Si me tocas Volkswagen, te toco Apple

Los problemas judiciales de empresas insignia de la UE y los EE.UU. a la otra banda del Atlántico plantean si todo ello es una partida de póquer encubierta en la negociación del TTIP

Estos días hace apenas un año que estallaba el Dieselgate, el escándalo por el cual desde los Estados Unidos destapaban el engaño de Volkswagen en las verdaderas emisiones contaminantes de sus vehículos. A la otra banda del Atlántico, una de las grandes multinacionales norteamericanas, Google, ya hace tiempos que mantenía un tira y afloja con la Comisión Europea (CE), que planteaba serias dudas sobre su posición dominante al mercado. Por si fuera poco, la misma CE exigía a principios de septiembre que otro gran símbolo de los Estados Unidos, Apple, vuelva 13.000 millones de euros de impuestos pagados de menos en Irlanda. La historia podría seguir, por ejemplo, con la amenaza sobre el Deutsche Bank por parte del Departamento de Justicia norteamericano de multarlos con 14.000 millones de dólares por los excesos que trajeron a la crisis.

Casualidad? Por el economista Raphael Nagel, sería muy inocente creer que es así. En una entrevista con VÍA Emprendida aseguraba que "tengo la impresión que vivimos una guerra económica para firmar el TTIP, que creo que perjudica totalmente Europa. Creo que el caso de Volkswagen fue una represalia por las pegas de Alemania al tratado. Y la reacción ha estado con Apple".

Esta visión, la de situar los problemas judiciales de grandes multinacionales europeas y norteamericanas a la otra banda del Atlántico, la comparte también la Ecole de Guerre Economique de París, un centro vinculado al Ministerio de Defensa francés que ha elaborado el estudio Las dessous de la affaire Volkswagen (El que esconde el asunto Volkswagen). En este informe, encuentra sintomático que la investigación norteamericana se centrara en los vehículos diesel, que representan más de la mitad a la UE pero que no llegan al 5% en los Estados Unidos. Según ellos, esto permitiría "atacar una ventaja tecnológica de la industria automovilística europea ante la americana".

Además, apunta que las ONG norteamericanas que promovieron el destapament del escándalo tienen intereses con compañías como Ford o General Motors. Concretamente, asegura que la Fundación Ford aporta el 90% de la financiación de la International Council donde Clean Transportation (ICCT); y que los dos gigantes automovilísticos estatunidencs son clientes del Center for Alternative Fueles Engines and Emisiones (CAFEE).

"Estas cosas nunca son casualidad... Pero tampoco quiere decir que no pueda pasar", asegura a VÍA Emprendida Jaume Giné, profesor asociado del Departamento de Derecho de Esade. "Son especulaciones que cuesta mucho probar, pero todo el mundo piensa. En el gobierno norteamericano le ha molestado mucho el tema de Apple, y otras empresas de los Estados Unidos ahora tendrán que dar la cara ante la Comisión Europea", añade.

Por Pedro Nueno, profesor del Departamento de Iniciativa Emprendedora de la Iese, "a veces hay casos donde los países de alguna manera van creando algún tipo de barrera para atrasar operaciones que podrían representar un 'peligro' por otras empresas del país". En la misma línea que Giné, apunta pero evita disparar. "Esto se puede vestir de muchas maneras", asegura.

Alguien cruz en el libre comercio?
Sea como fuere, estos dos reconocidos profesores coinciden también a señalar que este tipo de conflictos no son exclusivos entre la UE y los Estados Unidos. "También hemos visto el gobierno surcoreano haciendo alguna actuación contra empresas europeas", apunta Giné. Por el profesor de Esade, "no sabes nunca si detrás hay toques de atención de unos y otras para proteger su mercado interior. Todos tienen una posición delicada".

Nueno añade que "hay problemas entre Estados Unidos y Europa, pero también entre Estados Unidos y la China, por ejemplo". Pone sobre la mesa el caso de Huawei, "una gran empresa china en todo el mundo que tiene dificultades para entrar en los Estados Unidos, y mientras tanto alguna empresa norteamericana tiene problemas para entrar en la China". Por el profesor del Iese " puede haber empresarios de un sector que temen perder mercado con la entrada de nuevos competidores y van al Gobierno a decir que no tendrían que entrar. Se crea una comisión de investigación y a la cabeza de tres años no encuentran nada. Pero ya han atrasado el tema tres años".

El cierto es que todo y los discursos favorables al libre comercio, los tratados firmados y los que todavía se negocian, las actuaciones judiciales no siempre ponen una alfombra roja a avanzar en este camino. Sin desmerecer que, por ejemplo en el asunto Volkswagen, el error de base lo comete la empresa haciendo el fraude que se acaba destapando; es interesante constatar que siete de las 10 multas más importantes impuestas por la justicia norteamericana han caído sobre compañías extranjeras en competencia directa con las de los Estados Unidos. De hecho, al 2015 multaron General Motors con 900 millones de dólares, una cifra menor de los 1.200 millones a la japonesa Toyota o los 20.000 millones de dólares que piden a Volkswagen.

Malos augurios por el TTIP
Después de 14 rondas de negociación, con el mandato de Barack Obama a punto de concluir, buena parte de la sociedad y las ciudades europeas en contra y un calendario electoral convulso a la UE; el camino del TTIP para ser aprobado no parece un camino de rosas. "No se podrá aprobar con Obama y quedará en stand by", vaticina Jaume Giné.

El profesor de Esade lamenta que "con el TTIP ha habido presiones populistas y antieuropeïstes. Apenas se han hecho 14 rondas de negociación cuando, por ejemplo, el acuerdo Transpacífic (en inglés, TPP) necesitó 29!", recuerda. Por lo tanto, asegura que se ha visto contaminado por demasiado polémica cuando "todavía no se ha entrado a la parte sustancial de las negociaciones".

Giné tiene claro que "la salida de la crisis no llegará frenando el libre comercio"; y recuerda que "el comercio internacional es uno de los grandes motores de la economía mundial desde siempre. Globalmente es positivo crear grandes espacios de mercado interior".

En cambio, pero, Giné indica que sí que habría que controlar algunas consecuencias negativas de la libre circulación de capitales, especialmente dentro de la UE. "Las multinacionales se benefician de la existencia de este gran mercado interior, tienen acceso además de 500 millones de habitantes de alto nivel de consumo. Pero no pagan los impuestos pertinentes de los países donde operan y obtienen grandes beneficios".

Según el profesor de Esade, "se aprovechan de las ventajas fiscales que unos países ofrecen a expensas de los otros. Es el que ha pasado con Apple, que es sólo la punta de un iceberg". De hecho, señala casos similares sin salir de la UE. "Cuando la familia Agnelli traslada la sede de su hòlding Exor desde Italia en Holanda, por qué lo hace?", se pregunta retóricamente.

Por lo tanto, insiste, "el problema no es la libre circulación de mercancías, sino la carencia de armonización de normas fiscales. El TTIP tendría que fijar normas y estándares aplicables a temas de medio ambiente, laboral, sanidad, protección de propiedad industrial e intelectual muy exigentes y transparentes". Normas en beneficio "del comercio y de los ciudadanos", concluye.
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