Son rentables los Juegos Olímpicos?

La experiencia de los últimos años, en el que las ciudades candidatas han tenido que afrontar grupos opositores, ha hecho reaccionar el COI, que quiere que las anillas olímpicas vuelvan a ser un símbolo de prestigio

El Estadio Olímpico Lluís Companys de Barcelona acogía hace 25 años la inauguración de los Juegos Olímpicos | Fundación Barcelona Olímpica El Estadio Olímpico Lluís Companys de Barcelona acogía hace 25 años la inauguración de los Juegos Olímpicos | Fundación Barcelona Olímpica

El 27 de julio de 2015, el Comité Olímpico de los Estados Unidos (USOC) anunciaba la caída de Boston de la cursa para organizar los Juegos Olímpicos del 2024. El punto final a una candidatura olímpica que cumplía todos el requisitos para acabar siendo un éxito, pero que se encontró con el grupo opositor No Boston Olympics. Durante dos años, este movimiento denunció el supuesto riesgo económico vinculado a la celebración de los Juegos y la corrupción del Comité Olímpico Internacional (COI) hasta conseguir un apoyo suficiente como para obligar a la retirada de la ciudad de la cursa olímpica. Roma, Hamburgo y Budapest vivieron procesos similares, apartándose del camino después de referéndums y cambios de gobiernos locales. Una situación que el vicepresidente del COI, Juan Antonio Samaranch, reconoce como preocupante durante la conferencia Retas del Olimpismo en el siglo XXI, celebrada al Colegio de Economistas de Cataluña en conmemoración de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, que este martes conmemora el 25è aniversario de su inauguración.

"Los países occidentales tienen un problema con los movimientos anti, que bloquean todo tipo de iniciativas. Grupos como el No Boston Olympics se están profesionalizando y ofrecen su asesoramiento a los opositores de las nuevas ciudades candidatas para coordinar protestas y reforzar su argumentario", denuncia Samaranch. Ante esta creciente amenaza, el COI ha reaccionando ofreciendo su asesoramiento a las candidaturas, en este caso, para combatir el que consideran "argumentos populistas y alejados de la realidad".

Boston, Roma, Hamburgo o Budapest han renunciado a los Juegos Olímpicos por los movimientos opositores

Por qué protestan?

Una de las principales protestas contra las candidaturas olímpicas es el elitismo del COI y el descalabro económico que puede suponer por una ciudad la organización de los Juegos Olímpicos. Nuevos estadios, una villa olímpica, centros de difusión, transporte... y así sucesivamente. Los Juegos Olímpicos son el proyecto con un sobrecost más alto. Concretamente, de media, los presupuestos de los Juegos Olímpicos se exceden en un 156%, según el estudio The Oxford Olympics Study 2016: Coste and Coste Overrun at the Games, realizado por un grupo de investigadores de la Universidad de Oxford.

En este contexto, Samaranch considera que el mejor contraataque es la transparencia en los números y esto es precisamente el que ha hecho durante el acto al Colegio de Economistas. "El COI destina directamente 2.400 millones de dólares a las ciudades organizadoras, por el que consideramos injusto que se nos acuse de llevarnos el dinero de las sedes y arruinarlas. Otro tema es si candidaturas como Rio 2016 empiezan su camino en un contexto de crecimiento económico y llegan al momento de la celebración con un país arruinado y en una profunda crisis política y económica absolutamente ajena a los Juegos Olímpicos".

Samaranch también aporta los datos sobre el origen y el reparto de los beneficios que se generan durante los cuatro años que dura una olimpiada. Según las cifras facilitadas por el vicepresidente del COI, entre el 2013 y el 2016 la recaudación del organismo subió a los 5.700 millones de dólares, de los cuales 4.200 provienen de los derechos de televisión –la mitad aportados por los proveedores de los Estados Unidos-, 1.000 más de los patrocinadores y los 500 restantes otras fuentes como merchandising y todo tipo de derechos no televisivos relacionados con los Juegos Olímpicos.

Samaranch asegura que el 90% de los beneficios van al "movimiento olímpico"

Sobre el reparto, Samaranch asegura que el 90% de estos beneficios van al "movimiento olímpico". Es decir, organizadores, comités olímpicos internacionales, federaciones, TAS, movimientos de solidaridad olímpica, etc. El 10% restante se destina a la propia estructura del COI. Unos 170 millones anuales por personal, viajes, organización de acontecimientos, etc. "El COI funciona bajo parámetros económicos similares a los de cualquier fundación, que nunca gastan más del 10% de su presupuesto en su organización", defiende.

Barcelona, olímpica de nuevo?

Durante su intervención, el directivo del COI ha defendido la fortaleza de los Juegos Olímpicos como marca y movimiento con capacidad para dar visibilidad al deporte como unidad. Como muestra, las cifras de los derechos de televisión. Dejando fuera de la ecuación la FIFA, todo el resto de federaciones deportivas internacionales juntas generan un total de 400 millones de dólares en derechos televisivos. Sólo los Juegos Olímpicos llegan a los 4.200. "Tenemos las mismas estrellas y competiciones, pero el gran diferencial son las anillas olímpicas. Durante 15 días celebramos el deporte en el entorno de una sola villa olímpica todo tipo de deportistas de todo el mundo".

"Cualquier proyecto que llegue al COI sin entusiasmo por parte de los responsables políticos no tiene opciones de prosperar"

Barcelona conoce bien la sensación de ser el centro de atención del mundo gracias a la celebración de unos Juegos Olímpicos. 25 años después, el recuerdo es muy vivo, pero existe la posibilidad que Barcelona vuelva a ser olímpica? "A todos nos gustaría, pero hay una condición indispensable: la unidad institucional, que empieza por la alcaldía. Cualquier proyecto que llegue al COI sin entusiasmo por parte de los responsables políticos no tiene opciones de prosperar", advierte Samaranch.

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