Un despido elegante y legal

La marcha de un puesto de trabajo se tiene que hacer manteniendo una relación cordial y sin generar conflictos en la negociación para no cerrar puertas

Marchar de una empresa no siempre es sinónimo de despido por la caída de la actividad de la compañía y por un mal comportamiento del trabajador; a menudo viene dado por la necesidad de cambiar de aires, de buscar nuevos retos o de haber recibido una oferta de trabajo con mejor retribución económica o personal. Sea qué sea el caso, por el psicólogo, coach y formador del Instituto Gomà Andreu Gatuellas (@AndreuGatuellas), "es una oportunidad de hacerlo bien". Por eso, en el momento de decir adiós, hay que tener en cuenta desde pequeños formalismos en cuestión de maneras, hasta dejar todos los papeles legales arreglados para evitar conflictos.

Una despedida emocionalmente inteligente
"A la vida hace falta un poco de arte, la que se basa en la inteligencia emocional y que permite enriquecernos en el ámbito personal y en el de las organizaciones", opina Gatuelles, "y el arte de decir un adiós profesional es uno".

El psicólogo sitúa como primera decisión lo cuando y como anunciarlo: "Se tiene que hacer con tiempo, como muestra de respeto, y tiene que ser un lugar y momento adecuado. Nunca se puede hacer como si saliera por casualidad en aquel momento, puesto que cada detalle ayuda a crear la buena o mala imagen que quedará a la compañía". La noticia se tiene que trasladar a la cabeza en privado, mientras que para el resto del equipo tiene que ser en un ambiente más distendido, pero no demasiado coloquial.

Tampoco se permite la improvisación. No hay que llevar un discurso escrito, pero sí tener las ideas claras y cómo se llamará. Según el experto, "marchar de un trabajo tiene un coste emocional a pagar que no se tiene que negar, por el que se tiene que ser valiendo para dar espacio a las emociones que genera el hecho de dejar la compañía y dar a los otros la oportunidad de mostrar como se sienten".

Ser generoso y agradecido también es imprescindible. "Cuando marches, procura despedirte de todo el mundo y dar toda la documentación y las herramientas para continuar haciendo el trabajo que tú estabas haciendo, porque esconder información es una criaturada que no trae en ninguna parte", critica Gatuellas. A la vez, se tiene que saber dar las gracias: "Ser agradecido hace que aquella persona de quien has aprendido y quien te ha ayudado, se sienta reconocida; pero también hace que tú te sientas bien".

Ser estratégico, que no del todo sincero
"No hablamos de manipulación. Hablamos de no cerrar puertas". La sinceridad no es uno de los disparos que el coach reclama, sino que habla de estrategia. "Las cabezas y compañeros te recuerdan más por el que los has hecho sentido, que por el que has hecho bien", recuerda Gatuellas, "de forma que marchar de forma elegante es la única vía para obtener réditos en el ámbito humano y profesional en un futuro".

El segundo punto de la estrategia implica pedir una carta de recomendación. Antes que nada, por el beneficio propio; seguidamente, "porque la cabeza sentirá que reconoces su criterio y lo verá como un halago".

Y en todo esto, "nunca, nunca, nunca se tiene que poner por ante las enfadadas, problemas y conflictos que haya habido en el entorno laboral", alerta el formador del Instituto Gomà.

Anunciar la baja voluntaria con tiempo
Todo el papeleo legal solo ser la parte más densa en la despedida. El procedimiento varía en función de si la baja es voluntaria o es decisión de la empresa, pero el punto en común es que hay de haber un preaviso.

"Cuando la marcha viene dada por el trabajador, hace falta un mínimo de 15 días de margen porque la empresa pueda hacer los trámites necesarios", explica la abogada especialista en Derecho Laboral y Seguridad Social Andrea Bayer (@andrea_bayer). Sin embargo, matiza que el preaviso puede llegar a ser de 6 meses si el convenio colectivo, el contrato o la categoría que ocupa el empleado así lo requiere.

Se tiene que hacer en forma de carta de baja voluntaria, en la cual se indica la fecha en que se hace el anuncio y en la cual la relación queda del todo rescindida. Tal como puntualiza la abogada del bufete Sanahuja & Miranda, "el aviso sirve tanto para la compañía, para encontrar un sustituto y para actualizar todo el que hay pendiente con aquel empleado; cómo por el trabajador en cuestión, quien sabrá cuántos días de vacaciones tiene pendientes y como tiene que ser la liquidación ".

En el caso de no hacer el preaviso en el plazo establecido, se pueden restar los días del total de vacaciones que le corresponderían en el finiquito. También hace este descuento si, por mutuo acuerdo y con un nuevo empleado ya en la mano, el cese se hace antes de los 15 días.

No actuar sin argumentos sólidos
En el caso de ser la empresa quien quiere romper la relación profesional, hay varias vías: despido procedente (sea disciplinario u objetivo), improcedente y colectivo. Todos ellos tienen que ir acompañados de un preaviso que sí será de 15 días y una indemnización de 20 días por año trabajado, a excepción del disciplinario.

La carta que emite la empresa a la hora de informar del despido tiene que exponer los motivos. Si el empleado no está de acuerdo con la liquidación o considera que hacen una acusación injusta y sin argumentos, entonces hay que dar el paso a la vía judicial. En el caso de recibir un veredicto favorable, la indemnización asciende hasta los 33 días por año trabajado.

Antes, pero, de iniciar cualquier tipo de impugnación que traiga a una mala relación, Bayer recomienda a las empresas que estudien bien la situación particular de cada trabajador: "Se tiene que establecer con conciencia qué será el tipo de despido, si será mediante la vía disciplinaria u objetiva, y sobre todo hay de haber un argumento sólido". 

Desde el lugar del trabajador, el consejo es no firmar nada si no se está totalmente de acuerdo. "Hay un plazo máximo de 20 días para imponer una demanda por despido, por el que hay que recoger toda la documentación que se tenga disponible y hacer un resumen del qué ha pasado a lo largo de la relación laboral", explica la abogada. Sólo así se puede determinar si los fundamentos de la empresa son reales o no.

Si, por el contrario, se acepta el despido pero el punto de conflicto está en la cantidad a recibir como liquidación, el más adecuado es firmar los documentos con un no conforme para ir a una revisión con un tercer profesional y llegar a una solución alternativa.  

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