Ricos y pobres, dos mundos cada vez más separados

¿Por qué es una bandera solo de las izquierdas exigir tributaciones más equilibradas y hacer que los ricos paguen como lo hacen (obligatoriamente) los trabajadores por cuenta ajena?

La diferencia entre los ricos y los pobres se acentúa | iStock La diferencia entre los ricos y los pobres se acentúa | iStock

El otro día, Almudena Grandes decía que un siglo atrás los ricos vivían mejor y los pobres, mucho peor, pero las diferencias entre las condiciones de vida de las familias con el mismo nivel de ingresos eran mínimas. Tenía razón la escritora al reflejar esta circunstancia de hace 100 años. Hace medio siglo todavía, por ejemplo, la Ley Fraga estipulaba que el director de un diario no podía cobrar un salario más de 10 veces superior al de un redactor. La brecha entre ricos y pobres incluso se reducía en los 70 y se mantenía en los 80; con la llegada del nuevo milenio, las diferencias salariales y entre países se hacen cada vez más grandes, hasta límites insospechados.

Cualquier oportunidad ha sido buena, y las crisis todavía lo han espoleado, para hacer más ricos a los ricos y más pobres a los pobres. Richard Grasso, antiguo presidente de la Bolsa de Nueva York hasta 2011 manipuló al comité que él mismo presidía para que le dieran 150 millones de dólares como compensación por su despido. Aunque era reciente la quiebra de Lehman Brothers, que provocó la crisis de 2008, le pusieron en su cuenta corriente un dólar encima del otro. Los sindicatos no han podido frenar de ninguna forma la pérdida de valor de los salarios. Entre 2008 y 2018, los españoles han perdido el 7,1% de su salario medio, que ahora es de 24.100 euros brutos, es decir 1.320 euros netos al mes, según datos de 2021 del Instituto Nacional de Estadística (INE).

A raíz de la pandemia, de no haber sido por la implantación de los ERTE, de la creación de la Renta garantida de ciudadanía (RGC) y del aumento del SMI - que esta semana ha sido revalidado con 15 euros mensuales entre el Gobierno y los sindicatos-, la diferencia entre unos y otros incluso sería mayor en nuestra casa. Los últimos datos disponibles del INE muestran que la diferencia entre la renta media de la población más rica de España, Pozuelo de Alarcón, y la más pobre, Níjar, ha crecido y llega hasta los 21.000 euros, que es la distancia que hay entre los 28.000 euros del primero, y los 7.300 del segundo; a Sant Cugat, que sigue siendo la tercera con 20.500 euros de renta media, también le ha pasado lo mismo. España es uno de los países de la OCDE donde se han producido más desigualdades salariales en los últimos años. Si levantamos la cabeza un poco, hay datos fehacientes que hacen patente cómo se agranda la brecha entre los países ricos y los pobres. Las 20 personas más ricas del mundo han aumentado en estos meses un 24% sus fortunas hasta acumular casi dos billones de dólares. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio, el 0,7% del PIB en el Tercer Mundo, las campañas contra el hambre o a favor de la alimentación de los niños y todos los esfuerzos de los organismos multilaterales han servido de muy poco. Lo peor no ha sido fracasar en el intento de reducir la distancia entre ricos y pobres, sino que cada vez nos abocamos más a una dualidad económica insostenible. Ya no se trata solo del empobrecimiento de las clases medias creadas en Europa entre 1950 y 1980, sino de la precariedad laboral crónica de los jóvenes, del retraso sine die del empoderamiento laboral y social de las mujeres, de la expulsión profesional de los mayores de 50 años, del endurecimiento de las condiciones de acceso a los mercados de trabajo occidental de los inmigrantes, del crecimiento de los puestos de trabajo dentro de la economía gig...

Lo peor no ha sido fracasar en el intento de reducir la distancia entre ricos y pobres, sino que cada vez nos abocamos más a una dualidad económica insostenible

Después de más de 20 años de alejamiento osado entre los dos mundos, la cuestión es si hay mecanismos de enderezamiento y cuáles, en el caso de no querer seguir alguna de las muchas aplicaciones modernas del laisser faire de Adam Smith. Acontece difícil en momentos de crisis global, como la que estamos viviendo todavía, enfrentarse a esta tendencia tan poderosa, que disgrega la sociedad e incita a las personas a buscar soluciones particulares alejadas del bien común.

Puestos de trabajo digitales

Aparecen dos mecanismos de corrección. El primero es la creación de puestos de trabajo. Es verdad que históricamente la productividad fue fundamental en la desigualdad entre regiones ricas y pobres, pero ahora el empleo se ha convertido en la fuente principal de disparidades, según un informe de Fedea de 2020. Llama la atención al respecto que las capas más bajas de la sociedad en España ganen menos que sus equivalente en Eslovaquia, mientras los ingresos medios son bastante más altos en España, con datos de la OCDE de 2015. ¿Qué tipo de puestos de trabajo son y quien los crea?

El primer mecanismo para reducir la dualidad entre ricos y pobres es la creación de puestos de trabajo y el segundo, el sistema impositivo, que graba de manera muy desigual a unos y a otros

Hay dos oportunidades históricas. Por un lado, la transformación digital que aclara los tipos de contenidos, competencias y habilidades que se requieren para navegar en las próximas décadas dentro de la digitalización. Y por otro, los recursos excepcionales que están llegando de la Unión Europea que permiten acometer el plan de choque indispensable para la transformación digital de las personas, las empresas y las organizaciones. Ya veremos más adelante si la productividad nos permitirá reducir las horas de trabajo per cápita; hoy por hoy, en los próximos tres o cuatro años, tendríamos que esforzarnos en desarrollar la fase de creación de estos puestos de trabajo de calidad.

Y el segundo mecanismo para reducir la dualidad entre ricos y pobres es el sistema impositivo, que graba de manera muy desigual a unos y a otros. Sin entrar en el sistema fiscal comparado, los más ricos buscan sistemas para evitar cotizar a través del IRPF, lo cual les permite aportar mucho menos a la recaudación fiscal global en comparación a los asalariados. ¿Por qué tendría que ser una bandera solo de las izquierdas exigir tributaciones más equilibradas y, sobre todo, hacer que los más ricos paguen como lo hacen (obligatoriamente) los trabajadores por cuenta ajena, que son las rentas más bajas?

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