La sostenibilidad de la sanidad pública: una "enfermedad crónica" de mal pronóstico

La sanidad pública catalana necesita 5.000 millones de euros más para equiparar el gasto a la de países similares

La vicepresidenta del Círculo de Salud, Olga Pané; el presidente, Lluís Bohigas, y el economista Guillamos López Casasnovas, en la presentació del estudio La vicepresidenta del Círculo de Salud, Olga Pané; el presidente, Lluís Bohigas, y el economista Guillamos López Casasnovas, en la presentació del estudio

El presupuesto para el gasto sanitario público en Catalunya tendría que incrementarse en más de 5.000 millones de euros cada año para equipararse al de países con un sistema de salud homologable, teniendo en cuenta el Producto Interior Bruto (PIB) y con un índice de envejecimiento similar. Esta es la principal conclusión del estudio La enfermedad de la sanidad catalana: financiación y gobernanza, que han elaborado los economistas Guillem López-Casasnovas y Marc Casanova por encargo del Cercle de Salut, asociación que promueve el debate del modelo sanitario catalán. Estos 5.000 millones representan más de la mitad del presupuesto del Departament de Salut si se aprueban las cuentas del 2020.

El Cercle de Salut alerta de la infrafinanciación y del problema de sostenibilidad del sistema como una "enfermedad crónica" de mal pronóstico

En la presentación del estudio, este jueves, el presidente del Cercle de Salut, Lluís Bohigas, ha alertado sobre la infrafinanciación de la sanidad pública y del "serio" problema de sostenibilidad: "Es una enfermedad crónica y si no se pone remedio, puede volverse aguda y llegar a momentos críticos". El portavoz ha indicado que "los recursos de la sanidad pública son dos tercios de lo que tendría que ser. Querríamos ser Suecia pero estamos al nivel de Grecia".

El estudio analiza la situación actual del sistema sanitario catalán en cuanto a nivel de recursos económicos desde una óptica comparada a escala internacional y estatal. El trabajo documenta y cuantifica la insuficiencia de financiación que arrastra el sistema, principal motivo por el cual los autores le auguran un "mal pronóstico".

"Gastamos demasiado y no nos financiamos bastante"

Casasnovas ha desgranado los puntos principales del estudio. Según el economista, a la hora de plantear el estudio, se han pedido si "gastamos demasiado" o "no nos financiamos bastante" por población o por el peso de nuestra renta o la capacidad fiscal, en comparativa con el Estado español u otras comunidades. Según el experto, "ni nos financian bien ellos ni gastamos bien nosotros" y por lo tanto el modelo sanitario catalán se desvanece. Así hace falta una mejora de la financiación como condición necesaria, pero no suficiente, "también hace falta más gobernanza".

Si la Generalitat tuviera el mismo sistema de financiación del País Vasco, el presupuesto anual para la sanidad subiría unos 2.500 millones más, es decir, un 23% más que el presupuesto del 2019. Aplicando el PIB catalán el peso medio del gasto sanitario con relación a la media española (6,39%), el gasto tendría que ser de unos 13.800 millones de euros, es decir "4.000 millones de euros adicionales".

Casasnovas: "Los recursos que recibe Catalunya no se adecúan a su PIB, sino a su población, y por lo tanto sufre este problema"

"Los recursos que recibe Catalunya no se adecúan a su PIB, sino a su población, y por lo tanto sufre este problema", ha afirmado el autor y ha añadido: "Catalunya tendría que reclamar una financiación relativa a su peso por PIB, no por población". "Si no salimos del sistema de financiación actual, la solución es rascar el bolsillo de los usuarios", ha avisado Casasnovas.

Así, Extremadura es la que gasta más en porcentaje de su PIB en sanidad: "Si Catalunya gastara como la comunidad que más gasta, un 9,1% de su PIB, esto equivaldría a 2.839 euros al año, más del doble que la cifra actual".

Los presupuestos del 2020 destinan 9.850 millones de euros, mientras el gasto real el 2018 fue de 9.950 millones y de 10.500 millones en créditos definitivos. A pesar de los esfuerzos de políticos, gestores y profesionales sanitarios, al final las limitaciones de la financiación se acaban imponiendo y nuestra sanidad se empobrece: "El gasto sanitario desde el 1981 ha crecido un 6% anual, mientras el PIB sólo lo ha hecho un 2,5%".

Por debajo de la OCDE

Cuando miramos Catalunya en el contexto internacional, el estudio muestra que el presupuesto sanitario público, para estar en linea con países similares, se mueve en cifras de entre 4.600 y 6.000 millones de euros por encima. Cifras: el gasto público en salud por PIB de Grecia es del 5,19%; Suecia el 9,3%; Noruega el 8,9%; Irlanda el 5,3%; Bélgica el 7,91%; Países Bajos el 8,39%; Suiza el 7,69%; Hungría el 4,88%.

El estudio hace evidente una infrafinanciación de casi el 40% en comparativa con los países de nuestro entorno. El estudio tiene en cuenta el histórico de datos del periodo 2003-2016 (último año con datos homologables). El año 2016, Catalunya dedicó a la sanidad pública el 5,3% de su PIB. El mismo año, los países de la OCDE con sanidad universal destinaron el 6,81% de media.

"Nosotros estamos pagando los impuestos de un país de primera", ha dicho Casasnovas, pero al parecer tenemos un sistema sanitario que no se corresponde.

El estudio también indica cuántos años tardaríamos a llegar al nivel de algunos países vecinos con este ritmo de gasto: "Con un incremento real de la renta catalana a lo largo del periodo computado del 2% anual y del 2,4% de la financiación sanitaria llegaríamos al nivel de Gran Bretaña el 2030, de Dinamarca el 2033 y el 2028 respectivamente; de Austria el 2026 y 2027; de Francia el 2034 y 2030; y de Suecia el 2033 y 2030".

Pané: "Todo aquello que los uniformiza y no pueda dar respuesta a las peculiaridades de los ciudadanos hace que el sistema chirríe"

Olga Pané, vicepresidenta del Cercle de Salut, ha explicado las dificultades y vicisitudes que el sistema sanitario tiene que tener en cuenta: "No podemos pagar igual los profesionales de la Valle de Aran que los de Sabadell, porque tienen incentivos diferentes". Así, según ha puntualizado Pané, "todo aquello que los uniformiza y no pueda dar respuesta a las peculiaridades de los ciudadanos hace que el sistema chirríe".

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