En el momento en el que estalló la guerra de Rusia y Ucrania, Catalunya -como España- era un territorio con bastantes flujos comerciales con Rusia: no tanto por el volumen de las importaciones y exportaciones, sino por la relevancia estratégica de los productos intercambiados. Concretamente, el 70% de lo que Catalunya importaba de Rusia en 2021 estaba concentrado en los productos energéticos, especialmente combustibles. Casi dos años después y teniendo en cuenta el posicionamiento de Europa en el conflicto armado, sería de esperar cierta reducción de estos flujos. Pero la realidad es bien diferente: menos exportaciones y más importaciones, con una mayor compra de combustibles (a finales del 2022 representaban el 80% de las importaciones) y dos productos destacados: el cobre y los cereales.
Necesidad energética, a pesar de las sanciones y recomendaciones
Los mayores exportadores de gas natural licuado (GNL) del mundo son Australia, Qatar y Estados Unidos, con un volumen de metros cúbicos comercializados muy parecido en los últimos años. En la cuarta posición -con un volumen que actualmente no llega a la mitad de los tres países que ocupan el podio- se encuentra Rusia. El GNL es, de hecho, una de las fuentes de ingresos más importantes del Kremlin y tiene un cliente estrella: Europa, quien, por cierto, según datos de la organización sin ánimo de lucro Global Witness no solo no ha reducido su compra de NGL a raíz de la invasión rusa, sino que lo ha incrementado un 40%. Este porcentaje, que compara los primeros seis meses del 2023 respecto al mismo periodo del 2021, ha sido muy mayor que el incremento de la media mundial, del 6%.
El gas natural licuado es una de las fuentes de ingresos más importantes del Kremlin y tiene un cliente estrella: Europa
España, además, se encuentra al frente de Europa en la compra de GNL ruso. Las importaciones españolas de gas natural licuado procedente de Rusia no han parado de crecer en los últimos dos años. De hecho, si comparamos el Boletín Estadístico del Gas, publicado mensualmente por Enagás, podemos ver cómo, desde el 2021 hasta el 2023 (cogiendo el acumulado del periodo enero-octubre), el GNL ruso ha pasado de representar el 8,6% de todo el gas natural que compra España al 18,1%. Todavía tiene por delante a Algeria y Estados Unidos, con el 28,8% y el 20%.
¿Los motivos principales de estos incrementos? Por un lado, se ha intentado suplir el cierre del gasoducto que conectaba Argelia con el territorio español y, por el otro, España es el principal granero de gas para Europa debido a su gran potencia regasificadora. Por lo tanto, España lo recibe, el regasifica y envía el combustible al resto de Europa.
Los incrementos (que vienen del ámbito privado), además, han ido en dirección contraria a lo que ha pedido la Administración: La ministra de Transición Energética, Teresa Ribera, llegó a pedir por carta a las energéticas españolas que pararan estas importaciones, amenazando -de aquella manera- con intentar prohibirlo a través de Bruselas. Pero no lo consiguió. Como los contratos actuales firmados se tienen que cumplir -si no consumen el gas, lo tendrían que pagar igualmente-, el Ejecutivo pidió a los operadores españoles que no firmaran nuevos contratos de suministro de gas una vez finalizaran los actualmente vigentes. Pero nada.
Las importaciones españolas de gas natural procedente de Rusia no han parado de crecer en los últimos dos años
Se suma, además, que a pesar de que la UE ha ido desplegando medidas para restringir el comercio con Rusia e imponiendo sanciones económicas al Kremlin, en el caso del gas natural no se ha adoptado, todavía, ninguna decisión coordinada para vetar su importación. Ahora bien, todo podría llegar, porque uno de los objetivos claros de la Unión Europea para lograr una mayor autonomía estratégica es el de reducir la dependencia energética e impulsar la energía neta.
En el cómputo total, pero, el peso de Rusia en las importaciones de la Unión Europea sí que se ha ido reduciendo a raíz de la guerra de Ucrania. Según datos del Eurostat, el producto ruso representó un 1,7% de las importaciones de la UE durante el segundo trimestre de 2023, casi ocho puntos menos que en febrero de 2022 (9,6%). Destaca la disminución de la compra de petróleo, que el año previo a la invasión suponía el 29,2% del petróleo importado en España y este año se sitúa en el 2,3%.
Respecto a Catalunya, los últimos datos disponibles son del 2022, donde los combustibles (aquí entra el GNL) representaron el 80% de las importaciones rusas. Ahora bien, a pesar de que sea el producto estrella importado, no quiere decir que haya dependencia energética: los combustibles rusos supusieron en el 2021 el 5,5% del total de combustibles importados a Catalunya.
Los combustibles rusos supusieron en el 2021 el 5,5% del total de combustibles importados a Catalunya
Rusia, gran exportador mundial
Rusia ha sido históricamente una de las grandes potencias exportadoras a escala global. En la exportación de mercancías ocupa la 13ª posición mundial, con el 2,3% de las exportaciones mundiales de mercancías. En el ranking elaborado por la Organización Mundial del Comercio (OMC), al frente se encuentran China, Estados Unidos y Alemania; y España ocupa la 19ª posición.
El país es conocido por ser uno de los principales proveedores de petróleo y gas en el mundo, pero también exporta otros muchos productos como metales, alimentos y piedras. Respecto a los metales, Rusia es el cuarto exportador global de aluminio, el segundo exportador de cobalto (clave para la fabricación de baterías recargables) y uno de los cinco principales productores mundiales de acero, níquel, paladio y cobre. Y nosotros somos clientes. De los alimentos destacan el maíz y los cereales (también somos clientes); y respecto a las piedras, es el sexto exportador de oro del mundo (con un 4,4% de la oferta mundial) y el octavo proveedor de diamantes.
Respecto a Catalunya, las importaciones de Rusia supusieron en el 2022, el 0,9% del total importado en el territorio (959 millones de euros), registrando un incremento considerable desde el año 2020 y 2021, por motivos de la covid-19. Los combustibles, como vemos, fueron los principales protagonistas, con un 80,9%, seguidos del cobre (6%) y los cereales (3,2%).
Los principales productos que Catalunya importa de Rusia son los combustibles (80,9%), el cobre (6%) y los cereales (3,2%)
Las exportaciones, en cambio, disminuyeron desde el 2021 hasta el 2022, con la maquinaria (15,4%), la perfumería y la cosmética (14,7%) y los productos farmacéuticos (10,6%) como principales productos exportados.
La emergencia climática y los cereales
Si bien es cierto que el peso de Rusia en la importación de cereales por parte de Catalunya no es elevado, a escala mundial es el primer exportador de trigo, llegando hasta un 18% del volumen global.
Catalunya no es autosuficiente con los cereales: los cmpesinos últimamente pueden alcanzar entre un 15-20% las necesidades del territorio. Y, este año, se prevé que estos porcentajes sean todavía menores. El cierre del canal de Urgell y la sequía provocada por la emergencia climática han provocado una caída en picado de la producción. Este otoño, cuando se empezó la campaña de cosecha del maíz, la Federación de Cooperativas Agrícolas de Catalunya (FCAC) publicó una previsión con un descenso del 60%. En agosto, la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores en Catalunya (Asaja) preveía que este descenso sería del 70%.
El cierre del canal de Urgell y la sequía provocada por la emergencia climática han provocado una caída del 60% de la producción de maíz
Este escenario, sumado a la situación de Ucrania (que es el principal proveedor de maíz en Catalunya, a quien le comprábamos el 35% de este cereal), obligará a comprar cereal a otros países como Estados Unidos, Argentina o China, "y a precios mucho más altos", advertían desde Asaja. La FCAC apuntaba, también, que por saturación del Port de Barcelona, quizás también tendremos que comprar a Francia.
Sabemos, eso sí, que Rusia no será uno de los países a quienes acudiremos a por cereales porque justamente, a partir de este viernes, el Gobierno ruso no exportará cereales durante un periodo de seis meses. Según ha anunciado recientemente el Gabinete de Ministros ruso, la medida se ha tomado para "garantizar la seguridad alimentaria y contener los precios para el consumidor del mercado interno".