Las tarjetas revolving mantuvieron la tendencia al alza durante el 2022 por segundo año consecutivo y cerraron en el 21,15%, un punto porcentual más que en el 2021. Según el barómetro anual de la Asociación de Usuarios Financieros (Asufin ), las revolving "no han quedado ajenas" a las subidas de los tipos de interés y, de hecho, en el último año incrementaron su diferencia respecto a otros tipos de tarjetas. En concreto, en 2021 eran un 2,46% más caras que las de crédito en general, porcentaje que en 2022 subió hasta el 3,15%.
Según Asufin, se trata de una diferencia "preocupante". El estudio también remarca que los seguros vinculados a las tarjetas revolving encarecieron el precio de las tarjetas, en algunos casos hasta en un 10%. El informe detalla que la elevada TAE se explica principalmente por el impacto de las comisiones sobre algunas tarjetas y por los tipos nominales. Asimismo, Asufin detalla que la tarjeta revolving más cara durante 2022 fue la del BBVA, mientras que la más barata fue la de Abanca.
Las revolving son tarjetas en las que el cliente dispone de un límite de crédito que puede reembolsar a plazos, a través de cuotas periódicas, y que a medida que va reduciendo el capital puede volver a elevarlo, generando nuevos intereses. Este sistema, a diferencia de otras modalidades de financiación, comporta el peligro de que la deuda pendiente aumente de forma indefinida.