellos tratamientos que implican más contacto como por ejemplo las limpiezas faciales.

A banda, ha plastificado todas las camillas, las butacas y asientos y ha pedido a las clientas que acuden en el centro para depilarse que traigan una bolsa de casa para guardar su ropa.
"Se tiene que venir con cita previa y ser muy puntual porque entre cliente y cliente desinfectamos el local", ha explicado. A la vez, ha dicho que esta primera semana sólo se harán servicios esenciales como depilaciones, manicuras y pedicuras.

La propietaria de este pequeño negocio afirma que debido a la covid-19 ha tenido que prescindir de una trabajadora que tenía.

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