Una manera eficaz de resolver conflictos laborales

Los problemas entre empresas y trabajadores encuentran una vía que facilita la mediación en el Tribunal Laboral de Cataluña, una herramienta que ven con buenos ojos sindicados y patronales

En los actos de conmemoración de la Fiesta, los sindicatos reclamaban atención a los conflictos laborales. Ahora bien, no todos los problemas entre empresas y trabajadores acaban mal. Las imágenes de huelgas y protestas son muy llamativas, pero en Cataluña, desde principios de los años 90, la tarea de mediadores y árbitros ha permitido evitar muchas paradas y sus correspondientes pérdidas económicas para trabajadores y empresas. El Tribunal Laboral de Cataluña (TLC), nacido el 1990, ha atendido más de 15.000 procedimientos entre 1992 y 2014, tal como reflejan sus estadísticas públicas.

La inmensa mayoría de las veces el conflicto encuentra una respuesta en la mediación y la conciliación; siendo pocas las ocasiones que el TLC tiene que ejercer el arbitraje. En cualquier caso, sólo el 2013 y el 2014 facilitó 25 huelgas desconvocadas cada año, hecho que se traduce en un valor mensual de horas desconvocadas de más de siete millones de euros el 2013 y algo más de un millón de euros el 2014.

Qué es el Tribunal Laboral de Cataluña?
Jordi Miró, director general de Relaciones Laborales y Calidad en el Trabajo de la Generalitat de Cataluña, explica a VÍA Emprendida que el TLC "no es un organismo de la Administración. Es una institución privada, pero desde sus orígenes se quiso que la Generalitat estuviera presente tutelándolo y poniendo los recursos económicos porque funcione". Es decir, hablamos de una fundación privada donde la Generalitat tiene la presidencia del patronato y pone el dinero.

"En el patronato la única persona que representa el Gobierno siempre está en minoría, siempre deciden los representantes de las patronales y los sindicatos", evidencia Miró para constatar el protagonismo de las partes interesadas. De hecho, es fruto del Acuerdo Interprofesional de Cataluña (AIC) que el 1990 subscribieron la organización patronal Fomento del Trabajo y los sindicatos CCOO y UGT de Cataluña.

Por Jordi Miró, el más destacable es que en estos 25 años "el TLC se ha consolidado como un ámbito de resolución de conflictos evitando la vía judicial. Ha servido por conflictos colectivos, vagos, etc." De hecho, ha habido un progresivo aumento de su número de actuaciones, que tuvo la expresión máxima en los años más duros de la crisis. El 2010 y el 2013 es cuando más trabajo tuvo, pero las cifras del 2014 apuntan a un regreso a la normalidad, que ronda el millar de procedimientos atendidos por año. "Es una herramienta que se ha consolidado y ha ocupado su espacio como un órgano idóneo para resolver conflictos. Ha evitado muchas horas de huelga que el acuerdo entre las partes desactiva", reivindica Miró.

Quién lo forma?
Por el responsable gubernamental, una de las claves del éxito del TLC es que cuando la empresa y los trabajadores llegan, "los que actúan como mediadores son los sindicatos o las patronales que representan a las partes. De esto se dice el autocomposició del conflicto". De este modo, los mismos protagonistas, a través de sus representantes a las instancias superiores, tienen capacidad de llegar a un acuerdo que se cumpla en el seno de la empresa.

"No es la intervención de un tercero desde fuera, sino que los mismos agentes sociales se han dotado de esta herramienta donde tienen unos técnicos de los cuales responden y que los ayudarán a encontrar la solución", apunta Jordi Miró. Esta forma de trabajar, absolutamente privada, "se ha manifestado como mucho positiva, útil y económica. Las aportaciones son públicas, pero hay que pensar en el dinero que nos ahorramos en vagas, conflictos, gastos judiciales, etc. Tiene un regreso a la sociedad", justifica el Director General de Relaciones Laborales.

En la misma página web del TLC se pueden encontrar las listas de árbitros, conciliadores o mediadores que las partes proponen y consensúan. "Todos tienen perfiles profesionales muy importantes. Profesionales de mucho prestigio que añaden esta condición, una actividad con la que no se ganan la vida pero sí que los da prestigio", considera Jordi Miró.

Qué conflictos atiende?
El TLC trata exclusivamente conflictos colectivos, pero sus campos de actuación son de lo más diversos. A pesar de no hacer pública su tipología concreta para respetar la privacitat de cada caso, en sus memorias sí que lo analiza por sectores. El 2014, por ejemplo, han sido protagonistas el sector sanitario o el del metal. De hecho, los sectores con más actividad económica y trabajadores ocupados son donde acaba habiendo más conflictividad. Si se miran las temáticas, las más habituales son discusiones sobre jornadas laborales, calendarios o vacaciones, salarios y despidos objetivos.

Uno de estos conflictos que tuvo que abordar el TLC durante el 2014 es el que surgió en el Hospital Moisès Broggi de Sant Joan Despí cuando el personal de limpieza, de la empresa Clece, no cobró el plus hospitalario durante el mes de vacaciones. Francisco Cuadros, presidente del Comité de empresa de Clece, explica a VÍA Emprendida que "nos reunimos con la compañía, con el jefe de servicio y el gerente, y nos dijeron que lo convenía recogía que durante el mes de vacaciones se tiene que pagar el salario base, el plus de convenio y el de antigüedad, pero nada más".

Desde el sindicato hablaron con los asesores para empezar a buscar jurisprudencia, encontrando de favorable. "Encontramos una sentencia de Londres donde se decía que el trabajador durante el mes de vacaciones tiene que cobrar el mismo o la media del plus que ha sido cobrando durante el año, si era variable", indica. Aún así, tampoco hubo acuerdo con las nuevas reuniones con la empresa, que seguía acogiéndose al convenio.

Fue entonces que apareció la figura del TLC. "Los asesores del sindicato nos dijeron que el más rápido y eficaz que hay ahora mismo es ir al TLC, que es un servicio gratuito que en tres o cuatro días te atiende", recuerda Cuadros. Explica que envió el escrito de petición el 23 de septiembre, y que a la cabeza de dos o tres horas ya habían convocado representantes sindicales y de la empresa para el día 29.

La mediación al TLC sirvió para acordar que si los trabajadores demostraban haber cobrado el plus reclamado con la empresa por la que trabajaban anteriormente, Clece se comprometía a pagarlo. "De 48 trabajadoras recibimos las nóminas de 44 o 45 demostrando que tanto en el 2011 como en el 2012, con la empresa anterior, habían cobrado el plus. Clece comprobó que era cierto y al mes siguiente ya se pusieron al cabo de la calle de pagos, y este verano también lo han pagado", celebra Francisco Cuadros.

La eficacia y la rapidez en la resolución es el que más valora el representante sindical de Clece: "el TLC te incita a la mediación y a llegar a un acuerdo, facilitando que puedas exponer tus motivos". Al fin y al cabo, Jordi Miró apunta que "las empresas no irían si no los fuera útil. De esto están convencidas patronales como Fomento o Pimec, que han trasladado a sus afiliados que el TLC es un mecanismo muy útil".

Las ventajas de la mediación
Durante el 2014, el 98,55% de las actuaciones del TLC correspondieron a conciliaciones y mediaciones, por sólo un 1,45% de arbitrajes. Por Jordi Miró, se explica en primer lugar porque "el arbitraje es el primer reconocimiento del fracaso de las partes para ponerse de acuerdo. Es como los divorcios, que pueden ser de mutuo acuerdo o judiciales, y cuando acaban a los juzgados quiere decir que las partes han sido incapaces de ponerse de acuerdo y que un tercero ha tenido que decidir".

Así pues, los arbitrajes siempre tienden a ser pocos. "Se delgada que las mismas partes se pongan de acuerdo. De hecho, en todos los ámbitos donde hay litigios, se demuestra que los acuerdos conseguidos por las partes se aplican mejor y se respetan más que los acuerdos impuestos por un tercero", recuerda el responsable de la Generalitat. Por este motivo la orientación del TLC es favorecer la mediación, y el arbitraje es un recurso residual. "Incluso se puede aplicar un arbitraje blando, donde el mediador propone una solución para ver si las dos partes lo aceptan", recuerda.

"Como Gobierno somos poco intervencionistas en el marco de las relaciones laborales. Todo el que sea apoyar a las partes porque se pongan de acuerdo es el que preferimos siempre", indica Miró. La idea es que quién está más cerca del conflicto es quien tiene más recursos para solucionarlo. "La intervención exterior, que en determinados casos puede ayudar mucho, tiene que ser siempre subsidiaria. Tiene que ser la última intervención, y cuando las partes lo piden", asegura.
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